Capítulo 31: tocar el cielo

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Meredith:

Nuestra cita termino en un pequeño bar de la ciudad, había sido una noche muy bonita, aunque la llamada de mi sobrina me preocupo un poco, se acercaban fechas que se son difíciles para ella, en unos días seria acción de gracias y también su mamá cumplía dos años de haberse ido, así que entiendo que se sienta triste y que tenga miedo.

Y tampoco fue una sorpresa que Addison lograra calmarla, ella siempre tenía una forma perfecta para brindarles seguridad a las personas que más quería y una voz hermosa, que calma a cualquiera.

-Me preocupa Bea –me dice ella, sacándome de mis pensamientos –ya casi se cumples dos años de lo que paso con Nai y aunque se quiera hacer la valiente, sé que le duele.

-Sé que no es fácil, ni para ella ni para tu hermano y tampoco para ti, pero tranquila, que ella no está sola, nos tiene a nosotras y a su padre, para protegerla, haremos que estos días sean un poco más felices que hace dos años o incluso hace un año.

-Gracias, no sé qué haría si tu no estuvieras aquí –me dice, dándome una sonrisa y recargando su cabeza en mi hombro.

Nos encontrábamos en la cama de mi habitación de hotel, eran las dos de la mañana y es que, después de regresar del bar, estábamos muy cansadas, como para que cada una se fuera a dormir a su habitación, así que terminamos juntas, en la misma cama, todavía con nuestra ropa de la cena, y ninguna de las dos, tenía la intención de levantarse a cambiar siquiera, así que hoy dormiríamos abrazadas y con la misma ropa de ayer.

-Gracias por volverme a aceptar en tu vida –le digo yo –aunque todavía tengo una duda.

- ¿Cuál?

- ¿Quién te hizo cambiar de opinión respecto a nuestra relación y aceptar el divorcio y después pedirme que lo volvamos a intentar, ahora si bien?

- ¿Tu quien crees? –me devuelve la pregunta, y yo solo niego –Andrea.

- ¿Andrea? –le digo sorprendida.

-Aja, antes de irse, prácticamente me dijo que, si no abría los ojos y me daba cuenta de la mujer que perdía, alguien mas vendría por ti, y al parecer ella está incluida en ese alguien.

Andrea había ido hasta Seattle, con un objetivo, que Addison abriera los ojos e intentara arreglar las cosas conmigo, pero no sabía que lo había logrado, ya me imagino que fue lo que le confeso, para que la pelirroja se pusiera las pilas.

-Es que, por ser tan testaruda, te estabas perdiendo de este mujeron –le digo señalándome y ella suelta una carcajada.

-Ella, la modesta, pero sabes, le agradezco que me haya abierto los ojos, porque si no fuera por eso, no estaríamos aquí, así, abrazadas como muéganos y siendo felices otra vez.

Eso era cierto, continuamos así, hasta que el sueño comienza a vencernos a las dos.

-Cantas hermoso –le digo, cuando ya casi me quedo dormida –tienes el don de tranquilizar a las personas con tu voz.

-Gracias pequeña, ahora duerme que ya es tarde –me da un beso en la frente y así, acurrucadas, nos quedamos dormidas.

.....................................

-Meredith apúrate que nos va a dejar el tren –me grita Addison por enésima vez, ya era nuestro último día en la ciudad, así que antes de ir a darle las gracias a la jefa del hospital y revisar a nuestros pacientes, decidimos ir a dar un paseo, para conocer más la ciudad, pero ya se nos hacía tarde y el cierre de mi pantalón no estaba ayudando.

-Ya voy –le grito, intentando abrochar mi pantalón –maldición –murmuro.

- ¿Qué pasa? –me dice ella asomándose por la puerta del baño y viendo mi batalla con mi ropa.

No merezco volver segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora