Después de una rápida parada para comprar una pizza en el camino, a pedido de Daria, Ethan condujo hasta su residencia. Se trataba de una pequeña casa unifamiliar rodeada de plantas verdes, lo que la hacía muy tranquila.
Al bajar del auto, Ethan escuchó una música débil proveniente de la casa.
—¿No vives sola? —preguntó Ethan, cerrando la puerta del auto mientras miraba las luces dentro de la casa con curiosidad.
—Normalmente vivo sola. Mi prima esta de visita, vino desde Filadelfia a verme. Ya debería estar aquí.—respondió Daria, riendo entre dientes y empujándolo hacia la puerta.
Ethan llamó a la puerta, aún confundido, y pronto se abrió. Lo que apareció ante él fue una mujer de cabello negro que llevaba gafas de montura negra y un uniforme de oficina. Tres botones de su camisa blanca estaban desabrochados, dejando al descubierto sus sexys clavículas, y su cabello caía sobre el borde de encaje negro.
Cuando vio a Ethan, sus ojos se iluminaron.
Ethan, con una sonrisa, tomó la caja de pizza y estaba a punto de hablar cuando la prima de Dahlia se llevó el dedo índice a los labios, indicándole que guardara silencio.
—Tú debes ser el repartidor de pizzas, ¿verdad?
La boca de Ethan se abrió levemente, expresando confusión.
—Muchas gracias. Verá, soy una ama de casa que ha estado desempleada y no tengo dinero. ¿acepta otros métodos de pago? —dijo la mujer, alisándose el cabello, mordiendo su labio y mirando a Ethan con lástima.
Ethan entendió al instante. Resultó que esta era la sorpresa que había mencionado Daria. Se aclaró la garganta y respondió:
—Bueno, creo podría hacer una excepción. ¿Qué tal si discutimos mas a detalle?
—Eso es genial, entra rápido —dijo la prima de Daria, abriendo más la puerta y empujándolo hacia dentro, mientras reía.
Lina, con una actitud igualmente coqueta, comenzó a acariciar suavemente el brazo de Ethan, llevándolo suavemente hacia la habitación. Sus toques eran delicados pero intencionados, y Ethan se dio cuenta de que la noche seria inolvidable.
Daria, Ethan y Lina se acomodaron en la cama, el aire estaba cargado de una tensión suave pero palpable, que parecía vibrar con cada pequeño movimiento y susurro. Daria se dezizo de de la camisa de Ethan mientras Lina besaba el pecho del hombre frente a el, mientras su sus manos desataban su pantalón.
Daria se deslizó hacia el centro de la cama, su presencia era un punto de atracción. Lina, con una sonrisa tímida, se unió a ella, sus movimientos eran elegantes y fluidos. Ethan se sentó a su lado, su respiración se sincronizaba con la de ellos, creando una sensación de unidad en el espacio íntimo.
La conversación se volvió murmurante y los gestos se hicieron más cercanos. Las manos de Daria se encontraron con las de Lina en un toque sutil, sus dedos entrelazados de manera que sugerían un entendimiento mutuo.
Daria se inclinó hacia Ethan, su rostro cerca del de él, y sus labios se curvaron en una sonrisa suave. Lina, a su lado, rozó su mano con la de Ethan, su toque era ligero pero significativo.
La base crujió bajo el peso de sus movimientos, sus cuerpos se ajustaban en una danza lenta y ardiente. Las caricias eran firmes y deliberadas, y las sonrisas compartidas estaban cargadas de un entendimiento tácito. Cada toque era un comentario no dicho, una promesa que se desplegaba en el silencio que los rodeaba.
El calor en la habitación se intensificó a medida que sus cuerpos se encontraban en posiciones más cercanas. Las respiraciones se volvieron entrecortadas, y los movimientos se hicieron más enfocados y cargados de deseo. La conexión entre ellos era evidente en cada susurro y en cada roce, una combinación de pasión y complicidad.
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Reencarne en Banshee Town
AcciónEn el vasto universo de series y películas icónicas, los casos policiales y las tramas de gánsteres se conectan en un entramado más amplio. Desde Banshee Town, surge una historia en la que lo imposible se convierte en parte del día a día. Personajes...