Capítulo 2.18: Fantasías

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Ya no soy mía no, Dios
Ahora soy de esa mujer
Que se quede mi alma
Que se quede mi cuerpo
Que se quede mi corazón

Mézclate muy dentro / moran.

Hope:

-Se encierran bien, no le abran a nadie, prometo que no tardaremos –nos dice mi mami, poniéndose su chamarra.

-Y, mellizos –nos dice a mi hermano y a mí –no quiero enterarme que alguien se coló por la ventana otra vez, o que hicieron una fiesta clandestina sin avisarnos –y los dos negamos, con una sonrisa discreta –y tampoco quemen la casa, Ellis –ella solo niega.

Mientras mami jala a mi madre hacia la salida, antes de que haga una escena de celos, en medio de la sala.

-Se cuidan chicos.

-Se divierten –dice mi hermanita, y cuando se van, los tres nos esparcimos por la casa, mi hermano se va a su recamara, seguramente a platicar con Kara, mi hermanita a la cocina, y yo a mi cuarto, a terminar el cuadro que mi prima dejo de tarea.

Mis madres salían hoy a cenar con una vieja amiga, y yo me alegro por eso, sé que le hará bien a mami, salir y convivir con otras personas y recordar ciertas vivencias que han quedado en el olvido.

Ha pasado casi una semana, desde que Lena estuvo aquí, desde entonces solo nos hemos visto en la escuela, y en verdad la extraño.

Andrea:

Acomode todo tres veces, revise que la comida estuviera todavía caliente, y las bebidas, estuvieran lo suficientemente frías, justo como a ellas les gusta.

Yo me alisé dos veces el vestido que llevaba, y volví a acomodar la mesa del comedor, sin duda estaba demasiado nerviosa.

Hasta que la puerta de la casa que rente en Seattle sonó, indicándome que mis invitadas habían llegado.

-Hemos llegado –dice mi amiga, saludándome con un gran abrazo, mientras Addison, estaba un poco tímida, detrás de ella.

-Te extrañe Mer Mer.

-Yo más, Andy.

- ¿Y a mí no me extrañaron? –dice la pelirroja, con una ceja alzada, mientras las dos la vemos con una sonrisa cómplice, y Mer rueda los ojos.

Yo la saludo, y las hago pasar, estaba de visita en Seattle, y necesitaba volver a ver a mi amiga, que hace mucho no veía.

Ellas toman asiento en la sala, mientras yo les entrego sus bebidas, para Mer tequila, y para Addison vino, mientras yo me sirvo un vaso de ron con hielos.

- ¿Cómo ha ido todo? –pregunta Mer, por segunda vez, y yo la volteo a ver sorprendida - ¿qué?

-Es que ya me habías preguntado eso, y yo te respondí, que todo ha marchado casi bien, excepto por lo de Victoria –ella me ve un poco confundida.

-A cierto, perdón, solo me distraje un poco.

- ¿Pasa algo? –pregunto curiosa, y ellas se voltean a ver, como si ocultaran algo.

-Yo le digo –menciona la rubia, y yo me sorprendo por lo fácil que es para ellas, comunicarse solo con la mirada –lo que pasa...es que últimamente olvido muchas cosas, desde las más sencillas a las más complejas, así como suelo tener bastantes lagunas mentales, y me cuesta concentrarme.

-Mer Mer, me estas asustando, ¿acaso tú?

-Sí, tengo Alzheimer –suelta de repente, y yo solo exclamo, ante la sorpresa de su confesión.

No merezco volver segunda parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora