La Playa

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No puedo negarle a Pogo un poco de libertad, aunque no me fió de el del todo necesita respirar y estos meses en la ciudad a soportado y callado mucho. Salgo de la casa y me dirijo al garaje que me dijo Jacob. Es una buena oportunidad para saber que coches me ha conseguido.

Es realmente sorprendente lo rapido que ha crecido en la ciudad. Veo al menos 6 coches en el garaje. Mi vista se va directo a un Subaru Impreza, esta completamente equipado. Pero Pogo mira en otra dirección, al fondo del garaje hay dos motos una BMW 1300 y una KTM 1290. Somos muy distintos en todo, pero comparto con el la libertad que sientes subido en una buena moto. Pogo tiene el control de mi cuerpo, ya esta subido en la KTM.

-Muy bien Pogo, eres libre. Te dejo solo, por favor pórtate bien y llámame cuando me necesite

-Me portare bien Gustabos

-"Arranco la moto y salgo del garaje sin mirar atrás. Echaba de menos esta sensación de libertad. Estos meses están siendo muy duros, se que Gustabo lo sabe siento lo que el siente, pero yo debo ocultar mis sentimientos frente a el. Es mi trabajo protegerle y por tanto mis sentimientos no cuentan.

Doy vueltas a toda velocidad por la ciudad, sin mirar semáforos ni señales, solo quiero escapar, solo quiero dejar de sentir. En un momento dado, escucho unas sirenas detrás de mi, solo acelero y comienzo a huir de ellos. No tardo mucho en perderlos, un patrulla no tiene nada que hacer contra esta moto.

Estoy de acuerdo con Gustabos, Jacob esta haciendo bien las cosas. Aunque debemos mantenernos alerta ya que casi nos mata por su inutilidad hace 4 años. Freddy..... es otro asunto esa oscuridad en sus ojos... Gustabos casi no le presto atención pero yo estoy obsesionado con ella. No se que tan peligroso sea para nosotros mantenernos cerca de el. Se que Gustabos no confía en el del todo, pero yo directamente no confío nada en el, Freddy solo mira su beneficio al igual que nosotros el nuestro. Su amenaza me importa muy poco, me importa muy poco a quien mate o deje de matar en el pasado. Puede que Gustabos y yo ahora colaboremos y trabajemos juntos, pero si de protegerlo se trata haré todo lo que este en mi mano, así sea dejarlo en oscuridad de nuevo como he hecho tantas veces.

Estoy unas horas dando vueltas sin rumbo alguno, hasta que me dirijo a una pequeña playa que esta en el norte de la ciudad. No se que tienen el mar que a ambos nos tranquiliza y nos ayuda a asentar la cabeza en su sitio.

A mi cabeza comienzan a llegar los recuerdos de aquel día en la Iglesia. Todo salió mal, casi mato a Horacio por culpa de Jacob y lo que es mas importante aun, no mate al viejo y casi acabo con nuestra vida. Nunca le mostré a Gustabos todo lo que paso después de la explosión, se que para el fue un infierno el sentirse solo en aquella oscuridad, me lo contó. Pero en aquellos momentos yo debía destinar todas mis fuerzas a salvarnos la vida. Nunca imagine que ese hecho nos llevaría a esto en lo que estamos metidos. Fueron meses luchando por salvar su cuerpo y luego meses para yo poder recuperar mis fuerzas. Fue muy duro para mi dejar así a Gustabos, pero era algo necesario.

El lado bueno de todo eso, es que Gustabos por fin se dio cuenta de que ambos nos necesitamos para sobrevivir. El día que el nivel 8 lo torturo y me llamo, fue un día realmente feliz para mi. Siempre era yo el que tomaba el control sin mas, pero ese día fue el el que me llamo y me rogó porque lo ayudase. No fue sencillo, aun no estaba recuperado y las drogas que le daban me tenían bastante atontado. Pero debía hacerlo, el me necesitaba, el me estaba rogando ayuda y no podía fallarle después de haber estado a su lado toda su vida protegiéndolo.

Fue complicado todo lo que vino después, aprender a comunicarnos y a trabajar juntos. Pero sin duda alguna eso es algo que nos ha beneficiado a los dos. Se que el es el alter dominante, pero no puede ser el sin mi. Ese día, con el nivel 8 ambos comprendimos que no somos dos sino uno. Durante mucho tiempo le mostré y le conté las cosas que había echo por el los últimos años, pero nunca toda la verdad. Mi naturaleza protectora no quiere mostrarle lo que le hace mal.

Gustabo Garcia. El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora