La Doctora Castro

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Después de aquella visita vinieron muchas mas. Pero en un momento dado la doctora Castro decidió que era el momento indicado para empezar otro tipo de tratamiento ya que las pastillas funcionaban perfectamente.

Según ella, debía entrenar a mi mente para controlar a Pogo. Yo debía poder sacar a Pogo o encerrarlo con una simple palabra. Vamos que querían utilizar a Pogo a su beneficio cuando quisieran. Las palabras eran muy censáis Apaga o Enciende. Fue muy complicado al principio fingir, primero que no podía colaborar con Pogo y segundo que el no se enteraba de nada. Poco a poco fuimos perfeccionando e incluso fui capaz de fingir que mis ojos disociaban y se vieran vidriosos y fríos como cuando Pogo tomaba el control. Así como el mismo Pogo perfecciono el comportarse como yo mismo y dejo de utilizar la tercera persona y solo lo hacia cuando el y yo conversábamos en privado.

-Gustabos, esto es ridículo

-¿Que quieres decir?

- Apaga y enciende.... ¿se creen que Pogo es un perro faldero?

-Lo se Pogo... déjales creer y ya demostraremos lo que han creado.

-Malditos pobres

A partir de ese momento las visitas del nivel 8 fueron cada vez mas frecuentes así como mis salidas. Aunque era consciente de que me había vigilado constantemente. Cuando le convencimos de que éramos quien el creía y sobre todo, que podía manipularnos a su antojo empezó a sacarnos para pequeñas misiones , vigilado por supuesto, donde ponía a prueba todo lo que me habían enseñado durante aquellos meses de entrenamientos, tratamientos y torturas.

Nivel 8

Volvíamos de una misión en Portugal y en el avión yo fingía dormir mientas era vigilado por cuatro agentes mas a pesar de llevarme esposado puesto que Pogo había perdido supuestamente el control durante la misión. Entonces fue cuando el nivel 8 se acerco a mi....

-Gustabo....

- Si, señor

- Has hecho muy bien tu trabajo hoy a pesar de lo ocurrido, en realidad no solo hoy, has hecho un gran trabajo durante el ultimo año así que ha llegado el momento de que goces de libertad, por así decirlo.

- ¿Que quiere decir con eso, señor?

- Quiero decir que cuando regresemos ya no iras al hospital mas que para las revisiones que la doctora Castro estipule. Desde este momento te trasladaras a los edificios de la CIA y serás así un agente de pleno derecho. No podrás salir de allí sin autorización ni vigilancia claro esta pero algo es algo, ¿no crees?

- Como usted ordene señor.

Lo habíamos logrado al fin, saldríamos del hospital y por fin podríamos estudiar contra quien nos estábamos enfrentando para así derrotarlos y lograr nuestra libertad. No por nada había soportado torturas y entrenamientos. Era una maquina de matar, un manipulador experto y ahora llegaba el momento de estudiar al enemigo para trazar el plan de huida perfecto

La CIA

Pasaron unos meses mas y ya había creado una rutina; misiones, entrenamientos y papeleos. Últimamente me había interesado mas en todo lo informatico y es que ya en una de mis primeras salidas supe que tenia un localizador gps que Pogo tenia localizado y otro que vigilaba mis constantes vitales, aunque ese era un misterio. Pero si tenia algo claro, si era un chip dependía de la informática y por tanto debía encontrar la manera de hackearlos.

Solo salía de las instalaciones de la CIA para hacer diferentes misiones de limpieza como ellos llamaban y para ir al hospital a ver a la doctora Castro. Las sesiones eran verdaderamente irritantes y una perdida de tiempo absoluta pero debía dejarles creer que seguía bajo su absoluto control y que la medicación y el tratamiento eran un éxito rotundo.

Poco a poco fui conociendo a mas agentes, algunos eran como yo. Lo que ellos denominaban agentes de limpieza y poco a poco fui ganándome su respeto puesto que demostré ser mejor que todos ellos. También conocía a otros agentes de campo, ya que nunca nos enviaban solos, con algunos logre tener cierta confianza y momentos de risas puesto que el pico de oro... es el pico de oro.

Con el tiempo fui cubriendo mis cicatrices con diferentes tatuajes, lo que unido a mi buen estado físico, esta carita de ángel que tengo y mi labia logre ganarme información de mas de una agente y era también muy útil en misiones de infiltración que iban dándome de forma cada vez mas habitual pero siempre controlada. No era nada difícil para mi infiltrarme entre delincuentes y mafiosos ya que me sentía muy a gusto con ellos y yo mismo traicione a la policía para liderar a la mafia mas importante de Los Santos, para finalmente traicionarles a ellos también para mi propio beneficio.

Aunque los dos primeros años aquí creí que esto era el infierno, poco a poco fui viendo que había luz al final y que con trabajo y sobre todo mucha paciencia podría salir de este infierno y todo gracias a los entrenamientos que ellos mismos me dieron en todo este tiempo.

Gustabo Garcia. El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora