Capitulo 11: Funeral

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Al día siguiente, Ethan llegó a la comisaría. Tan pronto como salió del auto, vio a Emmett agarrando a Hansen del brazo y saliendo por la puerta de la comisaría.-

—Emmett, ¿a dónde llevas a este idiota? —preguntó Ethan, acercándose.

—Quiere hacer un trato con el fiscal de distrito y testificar contra Proctor, a cambio de una sentencia reducida. Gordon me pidió que lo llevara a la oficina del fiscal de distrito para ver qué pruebas tenía —respondió Emmett, sin detenerse.

—Está bien, ten cuidado.

-Hansen lanzó una mirada desafiante hacia Ethan, quien no pudo evitar burlarse.-

—Hansen, hoy estás de buen humor. —le dijo Ethan, dándole unas palmaditas en el brazo.

—¡Jodete! Mantén alejadas tus manos apestosas y espera a mi abogado, imbécil —escupió Hansen, con sudor frío en la frente por el dolor.

—Hansen, te vamos a extrañar —replicó Ethan, sonriendo y frotando un poco más fuerte las heridas de Hansen.

—Ya déjalo Ethan, tengo prisa, así que me iré primero —dijo Emmett, abriendo la puerta trasera del coche de policía, dejando entrar a Hansen antes de alejarse de la comisaría.

-Dentro de la comisaría, Siobhan y Brock estaban sentados en sus escritorios, clasificando transcripciones. Hoy no había espacio para pensar en licencias administrativas; toda la situación los había movilizado. El Departamento de Policía de Banshee Town no podía permitirse cerrar por el incidente en la granja amish, de la noche anterior. Hood, como siempre, no estaba por ninguna parte. Nadie sabía por qué se había ido.-

En ese momento, la patrulla de Emmett avanzaba sin prisa, cuando el sonido de los motores se hizo más fuerte, más cercano.

Por el retrovisor, Emmett vio dos motocicletas acercándose rápidamente. Los motociclistas vestían de negro, con cascos oscuros que ocultaban sus rostros. Algo en su comportamiento lo puso en alerta. Redujo la velocidad, esperando que las motocicletas lo adelantaran, pero en lugar de eso, se colocaron una a cada lado de su vehículo.

De repente, una de las motocicletas se cruzó delante de la patrulla, obligándolo a girar bruscamente el volante para evitar una colisión. La otra moto se acercó peligrosamente al lado del conductor, su piloto sacando una pistola con silenciador. Emmett no tuvo tiempo de reaccionar antes de que la bala impactara en el parabrisas, rompiéndolo en mil pedazos.

—¡Mierda! —gritó Emmett, pisando a fondo el acelerador mientras intentaba escapar de la emboscada. Pero las motocicletas estaban decididas. La que iba al frente frenó en seco, y la que estaba a su lado disparó de nuevo, esta vez alcanzando una de las llantas traseras.

El coche de policía derrapó, Emmett luchando por mantener el control mientras sentía cómo el vehículo se inclinaba peligrosamente hacia un lado. Con un violento giro, la patrulla salió de la carretera y se estrelló contra los árboles, deteniéndose de golpe en una zanja.

"¡Central, aquí Alfa 23! ¡Código 10-33, repito, Código 10-33! estoy bajo ataque (...)

Aturdido, Emmett alcanzó su radio para pedir refuerzos, pero antes de que pudiera terminar su llamado, la puerta del conductor fue arrancada de golpe. Uno de los motoristas lo sacó del coche a la fuerza, arrojándolo al suelo con brutalidad.

—¿Qué demonios quieren? —gruñó Emmett, intentando levantarse. Pero antes de que pudiera reaccionar, recibió un golpe en el estómago que lo dejó sin aire.

El otro motorista se acercó, manteniéndose en silencio mientras sacaba un cuchillo largo y afilado. Emmett, jadeando por el dolor, vio el brillo de la hoja y supo que sus opciones se estaban agotando.

Reencarne en Banshee TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora