Mientras Sun-hee y Jiho salían de la habitación, Haneul los seguía con cierta timidez, sin estar seguro de lo que se esperaba de él. Su expresión era un reflejo de su incertidumbre, y aunque quería obedecer, la situación lo desconcertaba. Jiho se detuvo en la puerta, notando que Haneul no los dejaba irse solos.
—Mamá... —dijo Jiho en voz baja, girándose hacia Sun-hee mientras miraba a Haneul—. Creo que deberíamos considerar presentarlo a la familia. No podemos seguir escondiéndolo así, y podría ser bueno para él estar cerca de más personas que lo cuiden y lo quieran.
Sun-hee lo miró con preocupación, entendiendo el dilema que Jiho estaba planteando. Sabía que su hijo tenía razón, pero también era consciente del peligro que implicaba exponer a Haneul. Si su cuñada y el resto de la familia llegaban a enterarse de la verdad sobre él, existía la posibilidad de que contactaran a la base científica, y eso sería un desastre para Haneul.
—Jiho... —Sun-hee suspiró, frotándose las sienes mientras consideraba la idea—. Entiendo lo que dices, y me gustaría pensar que podrían aceptarlo y tratarlo bien. Pero... si lo descubren... si sospechan algo, podrían intentar llevárselo. No podemos arriesgarnos a perderlo, no después de todo lo que ha pasado.
Jiho asintió, comprendiendo el miedo que su madre tenía. Era un riesgo, y ambos lo sabían, pero también sabían que seguir escondiéndolo no era una solución a largo plazo. Haneul necesitaba estabilidad, y quizás, el apoyo de más personas podría ayudarlo a adaptarse mejor a su nueva vida.
—Lo sé, mamá... —respondió Jiho con seriedad—. Pero creo que debemos confiar en ellos, al menos intentarlo. Si les explicamos su situación, sin entrar en detalles sobre su origen, podríamos evitar que lo vean como una amenaza. Podríamos decir que es un chico que necesita nuestra ayuda, que ha pasado por mucho y que necesita un hogar.
Sun-hee permaneció en silencio por un momento, reflexionando sobre las palabras de Jiho. Era difícil saber qué era lo correcto en esa situación, pero también sabía que no podían seguir ocultando a Haneul indefinidamente.
—Quizás... quizás podríamos intentarlo —dijo finalmente Sun-hee, con una leve vacilación en su voz—. Pero tenemos que ser muy cuidadosos, Jiho. Debemos explicarles todo con mucha cautela. Y si vemos que algo no está bien, que tienen dudas o que quieren saber más de lo que deberían, lo sacamos de ahí de inmediato.
Jiho asintió, agradecido de que su madre estuviera dispuesta a considerar la opción. Sabía que era un paso arriesgado, pero también era un paso necesario para que Haneul pudiera empezar a vivir una vida más normal.
—Gracias, mamá. Prometo que haré todo lo posible para que esto salga bien —dijo Jiho, mirando a Haneul y sonriéndole para darle confianza.
Haneul, aunque no entendía completamente la conversación, podía sentir la tensión en el aire. Se acercó a Jiho, buscando un gesto de seguridad, y Jiho lo recibió con un suave apretón en su hombro.
—Está bien, Haneul. Todo va a estar bien —murmuró Jiho, esperando que su propio nerviosismo no se transmitiera a Haneul.
Sun-hee tomó una profunda respiración, preparándose mentalmente para lo que estaba por venir. Sabía que lo que estaban a punto de hacer era riesgoso, pero también era un acto de fe, tanto en su familia como en la capacidad de Haneul para ser aceptado por ellos.
—Vamos a bajar —dijo Sun-hee finalmente, abriendo la puerta de la habitación—. Les explicaremos la situación y confiaremos en que sabrán comprenderla.
Con Haneul caminando a su lado, y Jiho a su otro costado, Sun-hee bajó las escaleras, dirigiéndose hacia el salón donde su familia esperaba, sin saber que estaban a punto de conocer a alguien que cambiaría sus vidas para siempre.
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The power of fate
Mystery / ThrillerEn 1992, un niño de 6 años fue secuestrado por un grupo de científicos sin escrúpulos que operaban al margen de la ley. Su objetivo era llevar a cabo un experimento secreto y prohibido, diseñado para manipular y controlar las características de los...