Gustabo Garcia. El Fin

Nueva Mercancía en la ciudad (Toni Gambino)

Las semanas fueron pasando; después de entregarle todo a Carlo, nos vimos obligados a comenzar de cero de nuevo. Fue difícil para mi dar ese paso, pero mis manipulaciones llevaron a los demás al lugar donde yo quería, con Carlo fuera del peligro que suponía permanecer a mi lado. Me duele pensar en el tema, ya que se lo que el esta pensando; cree que lo traicione pero ojalá algún día pueda saber la verdad de porque actué de esta manera. Solo mantenerlo a salvo es lo que me ha hecho actuar de esta forma, y volvería a hacerlo las veces que fueran necesarias. Los chicos, tienen ahora un taller de mecánica de coches que utilizan como tapadera y para blanquear el dinero que podamos conseguir de nuestros negocios ilícitos.

Mi día a día con Conway es cada vez mas complicado. Es igual que un perro de presa, yo no tengo el contexto de muchas cosas que me cuenta; por suerte parece que el y Gustabo estuvieron años separados por lo que es normal que el tampoco sepa cosas. Pero se que esta empezando a sospechar de mi. En cualquier momento debo o escapar o acabar con su vida. Se que esto va a acabar con uno de los dos muertos, el es un psicópata, estudia cada detalle en mi , cada palabra. Tarde o temprano se dará cuenta de que yo no soy su hijo y, si descubre la verdad, querrá acabar con mi vida.

Me reúno con los chicos y acudimos a una venta de drogas. Es una droga nueva que ha llegado a la ciudad, un polvo rosa. Son 4 personas vestidas de traje blanco y acento mexicano, les vendemos 400 bolsas a cambio de 1.200.000 liras. Una vez que salimos de la venta, nos encontramos frente a frente con la policía. Lo que quiere decir que ha habido un chivatazo o se trataba de una misión infiltrada de la policía. Tratamos de huir, pero nos persiguen 4 coches y, francamente, Igor es un inútil conduciendo. Por lo que acabamos detenidos y yo me veo en un gran apuro. Les pido que me sigan la corriente y le digo a uno de los policías que debo hablar con ellos en privado.

- Agente, tenemos un problema. Soy uno de los vuestros, estaba infiltrado en la venta de drogas. Soy Gustabo Garcia, estoy dentro del departamento del Servicio Secreto.

Buscan mi placa en mi cazadora y deciden llevarme solo en un coche a la comisaría. Una vez allí, me meten en comisaría apartado de los demás detenidos y hablo con ellos un rato. Ambos discutimos un poco, pero claro, todo se debió a una falta de comunicación entre departamentos. En ese momento llega Gordon y nos vamos a una sala para hablar en privado.

-¿Que ha pasado Gustabo?

-Un error de comunicación Gordon. Estaba infiltrado con los Gambino en una venta de droga. Se creen que yo era un ruso y apareció de repente la policía para detenernos a todos. Me han fastidiado la tapadera, pero tampoco yo había informado de la investigación.

-¿Te han visto sin mascara?

- No, en ningún momento.

-Entonces continua con ella, no pueden reconocerte. Es un gran trabajo Gustabo que hayas logrado infiltrarte entre ellos, una lastima lo ocurrido pero gran trabajo.

-Gracias Gordon, pero si es cierto que cometí un grave error, debí informar para que nadie interviniera. No imagine que hubiese otra investigación en curso.

-No te preocupes, toma, ayer me llego esto para ti.

Gordon me entrega una caja y en ella veo dos condecoraciones para Gustabo Garcia. Premio al honor de la Agencia de Cooperación Internacional y una Cruz distinguida de la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos, una medalla al valor. Gordon mira la caja y empieza a elogiarme por lo que he logrado, esto debe ser por el caso de los Gambino. Pero yo empiezo a sentirme mal, soy un falso y una maldita rata de cloaca. No merezco nada de lo que me están dando. Todo esto pertenece a Gustabo y yo acabe con su vida. Estoy viviendo una vida que le pertenece. Le agradezco a Gordon por sus felicitaciones con una sonrisa, mientras por dentro me come el remordimiento por lo que le hice a aquel hombre. Aunque no tengo ninguna duda de que, aunque el debió ser quien apretó el gatillo en mi contra.... se dejo matar. Pero al contrario de lo que el pensó, eso solo me dio unos meses mas de vida, que voy a morir es un hecho totalmente indiscutible. Desde aquel día en aquella montaña de Marbella solo le estoy robando tiempo de vida y tarde o temprano, la muerte vendría a buscarme.