Construyendo el puzzle

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Pocos días mas tarde, aterrizaba en Marbella. Volví a mi aspecto anterior a la CIA con una nueva identidad. Para viajar había decidido tintar mi pelo de negro, volvería al rubio con el primer lavado. Michelle había descubierto la forma de quitarme el chip, pero aun no era el momento. Todo paso que demos debía estar perfectamente controlado y para esta necesitábamos un medico y algunos días de reposo, por lo que decidimos esperar a terminar con el asunto Gambino primero. Ella me había implantado otro localizador gps, solo rastreable a través de una pda que ella tenia completamente independiente a cualquier aparato de la CIA. Fue la única manera de poder convencerla para poder infiltrarme en Marbella ya que ella no podría estar cerca y estaba completamente solo en esto.

Los primeros días fueron bastante tranquilos. Trabaje como en cualquier otra misión para la que me habían entrenado. Me dedique a pasear y observar. debía localizar a los pequeños camellos, la gente con la que se movían y sobre todo, los lugares que frecuentaban. Una tarde pase al lado de una tienda de tatuajes, al principio pase de largo pero decidí volver sobre mis pasos y entrar. Todos los tatuajes que llevaban tenían un significado para mi, todos tenían que ver con algún hecho de mi vida o con alguien y era el momento de seguir completando el lienzo en el que había convertido mi cuerpo. Los puntos del localizador que Pogo y Jacob me habían quitado estaban mas que curados y la herida cicatrizada, así que era el momento de cubrir mi espalda y sabia perfectamente lo que quería hacerme.

Fueron mas de 20 horas soportando el dolor de las agujas en mi cuerpo, dos tatuadores estaban haciendo el trabajo a la vez, aun así tardamos varios días. Al principio se lleva bien, pero con el paso de las horas el dolor pesa e incluso Pogo pedia descansar. Ademas, no podía dejar de lado el tema principal por el que estaba aquí.

Finalmente, un ave fénix envuelto en llamas cubría toda mi espalda y parte de mi cuello. Ese era yo, un ave fénix que resurgió de sus cenizas. Me hundí en lo mas profundo aquel día en la iglesia, me hundí aun mas en los primeros meses con la CIA. Pero con el tiempo y gracias a Pogo, ambos habíamos resurgido. Nos habíamos convertido en el diablo que querían, pero con el control total sobre nosotros mismos. Ese ave fénix me recordaba cual era mi tarea en este mundo, acabar con todos los que alguna vez nos hicieron daño.

Había decidido hacer el ave en color negro, como mi alma. Con pequeños detalles de color. Lo envolvían llamas de color rojo con detalles en amarillo, que resaltaban mas con el color pálido de mi piel, eran esas llamas lo que sobresalían en parte de mi cuello y de las costados. El centro de mi espalda era el ave fénix con sus alas expandidas, con unos grandes ojos azules, iguales a los del diablo.



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Aclaraciones:

La imagen del encabezado no me pertenece.

 Este "capitulo" corto solo es plasmar una imagen que siempre vi de Gustabo en mi cabeza. Siempre vivio los peores momentos pero siempre resurgio de sus cenizas, como el ave fenix. Espero que les guste. 

Gracias por leer


Gustabo Garcia. El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora