Al día siguiente, después de despedirse y tomarse su día libre en el trabajo, Ethan partió temprano hacia el aeropuerto en Philadelphia, Blake llega ese día por la mañana, desde la Seattle, para visitar a Ethan y a sus parientes.
Después de esperar un rato en la terminal, la figura de Blake apareció a la vista.
Blake, quien llegaba desde la costa oeste, irradiaba una presencia elegante y segura. Su estilo reflejaba un equilibrio entre lo casual y lo sofisticado, con pantalones cortos ajustados que destacaban sus largas y bien torneadas piernas, y un chaleco blanco que realzaba su figura atlética. Su rostro, de una belleza cautivadora, tenía un aire diferente al de la ultima vez que se vieron, con ojos grandes y expresivos que parecían atravesar a cualquiera que la mirara, y su cabello oscuro caía en ondas suaves, aportándole un toque desenfadado pero impecable.
En cuanto lo vio, Ethan no pudo evitar sonreír. Las características de Blake eran demasiado obvias y fáciles de reconocer por lo que resaltaba entre la multitud.
—¡Por fin! —Ethan le hizo un gesto con las flores que llevaba en la mano.
Blake dejó caer la maleta, sorprendida, y corrió emocionada a su encuentro.
—¡Hey! —dijo Blake, aún sin palabras, abrazándolo con fuerza.
Sin pensarlo, Ethan le correspondió el abrazo y lo levantó del suelo, girándolo un par de veces.
—Me podría acostumbrar a esto. —bromeó Ethan, sintiendo la presión de su pecho contra el suyo cuando lo abrazaba con fuerza.
Entre las personas que pasaban, algunas miraban con envidia y otras con curiosidad. Pero a Ethan no le importaba. Todo lo que veía era a Blake frente a él, mientras se daban un acalorado beso.
Después de un momento, Blake recogió su maleta, tomó a Ethan del brazo y ambos salieron del aeropuerto.
—¿Este chico malo es tuyo? — pregunto Blake, mientras acariciaba la suave carrocería del auto que Ethan había estacionado cerca. No esperaba que realmente se hubiera comprado un Dodge Challenger de 1970, totalmente restaurado.
—¿Quieres llevarlo a casa? —Ethan agitó las llaves con una sonrisa, después de guardar la maleta en la parte trasera.
—¿De verdad? —Los ojos de Blake se iluminaron.
—Por supuesto, diviértete. —Ethan le arrojó las llaves, que Blake atrapó en el aire sin esfuerzo.
Inesperadamente, aunque Blake siempre había parecido una chica tranquila y reservada, demostró ser sorprendentemente feroz al volante. Apenas se subió al asiento del conductor y encendió el motor, su actitud cambió. Sus manos se aferraron con seguridad al volante, y en cuanto tuvo oportunidad, pisó el acelerador con determinación. El motor del Dodge Challenger rugió bajo su mando, y Blake maniobró con una precisión impresionante.
Ethan, que se encontraba en el asiento del copiloto, se apoyó ligeramente contra el respaldo mientras observaba cómo su amiga transformaba la carretera en su propio dominio. Con cada curva que tomaba, lo hacía con audacia, deslizándose entre el tráfico como si las demás personas en la vía fueran simples obstáculos en su camino.
-¡Vaya! la próxima vez me lo pensare dos veces en darte las llaves.-, comentó Ethan con una sonrisa, mientras el paisaje comenzaba a cambiar a los alrededores boscosos de Banshee.
Blake giró la cabeza apenas un poco, su sonrisa traviesa delataba cuánto disfrutaba de aquella velocidad y libertad. Condujo con tal energía que, en poco tiempo, las colinas y el espeso follaje que rodeaban a Banshee empezaron a aparecer ante ellos. El auto devoraba los kilómetros con facilidad, y la feroz habilidad de Blake al volante los llevó rápidamente a las afueras del pueblo.
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Reencarne en Banshee Town
ActionEn el vasto universo de series y películas icónicas, los casos policiales y las tramas de gánsteres se conectan en un entramado más amplio. Desde Banshee Town, surge una historia en la que lo imposible se convierte en parte del día a día. Personajes...