Capítulo 17: La Falla de San Andrés 1/4

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Ethan extendió la mano para detener un taxi y le pidió al conductor que lo llevara a la calle Duban.

—Conoces algún buen lugar para comer, acabo de bajar del avión y muero de hambre.

—Claro, mi amigo Jimmy Lee tiene el mejor restaurante de comida china, en Chinatown.

Después de que el vehículo arrancó, Ethan se cruzó de brazos y cerró los ojos para descansar. Los niños a su lado en el avión habían hecho tanto ruido que la azafata tuvo que detenerlos varias veces antes de que finalmente se calmaran.

El conductor, un hombre afroamericano, trato de entablar una conversación, pero al final fue ignorado, solo se quedo murmurando algo para sí mismo y, al notar a Ethan a través del espejo retrovisor, No sé cuánto tiempo pasó, pero el taxi se detuvo. 

El conductor, al ver a Ethan durmiendo profundamente, levantó la voz para despertarlo.

—Señor, hemos llegado. Son $15.00 dólares.

—Gracias —murmuró Ethan mientras se frotaba los ojos. Metió la mano en su abrigo, sacó algo de dinero y lo entregó para pagar la tarifa.

—Hombre, recuerda no dormirte en un taxi, no todos son tan decentes como yo y podrías despertarte en algún lugar no muy agradable. Ah y dile a Jimmy que te envio Carl — dijo dándole una tarjeta de presentación.— Si necesitas moverte puedes llamarme sin problema.

El conductor hizo un gesto serio al decirlo.

—Gracias por el recordatorio, lo tendré en cuenta.

Ethan reflexionó un momento y decidió darle una propina extra de diez dólares.

Después de entregarle el dinero al conductor, Ethan tomó su mochila, abrió la puerta y salió del vehículo, frente al restaurant, entro guiado por el aroma, el ambiente era tranquilo con algunas mesas despejadas rápidamente tomo asiento en una mesa desocupada y estaba emocionado de probar algo diferente.

En el mostrador, dos jóvenes chicas asiáticas que estaban al frente, vieron a Ethan y sus ojos se iluminaron. Se abrazaron y susurraron emocionadas, peleándose por quien iba atender su mesa.:

—¡Vaya, yo atender al chico apuesto!

—¿Qué? Estas loca, me toca a mi.

Ethan, que tenía buen oído, escuchó claramente el comentario en chino sin poder entender lo que decían, solo asintió a emitir una sonrisa mientras esperaba la carta.

Al escuchar su respuesta, las caras de las chicas se pusieron rojas y se dieron la vuelta avergonzadas.

Después de que le entregaran la carta,   Ethan para hacer su pedido. No era raro encontrar extranjeros que disfrutaran de la comida allí.

Ethan se acomodó en la silla de la pequeña mesa junto a la ventana, su mirada escaneando el menú mientras el bullicio del restaurante chino llenaba el aire. El aroma a especias y carne asada lo envolvía, despertando un hambre voraz que hacía que su estómago gruñera.

Cuando la camarera, una mujer de mediana edad con una sonrisa amable, se acercó a su mesa con un bloc de notas en mano, Ethan no dudó.

—Quiero una orden de costillas de cerdo agridulce y pollo Kung Pao con los acompañamientos, por favor —dijo, guiándose por las fotografías del menú. Ya que en Banshee no había restaurantes asiáticos, mas que Sushi.- Ah y una coca-cola.

La camarera asintió con un gesto , apuntando rápidamente el pedido antes de desaparecer entre las mesas atestadas de clientes. Ethan se recostó en su asiento, permitiéndose un momento de tranquilidad mientras esperaba su comida. 

Reencarne en Banshee TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora