Capitulo 39: no eres su madre.

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Estaba intentando dormir, cuando se escucharon gemidos, provenientes del cuarto de al lado.

-Hahah –suelto un grito ahogado.

Me tape la cara con la almohada, tratando de ignorar el ruido y volviendo a intentar dormir.

Últimamente se había vuelto insoportable vivir en esta casa, con una niña viviendo aquí, era complicado tener una noche de sexo, cuando mi novia se quedaba a dormir, ya que era incómodo, que mi hermano o mi sobrina escucharan lo que hacíamos en la habitación, pero eso no parecía importarle a mi hermano, que últimamente comenzó a salir con distintas chicas, y de vez en cuando las traía a dormir a la casa, sin que le importara que su hija o yo estuviéramos presentes, a aparte de que andaba de un humor insoportable.

Mer ya había regresado al trabajo, y ya estaba bien de salud, pero también sufría, ya que la nueva jefa de cardiología, traía una pequeña obsesión con ella, e intentaba por todos los medios tener una relación con mi rubia, que solo la ignoraba, sin comprender porque le interesaba tanto que ella fuera Meredith Grey.

Se volvieron a escuchar otros gemidos más, junto con unos pequeños pies arrastrando por el pasillo.

-Puedo dormir contigo –me dice mi sobrina observándome desde la puerta, tallando sus ojos.

Eran las 2 de la mañana y los ruidos no nos dejaban dormir.

-Ven aquí pequeña – ella corre, subiéndose a mi cama y escondiéndose en mi regazo.

-Se escuchan ruidos muy feos, como si estuvieran pegándole a alguien, justo en la habitación de mi papi –murmura ella –me dio miedo.

-Tranquila, que es solo tu papá, que al parecer está viendo una película –porno, pienso yo.

- ¿Enserio? – me dice emocionada, con la intención de ir ahí.

-Sí, pero nosotras tenemos que descansar, mañana tienes escuela y yo trabajo, así que a dormir chiquilla.

Ella de mala gana se recuesta en la cama, cerrando sus ojitos y después de un rato, logra dormir, mientras yo sigo escuchando como mi hermano se come a una desconocida, como si todavía fuéramos dos chiquillos de 16 y 10 años.

-Mamá Addie, despierta, no voy a llegar a la escuela –siento como alguien brinca en mi cama, con la clara intención que me despierte.

Abro los ojos, observando como Bea me ve con cara de preocupación en su rostro.

- ¿Qué hora es? –pregunto adormilada.

-Las 7 y entro a las 8 –dice ella y yo me levanto rápido.

-Mier*da –murmuro para que no me escuche –ya es tarde cariño, me quede dormida.

Lo cierto es que hace como una hora los ruidos ya no se escucharon y al fin pude dormir.

Arreglo a mi sobrina y después me arreglo yo, bajamos juntas, pero antes, hecho un vistazo al cuarto de mi hermano, que tiene la puerta entre abierta, él se encuentra muy dormido, pero a su lado ya no hay nadie, supongo que hace como una hora la chica se fue.

Cuando bajamos, un olor muy rico se cuela desde la cocina, mi sobrina corre hacia ahí.

-Mami Mer – dice emocionada.

Cuando yo entro, la veo ahí, con un delantal rosa y una gran sonrisa en su rostro, haciendo panqueques.

-Amor –le doy un tierno beso en sus labios - ¿Por qué no me avisaste que habías llegado?

-Porque cuando entré, una chica salía a toda velocidad de aquí y al ir a tu cuarto, las vi muy a gusto durmiendo que no quise despertarlas.

Mer tenía llave del departamento, así que podía entrar cuando quisiera.

No merezco volver segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora