- ¿Cómo estas, pequeña? –le digo a la pequeña pelirroja, que intenta subir a mi cama sin éxito.-Bien –me dice ella con una sonrisa - ¿me ayudas a subir papá? –le dice ella a mi hermano, con tono frustrado, el solo niega - ¿Por qué? –le pregunta ella.
-Porque tu tía Addie, necesita descansar y esa cama es muy pequeña, para que quepan las dos – le dice con una sonrisa, pero claramente se ve un poco molesto.
-Está bien –dice ella resignada - ¿y qué te paso? – me dice acariciando mi cara, con sus pequeñas manos y parándose de puntitas, para alcanzarme.
-Me caí al mar -le digo cuidando mis palabras, ella me ve sorprendida.
- ¿Querias ser como la sirenita? -me dice emocionada y yo quiero reir
-No tanto asi, ahora dime -le digo cambiando de tema -¿quién es esa niña que viene con ustedes? –ella voltea a ver a la pelinegra, que se aferra a la pierna de mi hermano.
-Es mi amiga Eliza.
-Es su amiga de la escuela –comenta mi hermano –solo que Bea no quería venir sola y convenció a la mamá de ella, para que viniera con nosotros.
-Hola Eliza –le digo yo y ella me da una sonrisa tímida.
-Hola –contesta ella.
- ¿Cómo te sientes? –me pregunta, por fin mi hermano.
-Bien, un poco cansada, pero ya me siento mejor – le digo con una sonrisa, poco convincente, pero él no dice nada.
Mi sobrina, presa de la curiosidad, comienza a hacer preguntas, sobre todo lo que observa en el cuarto, desde por qué tengo un suero conectado a mi brazo, hasta porque las paredes son blancas y no hay ningún cuadro bonito en ellas.
Seguimos platicando de cosas triviales y escuchando a mi sobrina, hablar y hablar.
- ¿Y mi mama Mer? –Pregunta ella, pero es interrumpida, cuando la puerta se abre, lentamente, y por ella entra Mer, empujando un carrito, con lo que claramente era mi comida.
Ella se sorprende, cuando ve que no estaba sola y se sorprende más, cuando la pequeña pelirroja, se lanza a sus brazos de forma alegre.
-Mamá Mer –le dice emocionada y ella la recibe con una sonrisa.
Beatriz es hija de mi hermano, pero hace casi dos años, mi mejor amiga y esposa de Archer, falleció en un accidente, así que esta pequeña, paso a ser como mi hija, aunque el apodo de mamás, surgió desde que comenzó a hablar.
Para ella, Mer y yo, éramos como sus segundas madres y sus madrinas.
-Princesa -le dice ella, abrazándola.
-Te extrañe, mucho, mucho.
-Yo te extrañe más –le dice ella, haciéndole cosquillas y desviando su vista a la pequeña, que sigue junto a mi hermano - ¿y está niña quién es?
-Mi amiga Eliza –dice ella, separándose de la rubia y tomando la mano de su amiga –Eliza, ella es mi mamá Mer.
-Hola hermosa.
-Hola -le dice ella.
-Archer -le dice a mi hermano, esperando la reacción de él, pero para su sorpresa y la mía también, él se acerca a ella y la abraza.
-Cuñada, te extrañe.
Ella le corresponde el abrazo todavía sorprendida y le susurra algo, pero que logro escuchar -no me odias.
- ¿Porque debería hacerlo? –le dice el, separándose de ella.
-Por haber provocado toda esta situación – le dice ella, señalándome a mí, recostada en la camilla.
-No es tu culpa –le dice el con calma –tu no provocaste esto –mi hermano tiene razón.
Ella solo niega y me voltea a ver a mí, otra vez.
-Te traje comida, necesitas recuperar fuerzas –me dice acercándose a mi cama y colocando enfrente de mí, la bandeja con comida.
Yo pongo cara de disgusto, realmente no tengo apetito.
-Ella tiene razón, Addison – me regaña mi hermano, cuando descubre mi cara –tienes que comer, aunque no quieras.
-Si papá –le digo yo en respuesta, mientras tomo un poco de gelatina, que ahí había y el solo niega –oye Mer –le digo yo llamando su atención, mientras ella esta con mi sobrina.
- ¿Qué paso?
- ¿Estás ocupada? -le pregunto yo.
-No, realmente no, ¿necesitas algo?
-Podrías cuidar a las niñas un rato, necesito hablar con mi hermano
-Claro, yo las cuido –les estira la mano y las niñas la toman con alegría –iremos por un helado, pueden hablar tranquilos.
- ¿Helado?, ni se te ocurra Grey.
- ¿Quién quiere helado? –les dice ella, ignorando lo que dijo mi hermano.
- Yooo -gritan las dos al unísono.
- Tú las harás dormir hoy, estás advertida- le dice mi hermano y ella le sonríe mostrando sus dientes y se aleja con una risa divertida. Extrañaba verlos juntos, con esa complicidad que siempre han tenido.
- ¿De chocolate o de vainilla? – escuchamos que les pregunta a las niñas, mientras salen de la habitación.
-Es un peligro para esas niñas –dice mi hermano, negando con una sonrisa en su rostro.
-Pero, aun así, le confiarías a tu hija.
-Siempre –me dice el, sentándose a un lado de mi cama.
Yo solo lo observo, mientras agacha su cabeza, de forma pensativa, mientras juega con mis dedos, esperando que alguno de los dos comience a hablar.
- ¿Porque lo hiciste Addison? –dice el de repente y de forma directa, sacándome de mis pensamientos.
- ¿Porque todos asumen que yo lo hice al propósito? –le contesto yo a cambio y un poco molesta, después de escuchar la misma pregunta, casi todo el día.
-Supongo que por todo lo que viviste ayer, todos asumen que se te acumuló-me dice el y yo lo miro sorprendida –sí, un pajarito rubio, me conto todas las emociones que habías tenido en el día y a demás sabes nadar y lo haces muy bien.
El tiene razón, todo se me acumulo, mi cabeza almaceno, demasiada información y de repente esta hizo que mi mente colapsara y paso lo que paso, aunque en realidad yo no provoque eso.
-No me caí al propósito Archer, una mujer embarazada empezó a convulsionar y en su estado, no mido su fuerza y me aventó, provocando que cayera al mar – el me mira, sorprendido y relajando un poco su gesto, de no creerme nada -te juro que intente nadar, incluso gritar, tanto como me permitió la presión del agua, pero simplemente me rendí y la corriente me llevo –le digo yo, ya con lagrimas en mis ojos y puedo notar que él está igual.
- No lo vuelvas a hacer Addie –me dice el, apunto de llorar -eres mi hermanita y no sé qué haría sin ti.
-No volverá a suceder, puedes estar seguro de eso.
-Eso espero, Addison Adrianne Forbes Montgomery –me dice él y yo entiendo, que realmente está molesto conmigo.
- ¿Estas molesto, ¿verdad? –pregunto yo, lo que claramente es obvio.
-Digamos que tengo ganas de abrazarte y de contenerte, porque acabas de tener un accidente, y casi te pierdo, pero también quiero darte una gran patada en el traste, por ser tan irresponsable y por ser como un pollito de colores, cada vez que la situación se sale de tu control –yo lo miro con cara de niña regañada –así que tu decide, abrazo o patada.
Yo le abro los brazos, con un puchero en mi rostro, y él me abraza, me siento segura con él y las lágrimas que había estado conteniendo todo este tiempo, por fin son libres.
-Te extrañe tanto...
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Hola, espero les guste este nuevo capitulo y si es asi denle estrellita y comenten. (. ❛ ᴗ ❛.).Bonito mes 🏳️🌈
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No merezco volver segunda parte
FanfictionNos dañamos tanto, que un perdón no es suficiente. Nos mentimos tanto, que un te quiero no arreglara lo nuestro. Nos rompimos tanto, que un te amo no pegara los pedazos de nuestros corazones rotos. Por lo que, yo no merezco volver.