Capitulo 37: Trasbordadores y tardes de lluvia.

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Meredith:

Estas semanas que no he trabajado, han sido muy aburridas, no lo voy a negar, pero también me han servido para valorar algunas cosas, convivir más con Bea y pasar más tiempo conociendo a Addie, nos habíamos propuesto a trabajar en nosotras y en nuestra relación, en volvernos a conocer... así que hemos tenido pequeñas citas, que por desgracia no han terminado como yo quisiera, mi mano todavía no estaba al cien y no podía estar con mi novia, como deseaba.

En una de esas salidas, decidimos hacer un pequeño juego...

-Hagamos un juego –me dice ella con una sonrisa –juguemos al juego de los "recién casados".

-Yo la observo con una ceja alzada –te recuerdo, que, si no fuera porque firmamos el divorcio, llevaríamos más de 11 años casadas.

-Lo sé, mira es sencillo, nos haremos preguntas, para ver cuánto nos conocemos, realmente, después de casi más de una década de estar juntas, y cuanto de lo que conocemos ha cambiado.

-Me parece interesante su juego, señorita –le digo mordiéndome el labio.

Comenzamos a turnarnos para hacernos preguntas, garabateando las servilletas, del restaurante donde estábamos, anotando nuestras respuestas y revelándolas de forma dramática.

- ¿Película favorita? –pregunto.

-Fácil, la sirenita.

Yo le muestro mi servilleta con una sonrisa –correcto y la tuya.

-Diario de una pasión –contesta, mientras yo le muestro mi respuesta –esa también me gusta, solo porque me recuerda a ti.

Me dice, cuando en mi servilleta se lee, Frozen y no diario de una pasión.

Poco a poco las preguntas se fueron poniendo más interesantes.

- ¿Lugar de tu cuerpo que te excita cuando te besan? –me dice de forma seductora.

-El cuello –menciono.

- Esa fue fácil –dice ella, mostrando su respuesta y atinándole –la mía...

-El hombro, en especial el izquierdo –le digo sin titubear.

-Me conoce muy bien, doctora Grey.

-Tengo doctorado en explorar cada rincón de usted, doctora Montgomery.

- ¿Lo más romántico que he hecho por ti?

-Propuesta –mencionamos las dos, con una bonita sonrisa.

-Esa también sería mi momento más romántico –menciona - ¿un habito que no te guste de mí?

Yo me tomo el tiempo para escribir mi respuesta.

-Que dejas la toalla de bañarte esparcida por todo el lavabo, y después yo tengo que recogerlo.

-Me declaro culpable –levanta las manos de forma divertida –la tuya seria –hace como si estuviera analizando su respuesta –que roncas.

-Hey, eso no se vale, debes de admitir que te gustan mis ronquidos, son lindos.

-Excepto cuando suenan como si un camión se hubiera metido a la habitación, si no, pregúntale a Bea.

-En eso tienes razón –admito –¿un miedo que tengo?

-A la lluvia –menciona, y yo recuerdo haberlo rebelado en nuestro último viaje - ¿el mío? –pregunta, sabiendo que le atino a la respuesta.

-A los ratones –digo un poco dudosa, le tiene, miedo a muchas cosas, y ella solo niega, mostrando su servilleta –a los transbordadores y al muelle –se lee en el papel, y me estremezco, al entender porque adquirió ese nuevo miedo.

Esa noche cuando volvimos al departamento, Beatriz nos recibió con una nueva idea, quiera ir al muelle y dar un paseo en bote, ella no sabía de lo que me había revelado Addison, así que su inocencia, nos llevó al día de hoy, una salida familiar.

Nos encontrábamos a punto de subir a un trasbordador, Bea estaba muy feliz, tomada de la mano de su padre, mientras él le explicaba algunas cosas, sobre lo que íbamos a hacer.

Addison estaba a mi lado, aferrada a mi mano, como si de ella dependiera su vida.

-Tengo miedo –murmura –estar aquí me trae muchos recuerdos.

-Lo sé, pero Bea está feliz y esta vez será diferente, me tienes a mí para protegerte –le doy una sonrisa y ella me la devuelve no muy convencida, pero si más tranquila.

Comenzamos a subir, yo no la suelto de la mano, brindándole esa protección que necesita, nos dirigimos a unas bancas que estaban en la cubierta, se podía ver desde ahí toda la ciudad.

-La vista es hermosa –murmura ella, más tranquila.

-No habíamos estado aquí desde la boda de Alex y Jo –menciona mi cuñado, observando como Bea corre hacia los barandales para observar el mar.

-Tienes razón –le digo yo, con una sonrisa.

Después de un rato, fuimos a comer, dentro del mismo barco, hasta que tuvimos que bajar, decidiendo regresar al departamento de Addison, caminando, no estaba tan lejos, así que podíamos llegar a pie, perfectamente.

Justo cuando comenzamos nuestro trayecto, comienzan a caer varias gotas de agua, que de un momento a otro se convierten en un aguacero, digno de Seattle.

Genial, al parecer hoy es día de vencer miedos.

La lluvia se había vuelto una total tormenta para mí, me traía recuerdos desagradables de la noche, en la que Addison me arrojo sin piedad a la lluvia.

Yo tengo la intención de salir corriendo a protegerme de la lluvia, con miedo de que algo pueda pasar, como esa noche, pero soy retenida por una pequeña mano, que me hace recordar que no iba sola.

-Mami Mer, y si brincamos en los charcos –me dice Bea emocionada, como le explicas a una niña, tu miedo, sin romper sus ilusiones–ándale si –me hace ojitos de gatito, que no me dejan negarle nada.

A la mier*da mi miedo, pienso y me dispongo a taparla con su chamarra, para evitar que se moje más y ambas corremos hacia los charcos, que había en el parque, por donde cruzábamos, mientras la lluvia nos empapaba más.

Addison y mi cuñado, nos observaban desde lejos, ella con una gran sonrisa en su rostro y el con una cara de pocos amigos.

-Meredith y Beatriz, vengan acá –nos grita –nos tenemos que ir.

-Amargado –escucho como Addie le dice y corre a unirse a nosotras.

-Se van a enfermar y les van a tener que picar la cola a las tres –nos grita él.

-Eso no es cierto –le dice mi sobrina, mientras las tres seguimos brincando como si no existiera algo mejor que hacer.

De un momento a otro, termino en los brazos de Addie, que me mira con un amor, que no se puede explicar en palabras, me quita de forma tierna un mecho de cabello, que se coló por mi cara y me da un tierno beso.

-Te amo – murmura.

-Yo te amo más.

-Guacala –nos dice Bea y nosotras soltamos una carcajada divertida.

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Hola, espero les guste este nuevo capítulo, si es asi denle estrellita y comenten. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠).

Tres doritos después...

No merezco volver segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora