Capítulo 43: tres partes de un todo

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Meredith:

-Mami Mer –se escucha un pequeño grito desde la sala.

Yo me levanto de la cama, yendo hasta ahí, pero antes de abrir la puerta, mía ya está rascándola, ansiosa para salir.

-Adelante su majestad –le abro la puerta y ella sale corriendo.

Anoche, Addison se quedó a dormir conmigo, y hoy había ido temprano a recoger a Bea, como su padre no quería que le diéramos la casita de regalo de navidad, decidimos dársela aquí, con la condición de que solo la podía utilizar, cuando estuviera con nosotras.

-Ya viste tus regalos mi amor –le digo bajando por las escaleras y acercándome a ellas.

-No mami –ella comienza a inspeccionar el lugar –una gatita –dice comenzando a perseguir a mía.

-Acabamos de llegar Mer –me dice Addie, dándome un tierno beso en los labios –¿descansaste?

-Un poco, sí.

Todavía estaba confundida y adolorida de todo lo que había pasado ayer.

-Creo que es hora de que la gatita coma, y usted señorita abra sus regalos –le digo a mi sobrina, quitándole a la gatita de sus manos.

Mientras llevo a mía a la cocina para poner su comida en un tarro, escucho como Addie y Bea, rompen los envoltorios de los regalos, emocionadas.

-Una casita –se escucha sus gritos –es mi casita de madera –dice emocionada –gracias, gracias, gracias –corre a abrazarme, cuando llego a su lado.

-No tienes que agradecer mi amor, peor hay una sola condición, bueno dos.

Ella me ve con el ceño fruncido.

-Que la casita se tiene que quedar aquí en el departamento –le dice Addie, cuidando sus palabras –y solo la podrás utilizar cuando estemos nosotras contigo.

- ¿Por qué? –pregunta indignada.

-Porque tu papá... iba a decir Addison, pero yo la interrumpo.

-Porque aquí no tienes juguetes, cariño, así que esta casita se quedara por un tiempo conmigo, para que cuando vengas aquí, tengas con que jugar, ¿te parece?

-Está bien –me dice no muy convencida.

-Ahora abre tus otros regalos.

Yo y Addison la vemos desde lejos, como emocionada saca sus demás regalos, muñecas, ropa y pinturas.

- ¿Esto también es mío? –pregunta, sujetando en sus manos, un gran regalo.

-No, ese es una sorpresa para tu mamá Addie –ella me voltea a ver con los ojos abiertos –ábrelo.

Bea se lo entrega y Addie lo abre emocionada, era una guitarra, decorada con las cosas que más le gustan.

-Esta hermosa, ¿enserio es para mí?

-Sí, es tu regalo de navidad mi amor, y aparte nos inscribí en algunos talleres, en el parque.

-Inscribí, me suena a manada –dice ella, con una ceja alzada.

-A ti, a Bea y a mí, a nosotras de dibujo y a ti de guitarra, creo que sería un buen plan y una distracción a algunos vicios que tenemos –le menciono, de forma sutil, sin querer abordar tanto el tema de su consumo desmedido de alcohol.

-Gracias Mer –me abraza.

-Gracias mami –dice mi pequeña, uniéndose al abrazo -y ¿cuándo empiezan? –me pregunta emocionada

No merezco volver segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora