Al ver la mirada afligida del hombre encapuchado que estaba detrás de la valla, Siobhan y Ethan se quedaron inmóviles en medio del viento.
—¿Qué demonios? —murmuró Ethan, perplejo por la escena.
Cuando Ethan volvio en si, Siobhan ya había reaccionado sacando su taser de servicio. El encapuchado, visiblemente enojado, sacó un cuchillo de su bolsillo y trató de saltar la valla, rugiendo:
—¡Váyanse! yo matare a esa perra, dijo que me amaba.
—Baja el cuchillo. ¡Te dije que dejaras el cuchillo o dispararé! no seas estúpido —Siobhan gritó, advirtiendo mientras apuntaba con la Taser al hombre encapuchado.
—¡Dispara! ¡Dispárame! —El hombre dejó de trepar la valla y caminó hacia Siobhan, furioso.
El olor a alcohol que emanaba de él era inconfundible desde varios metros. Ignorando la advertencia de Siobhan, apretó con más fuerza el cuchillo en su mano. Al ver esto, Siobhan apretó el gatillo de la Taser sin dudarlo.
Al instante, dos dardos volaron hacia adelante con cables de cobre, impactando en el pecho del encapuchado. La corriente se liberó rápidamente a través de los cables y el hombre fue sacudido por la electricidad. Sin embargo, en lugar de caer, rugió, arrancó los cables de su pecho y corrió hacia Siobhan.
Aterrorizada, Siobhan retrocedió rápidamente, dejó caer la Taser y trató de sacar su pistola. Sin embargo, el hombre se acercó demasiado rápido, y en su pánico, Siobhan no logró desenfundar el arma.
Con el rostro distorsionado por la furia, el encapuchado se acercaba peligrosamente a Siobhan cuando, de repente, una figura pasó velozmente. Ethan apareció justo a tiempo.
Con una tacleada, Ethan arrojó al hombre contra la valla, rompiendo algunas tablas de madera. Los dos hombres que estaban en una piscina cercana gritaron y salieron apresuradamente del agua. Ethan se levantó de un salto, pero el encapuchado también se puso de pie, usando tanto sus manos como sus pies.
Con un movimiento rápido, Ethan presionó con fuerza la espalda del encapuchado, quien dejó escapar un grito de dolor. Le sujetó el cuello con una mano mientras presionaba la Glock 17 contra la cabeza del hombre y le murmuraba con frialdad:
—Si intentas moverte otra vez, te garantizo que no tendrás oportunidad de volverlo hacer, asi te recomiendo que te quedes quieto.
—¡No dispares, lo siento, no dispares! —suplicó el hombre encapuchado, sintiendo el frío cañón del arma en su sien, dejando caer el cuchillo al suelo.
Siobhan se apresuró a acercarse y, con la ayuda de Ethan, esposaron al hombre. Ethan guardó su pistola en la funda y le susurró a Siobhan:
—Créeme, si puedes evitarlo, no uses la Taser, estomas malditos bajo los efectos del alcohol y estupefacientes no sentirán ni el mas mínimo dolor.
Siobhan asintió, comprendiendo el consejo. El alcance de la Taser es corto y, en casos de abuso de drogas o fuerza extrema, no siempre es efectiva. Tras llevar al hombre a la comisaría, ambos continuaron con su patrulla.
Ethan se sentó relajado en el asiento del pasajero, revisando las fotos que Blake le había enviado. En una de ellas, Blake y la familia de Jonathan estaban haciendo una barbacoa frente a la casa. Wendy estaba detrás de la cámara, sosteniendo un ratón blanco en un intento de asustar a Blake. Los dedos de Ethan volaban mientras intercambiaba mensajes con Blake, hasta que ella mencionó que iba a salir a correr. Entonces, guardó su teléfono.
—¿Qué pasa? —preguntó Ethan, notando la mirada de Siobhan.
—Te tengo algo de envidia sabes, yo no tengo a nadie y en cambio solo puedo mirar televisión solas después del trabajo —respondió Siobhan, manteniendo la vista en la carretera.
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Reencarne en Banshee Town
AçãoEn el vasto universo de series y películas icónicas, los casos policiales y las tramas de gánsteres se conectan en un entramado más amplio. Desde Banshee Town, surge una historia en la que lo imposible se convierte en parte del día a día. Personajes...