Luego de que la hija de un poderoso clan fuera la única sobreviviente a la masacre que arrasó con toda su familia el estudiante Suguru Geto la lleva con el para resguardarla en la academia de echiceria en donde tiene un único amigo, el "hijo adoptad...
12 de Noviembre. 12:02 Tokyo. Faltan 7 días y 12 horas para que se cumpla el plazo del voto de Tsumiki para participar en el juego del sacrificio.
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Luego de una pequeña charla, decidimos separarnos de Hakari y de Panda. Ellos buscarían a "Angel" en otra colonia mientras nosotros tres iríamos a dónde dijo Tengen Sama.
—Nuestra mayor preocupación ahora son los hechiceros "viejos" — dijo Megumi mientras caminabamos por una calle aparentemente tranquila —Son aquellos que reencarnaron a los que debemos vigilar.
—Eso es lo que estaba pensando — respondió Itadori — Pero, quisiera que me lo explicarás bien. Fushiguro.
—Hay gente desde hace más de 1000 años— respondí casi sin pensarlo —Incluso hace 100 o 200 años, los valores de la vids humana eran diferentes a como los conocemos hoy en día.
—Para ellos pelear y morir era natural — agregó Megumi — Prefieren morir en batalla... Quizá, esa sea la razón por la que formaron un contrato con Kenjaku. Y a cómo veo la situación, hay una gran probabilidad de que Kashimo y Higurama sean hechiceros del pasado así que no esperes negociar con ellos.
—¿Que pasa si encontramos hechiceros modernos? — preguntó Itadori
—Tal vez podríamos intercambiar información con ellos. Además, los otros peleadores son los espíritus malditos...
—Hola, soy Kogane. La pelea todos contra todos, conocida como el juego del sacrificio está en marcha dentro de esta barrera. Una vez que entras te conviertes en un jugador más. Sabiendo eso ¿Vas a entrar de todos modos?
Luego de un buen rato, por fin logramos llegar a una de las barreras.
—Si — respondimos casi al unisono.
—Fushiguro Megumi y Gojo Izumi se han unido al juego — Dijeron un par de Koganes quienes aparecieron frente a nosotros —¿Quieren saber las reglas del juego?
—No es necesario — respondió Megumi —Por ahora solo recogeremos información sobre Higurama
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—¡Si!
Desde fuera la barrera era como todas las que había visto antes. Una pared negra con una sensación extraña al pasar del otro lado.
Por lo que empezar a caer desde casi 200 metros en el aire apenas cruzar, no fue una sensación bonita
—¡Pûshê! — grité mientras caía. Haciendo que una de mis pequeñas almas se volviera una mezcla de ave con león enorme.
