Addison:
Definitivamente hoy no fue mi día, para empezar, era una fecha especial, era día de acción de gracias y el aniversario de Naomi, aparte, me llegó un caso que estuvo muy complicado, por lo que mi paciente y su bebe no sobrevivieron, y para colmo, Meredith no había tomado muy bien la noticia de lo que Sam estaba haciendo.
Creo que se enojó porque se lo oculte, ya que salió furiosa del cuarto de suministros y desde entonces no he tenido noticias de ella.
Pensé en ir a su casa y aclarar todo, pero la verdad tenía más ganas de llegar a mi casa, bañarme y acostarme a dormir, era acción de gracias y habíamos planeado una pequeña cena con Mer, mi hermano y sobrina, pero después de esta situación, los planes cambiaron.
Me bajo de mi coche, mientras busco mis llaves para abrir el departamento, cuando entró, un olor muy rico invade mis fosas nasales, mientras unas risas muy familiares, que provienen de la concina, me hacen fruncir el ceño y acercarme a ver quiénes son, dejo mis cosas en la mesa de la enterada y voy ahí.
Cuando llego, me encuentro con una escena muy chistosa, mi sobrina y Mer están llenas de harina, mientras mi hermano las ve de reojo, con una sonrisa en el rostro y revuelve algo en la estufa.
-Mamá Addie –Bea se acerca corriendo hacia mí, cuando nota mi presencia y yo la paro, antes de que me llene de harina.
-Alto ahí pequeño terremoto, primero a bañarse señorita y después me puedes abrazar.
-Que aburrida –me dice ella regresando a donde estaba.
Últimamente ha estado un poco rebelde, habían sido muchos cambios para ella los últimos meses, y las cosas en su escuela no iban bien, sabía que los niños todavía la molestaban, y eso la llevaba a estar molesta la mayor parte del tiempo y a no aceptar un no por respuesta.
-Mejor cuéntenme, ¿qué están haciendo? –pregunto mientras me acerco a ella y Mer me da un pequeño beso en los labios, procurando no mancharme con harina, mientras Bea hace mala cara y mi hermano se ríe.
-Estamos haciendo la cena de acción de gracias –me dice ella –invite a algunas personas, espero no te moleste.
-Claro que no, aunque pensé que no habría cena, después de lo de esta tarde.
-Pues te equivocaste red, porque la cena casi esta lista –me dice con una sonrisa.
Yo los observo desde la barra, mientras me como una manzana, sabiendo que no me dejarían ayudarles, veo como Mer corta algunos vegetales, mientras Bea le ayuda haciendo una pequeña masa para panques y mi hermano revuelve una crema de elote, en la estufa, mi favorita, así continuamos, entre risas, hasta que algo llama mi atención.
-Meredith –ella me voltea a ver, distraída.
- Emmm.
- ¿Que te pasó en esa mano? –Le digo, observando su mano vendada, que ella intenta ocultar torpemente.
-No es nada -me dice de forma inmediata –me pegue con una puerta –sé que eso no es verdad.
-Meredith, déjame ver -ella solo rueda los ojos y la extiende para que yo la vea, mientras mi hermano y Bea, nos miran atentos, al parecer ellos saben que paso.
-No es nada, estoy bien –suelta un suspiro -por cierto, mañana yo llevo a Bea a la escuela, Miranda me suspendió, así que voy a tener el tiempo suficiente para pasarlo con ella.
- ¿Qué hiciste Meredith?
-Digamos que le di su merecido a Sam.
-Meredith –la regaño.
-Se lo merecía Addison, lo que hizo no es sano.
- Lo que hiciste tampoco lo es –mi rostro mostraba molestia y no era para menos –ahora que, va a andar con el ojo morado, mientras opera.
-Y la mandíbula dislocada –murmura ella, y yo la veo incrédula –y tal vez una costilla rota o dos.
-Al parecer te casaste con una boxeadora –dice mi hermano en broma y yo lo fulmino con la mirada.
- ¿Y quién gano? –pregunta mi sobrina inocente.
-Por supuesto que tu mamá Mer –le dice el chocando la mano con Mer.
-No es chiste, esto es algo serio, no puede ir golpeando gente, así como así –los regaño –el merece más que un simple golpe o una costilla rota, te vio...- iba a decir algo, pero estaba mi sobrina ahí –lo mínimo que merece es una denuncia y que le quiten su licencia.
-Tranquila –se acerca Mer, tomándome por los hombros, después de lavarse las manos –que, después de que Bailey me diera mi sanción y que a Sam casi casi lo mimará, me vi en la necesidad de contarle todo lo que ha pasado.
- ¿Le dijiste todo? –pregunto incrédula.
-No con detalles, pero si, después llegaron Mark, mi hermana, Alex, tu hermano –dice señalándolo –y Derek y ellos le confirmaron que lo que yo decía era cierto, mientras Sam, negó todo, como era de esperarse.
-No me sorprende, el, toma la verdad y la tuerce a su conveniencia.
-Pero esta vez, Bailey no le creyó –menciona mi hermano –así que puedes estar tranquila, el ya no te hará nada, ni a Mer, Bailey lo corrió e iniciara un juicio contra él, así como una orden de alejamiento, no se puede acercar a ustedes, por lo menos a una distancia de 2 kilómetros como mínimo.
-Vamos a estar bien –me dice ella, frotándome los brazos –el ya no nos hará nada –quisiera creerle, pero algo me dice que eso no era de todo cierto, el sabe como manipular a las personas y como obtener lo que desea.
-Pero eso no cambia que siga enojada contigo Mer, te pudo pasar algo.
-Pero estoy bien.
-Tienes la muñeca rota Mer.
Ella rueda los ojos y veo como voltean a ver a Bea, como evitando que ella diga algo más.
-Algo que quieran agregar –les digo con una ceja alzada.
-Que genio –murmura mi hermano –mejor no te contamos que Bea le pego a un niño en la escuela.
-Papá –lo regaña ella –en mi defensa me escondió mi mochila.
-Al parecer hoy a todos se les ocurrió que la violencia era la mejor solución.
-No, eso fue ayer –me responde ella –pero ya no me ha vuelto a molestar.
-Ves hermana, a veces la violencia no es la mejor solución, pero resuelve algunas cosas –me dice con una sonrisa sincera –Sam y ese niño, descubrieron lo que es meterse con medusa y una Montgomery.
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Hola, espero les guste este nuevo capítulo, si es asi denle estrellita y comenten. (. ❛ ᴗ ❛.).
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No merezco volver segunda parte
FanfictionNos dañamos tanto, que un perdón no es suficiente. Nos mentimos tanto, que un te quiero no arreglara lo nuestro. Nos rompimos tanto, que un te amo no pegara los pedazos de nuestros corazones rotos. Por lo que, yo no merezco volver.