Capitulo 48: Show

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Después de una larga espera, Ethan había estado esperando en silencio, con cada segundo alargando su incertidumbre. El sonido repentino de un motor resonó a lo lejos, rompiendo la quietud. Era un automóvil que se acercaba lentamente a la casa. Cada vibración del motor parecía aumentar la presión en el pecho de Ethan, como si un presentimiento oscuro se colara por las paredes.

Los pasos pesados que siguieron al apagarse el motor lo confirmaron.

Su cuerpo reaccionó antes que su mente. En un movimiento fluido y preciso, llevó ambas manos detrás de la espalda, ocultando su intención. La familiar textura del frío acero de la Beretta tocó su piel, y sus dedos, expertos, envolvieron el mango con naturalidad. La pistola brilló a la tenue luz del lugar, como una promesa de seguridad, o tal vez de conflicto inminente.

Con una respiración controlada, Ethan ajustó su postura, atento a cada sonido. 

La puerta se abrió y Hood apareció en el umbral.

Al ver la mirada tensa de Ethan, de repente se echó a reír. Ethan devolvió el arma al espacio, agarró una almohada y se la arrojó.

Hood atrapó la almohada, la apartó y se secó las lágrimas de los ojos.

—Me ire, creo que ustedes tienen cosas de que hablar, los dejare solos.

Siobhan apareció detrás de Hood, sosteniendo una almohada y dijo en tono de disculpa.—Lo siento, vio tu auto afuera e insistió en entrar para echar un vistazo.

Bajo la mirada asesina de Ethan, Hood reprimió una sonrisa, se dio la vuelta y se fue. Pronto se escuchó el sonido de la puerta cerrándose.

Después de que Hood se fue, la habitación quedó en silencio.

Siobhan abrazó la almohada, se sentó en el borde de la cama y miró a Ethan tímidamente, sin parecer en absoluto la persona feroz que había salido antes. Tenía polvo por todo el cuerpo, las comisuras de su boca estaban hinchadas, y los nudillos de sus manos estaban magullados. Parecía que había pasado por una lucha feroz.

—¿Estas bien? Dime que le partiste la cara al imbécil.—Ethan se aclaró la garganta, rompiendo el silencio.

Siobhan apretó el puño y sintió una punzada de dolor, pero en su interior se sentía extremadamente feliz.

—El no volverá a buscarme nunca mas.—dijo con una leve sonrisa y una mirada decidida.

Ser abusada por Brice en el pasado siempre había sido una sombra en su corazón, y la enorme cicatriz en su hombro le recordaba constantemente lo que había vivido.

Por eso decidió unirse al Departamento de Policía de Banshee, quería cambiar algo en su vida. Y ahora que había dejado en el pasado y haber enfrentado a sus demonios, se sentía extremadamente feliz.

—¿Dónde está Brice? Espero no hayas ido demasiado lejos, no quiero no puedes perder tu trabajo por esta basura —dijo Ethan mientras se apoyaba en la cabecera de la cama.

—No te preocupes, sé lo que hago. Solo le rompí el brazo con el que me golpeó —respondió Siobhan, respirando profundamente, aliviada.

Ethan asintió, sin preguntar más detalles. El hecho de que Hood hubiera devuelto a Siobhan significaba que la situación estaba bajo control. No debía subestimarse la autoridad y capacidad de un jefe de policía, incluso departamentos como el FBI podrían verse desafiados si se les presionaba lo suficiente.

—¿No estas demasiado enojado, verdad? —preguntó Siobhan con ansiedad.

Ethan negó con la cabeza. Sabía que Siobhan necesitaba resolverlo a su manera, y debía solucionarlo ella misma, si no nunca podría vivir sin esa sombra en su corazon.

Reencarne en Banshee TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora