Capítulo 9: Pequeño vampiro

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De mi parte sigo recordando cuando tomaba tu mano.
La vida se me está yendo pensando...solo en ti.
No puedo olvidarte, y estas ganas me dan con ir a buscarte.
Todo es tan rico si tú estás.
Si estás aquí.

Contigo/Karol G y Tiësto

Addison:

Abrí los ojos lentamente, acostumbrándome a la luz de la habitación, no comprendía que, hacia ahí, ni que había pasado, la cabeza me dolía y me sentía muy desorientada.

Volteé hacia un costado y pude darme cuenta que estaba en el hospital, mi cuerpo se sentía cálido, ya no sentía ese frio que me congelaba todo el cuerpo, traté de hablar, pero mi garganta se sentía seca, así que lo único que hice fue observar a mi alrededor y me di cuenta que no estaba sola.

-Meredith - digo en un susurro, un poco desorientada -Hola -dijo un poco más fuerte, lo suficiente para que mi acompañante volteara y se diera cuenta que había despertado.

- ¿Cómo te sientes? -me dice ella con una sonrisa tierna y maternal en su rostro.

-Como si me hubieran tirado a un lago helado -le digo yo, al final, mentira no era.

-Veo que te despertaste muy chistosita -yo me encojo de hombros, mientras ella comienza a revisarme, y a hacerme preguntas básicas, para ver si no hay daño cerebral, yo respondo de forma correcta y sarcástica, lo que la lleva a rodar los ojos. -tus signos vitales son estables - me informa -recuperaste tu temperatura normal y al parecer tu corazón y cerebro no sufrieron ningún daño, así que te voy a dejar internada por un día mas, máximo, para evitar que tengas secuelas.

Yo suspiro y asiento - ¿necesitas algo más?

-Tantita agua por favor - le digo y ella me acerca un vaso con agua, haciendo que esta aclare mi garganta - ¿y saber que tanto paso mientras yo estaba dormida, Bailey?

- ¿Qué recuerdas? -me pregunta ella a cambio.

-Que estaba ayudando a una mujer embarazada, y de repente comenzó a convulsionar, provocando que yo callera - le cuento lo poco que recuerdo y a medias -después de ahí todo es confuso.

-Llegaste aquí sin signos vitales, congelada prácticamente, pero gracias a eso, tu corazón se mantuvo intacto, lo que ayudo a que recuperas tu temperatura y tus latidos, claro, también el esfuerzo de los médicos y la sangre que te pusieron, hizo lo suyo - me dice ella y yo la miro sorprendida.

- ¿Me pusieron sangre? -ella asiente y yo solo puedo sentir un poco de miedo, la última vez que eso paso, no termino nada bien, ella lo pudo notar porque trato de tranquilizarme.

-Tranquila, que no es como la última vez, esta vez, estas a salvo, no tienes heridas internas que deban sanar, pero...-ella me mira dudosa a lo que va a decir o más bien temiendo mi reacción -te tengo que mandar a psiquiatría antes de que te autorice volver a trabajar -suspira.

-Bailey, no -me quejo yo - ¿acaso piensas que yo...? -ella me interrumpe, antes de que termine la frase.

-Addison, lo que paso, lo hayas provocado o no -me dice de forma directa -es algo que te va a dejar huella, para siempre, así que antes de que te permita regresar a tus labores, necesito saber que estas mentalmente estable, para que puedas ayudar a los demás.

Yo asiento resignada, en parte, ella tiene razón, necesito estar bien, mentalmente, para poder volver a mis actividades, sabiendo que lo que paso en parte fue mi culpa.

Yo volteo hacia la ventana y puedo notar a varias personas, observando lo que pasaba dentro de la habitación y ahí la vi, estaba atenta a lo que hacíamos Miranda y yo, se veía cansada, puedo jurar que había llorado, mi corazón se apachurro, al saber que yo había causado esas lágrimas.

No merezco volver segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora