Prólogo

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- Tío Gus, mira esas mariposas, son bonitas.

-Si Nick, ¿quieres jugar un poco más o nos vamos?

- Un poquito más por favor

-Muy bien pequeño demonio, pero no te vayas de mi vista.

-¡No me llames demonio!

Observar a Nick me daba un poco de vida cada minuto que pasaba con él. Nunca me imaginé que mi vida sería así, nunca me planteé el establecerme en un lugar y menos aún el hacerme cargo de un pequeño como él.

Poco a poco las pesadillas han ido desapareciendo. Todo lo ocurrido estos años ha sido como un soplo de aire en mi vida; Michelle me planteó continuar en la CIA para pequeños casos, pero esa no es mi vida, nunca lo fue. Los últimos 6 meses han sido una auténtica liberación para mi alma, me he sentido libre como tanto ansiaba. Sin ataduras, sin obligaciones, sin amenazas, sin drogas.... libre como siempre soñé ser.

Realmente creí que aquella bala me arrebataba la vida, cuando desperté en el hospital pensé que todo era un sueño dentro del infierno que se que me merezco porque me lo he ganado a pulso con todas mis acciones a lo largo de mi vida. Solo Horacio fue capaz de convencerme de que realmente estaba vivo, pero no quería seguir huyendo; quería ser libre siendo Gustabo, nadie más. Por ese motivo, durante los primeros meses decidieron mantenerme oculto dentro del programa de protección de testigos; tanto Michelle como Horacio, querían asegurarse de que todos los aliados de Noah estaban bajo control y no eran un peligro para mi.

Fue justo un mes mas tarde, cuando Michelle me contó la situación de Nick. Su madre, Andrea, estaba desaparecida y no conocíamos a ningún familiar de ella ni de Freddy. Su destino era el orfanato, fue idea mía el que se quedara conmigo de forma temporal mientras estuviera en el programa para darles mas tiempo para encontrar al alguien que pudiera hacerse cargo de el. Al conocerlo, sentí con el una conexión casi instantánea; ni siquiera se como explicarlo. Es un niño tan vivo, ha sufrido como nadie y aún así logró guardar una pequeña parte de si mismo a salvo. Con el paso de las semanas me di cuenta que albergaba cierta oscuridad y hablé con Michelle para llevarlo a un psicólogo para un posible tratamiento.

No puedo negar que una parte de mi se sentia en deuda con Freddy. Habiamos trsbajado muy duro para acabar con todo... Para liberar a Nick. Fueron necesarios dos años de trabajo para lograrlo. Esa parte de mi sentia que cuidándolo cumplía aquella promesa que le habia hecho, también me daba algo de paz. La culpabilidad me acechaba cada vez que su recuerdo venia a mi mente, al principio pensaba que debia haber sido yo el que se fuera; pero supongo que la vida es asi. No pude hacer nada por el; eso es algo que siempre me pesara dentro, pero al menos, al ocuparme de Nick, le doy algo de paz a mi alma.

Tal y como sospeché, el tiempo en el Edificio había causado estragos en su cabeza y por su padre presentaba pequeños rasgos de psicopatía. El psicólogo recomendó que, al menos por ahora, el pequeño necesitaba vivir su vida como un niño de su edad, necesitaba crear lazos de familia para así intentar de la forma menos agresiva curar esas heridas que se habían creado. Todo eso hizo que me planteara muchas cosas ¿quien podría ocuparse de él?¿quien estaría preparado para ayudar a un niño que ha pasado por tantas cosas? Había estado secuestrado, sido torturado y alienado para ser un agente más, una máquina más, había perdido a su familia.... ¿acaso yo podría? Las dudas invadían mi cabeza a cada segundo; pero dos palabras, solo dos palabras me hicieron decidirme a hacerme cargo de él.

Me reuní con el psicólogo y le entregué mi propio expediente. Asistí a varias sesiones a solas y otras con el pequeño Nick.

-Gustabo, estás preparado.

-¿Estás seguro? Yo no quiero hacerle daño

-Nadie nace aprendido. Cualquier padre puede decirte que aprendes con el tiempo. Y tu estás trabajando para hacerlo todo bien por el.

-¿El quiere quedarse conmigo?

-El ha creado un lazo contigo, separarlo de ti no va a ser bueno para él. Además tu conoces de primera mano, quizás mejor que nadie, lo que el ha vivido. Si se decide a hablar contigo de eso.... sería perfecto para el.

-¿Como puedo ayudarlo con eso?

-Deja que sea un niño Gustabo, es solo un niño. Es más fácil para el sanar que para un adulto. Pero, recomendaría que cada x tiempo asista a un especialista para asegurarnos de que todo va bien.

-Haré todo lo que usted me diga. ¿Cree que me permitirán quedarme con él?

-En cuanto recuperes tu vida, es tuyo. Yo enviaré mi informe en cuanto salgas por la puerta y se que Michelle te ayudará si es lo que deseas.

-Gracias doctor, de verdad.

Gracias al doctor y a mi tía Michelle, logre la custodia de Nick sin mucho esfuerzo. Al principio no sabía muy bien que hacer. Pero un día paseando vi la caravana y recordé las palabras del doctor. Mi sueño era tener mi caravana y viajar siendo libre de todo; Nick estuvo atrapado mucho tiempo. Tras consultarlo, hablé con el y le planteé el viajar durante un tiempo para conocer mundo siendo libres y ya después nos estableceríamos en algún lugar para tener una vida normal. A pesar de estar viajando, me informé y contraté un profesor a distancia, para que no se quedara atrasado en sus estudios mientras vivíamos la vida de nómada. Nick protestó al principio, pero le prometí que el escogería el lugar donde estableceríamos nuestro hogar cuando fuera el momento oportuno.

Viajamos por todo el país sin ningún rumbo fijo. Pude mantenernos gracias al dinero que gané en la CIA y en mis años buscando contactos dentro de las mafias en las que trabajé siendo Fred Pérez. Pasé tiempo con todos mis amigos y familia; ellos eran felices por mi y se enamoraban de Nick a los minutos de conocerlo. A veces creo que puedo ver a Freddy reflejado en sus ojos, por lo que no le hemos perdido del todo al final.

¿Que fue de Pogo? Tras el hospital comencé a oírlo cada vez menos. Al principio supuse que estaba demasiado cansado, me había salvado la vida una vez más al fin y al cabo y eso le dejaba agotado. Cuando conocí a Nick, fue él quien vio su oscuridad y me alertó para pedir ayuda. Cuando se hizo oficial que Nick y yo éramos una familia decidió irse; según sus palabras ya no lo necesitaba, el había cumplido su cometido. Pero me prometió que siempre estaría pendiente de nosotros por si algún día necesitábamos que nos protegiera. Reconozco que hay momentos en que lo echo de menos, siempre ha estado ahí para mi, al menos la vida que recuerdo; pero también me hace feliz que por fín haya encontrado el descanso que también se ganó a pulso

-Tío Gus, ¿puedo decirte algo?

-Claro que si pequeño demonio.

-Hecho de menos a la tía Michelle. ¿Podemos ir con ella?

-¿Quieres que venga o vamos a visitarla?

-Quiero estar cerca de ella

-¿Sabes lo que eso significa no?

-Bueno, he pensado que igual no está tan mal ir al colegio. ¿Puedo jugar al fútbol allí?

-Podrás hacer lo que quieras Nick, todo lo que quieras

-Nueva York, prepárate.

-No, no. Nueva Jersey, es más tranquilo para un niño. Bueno, pues tenemos que buscar colegio y casa.

-Y un trabajo para tí

-Y un trabajo para mí, tienes razón.

-¿Volverás a ser policía? ¿cómo papá?

-No lo sé Nick, ¿sabes quien vive cerca de allí también? El tío Gonzalo.

-¿Si? Me gusta, es gracioso y me cuenta muchas historias de papá.

-Nunca dejaremos que te olvides de él, te lo prometo.



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Muchas gracias por leer y por el apoyo.

Se vienen cositas 

Gustabo Garcia. El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora