La noche había caído, sumergiendo la ciudad en un frío manto de oscuridad, pero para Jiho, la desesperación no le permitía sentir el frío que calaba los huesos. Había estado buscando a Haneul durante horas, recorriendo calles, parques, y todos los rincones donde pensaba que su Omega podría estar. Cada lugar al que iba, cada persona con la que hablaba, solo traía más frustración y miedo. No había señales de Haneul, y la inquietante idea de que algo terrible le había sucedido se asentaba cada vez más en su mente.
El eco de sus pasos resonaba en las calles vacías mientras continuaba su búsqueda. Jiho había salido corriendo de la casa, impulsado por una mezcla de ira y miedo, después de ver la jeringa en el suelo de su habitación. No podía soportar la idea de que alguien hubiera tomado a Haneul, de que lo hubieran arrancado de su lado cuando apenas había empezado a entender lo que significaba tenerlo a su lado. La ira que lo había invadido en ese momento, que casi lo llevó a destruir la casa en su desesperación, ahora se transformaba en una energía frenética mientras corría de un lugar a otro.
Con cada minuto que pasaba, la desesperanza comenzaba a arrastrarse en su interior. Jiho sabía que, a estas alturas, Haneul podría estar en cualquier parte, o peor, podría estar sufriendo a manos de quien lo había tomado. El solo pensamiento lo hacía querer gritar, golpear algo, hacer cualquier cosa para aliviar la angustia que lo consumía.
Finalmente, se detuvo en medio de una calle vacía, jadeando por el esfuerzo y el frío aire de la noche. Las luces de los postes parpadeaban débilmente, arrojando sombras alargadas sobre el pavimento. Jiho miró a su alrededor, sintiéndose más perdido que nunca. No sabía dónde más buscar, no sabía a quién más acudir. La ciudad, que normalmente le era tan familiar, ahora se sentía extraña y hostil, como si conspirara en su contra para esconder a Haneul de él.
—¡Haneul! —gritó con todas sus fuerzas, esperando contra toda lógica que su Omega lo escuchara, que apareciera de alguna esquina, que estuviera bien.
Pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo. Un silencio que parecía burlarse de su desesperación.
Jiho cayó de rodillas en el suelo, golpeando con fuerza el pavimento con los puños mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro. La impotencia lo aplastaba, y por primera vez, se sentía completamente inútil. Había prometido proteger a Haneul, y ahora no podía hacer nada para encontrarlo.
—Por favor… por favor… vuelve a casa… —susurró, aunque sabía que sus palabras se perdían en la noche.
Mientras tanto, en la casa, sus padres, Sun-hee y Min-ho, estaban igualmente angustiados. Después de intentar calmar a Jiho y verlo salir disparado en busca de Haneul, habían intentado contactar a la policía y a todos los conocidos que pudieran ayudar. Pero al igual que Jiho, no habían encontrado ninguna pista sobre el paradero de Haneul. La incertidumbre los estaba consumiendo, pero intentaban mantenerse fuertes, sabiendo que su hijo necesitaba apoyo cuando finalmente regresara.
Las horas avanzaban lentamente, y la preocupación solo crecía con cada segundo que pasaba. Sun-hee no dejaba de mirar el reloj, mientras Min-ho caminaba de un lado a otro en la sala, incapaz de permanecer quieto. El hogar que siempre había sido un refugio ahora se sentía vacío y frío, lleno de un silencio que resultaba insoportable.
Finalmente, el reloj marcó la medianoche, y aún no había señales de Jiho ni de Haneul. Sun-hee comenzó a llorar en silencio, y Min-ho la abrazó, tratando de ofrecerle consuelo, aunque él mismo se sentía desolado. Estaban perdiendo la esperanza, y no sabían cuánto más podrían soportar sin saber qué había pasado con Haneul.
Mientras tanto, Jiho, después de horas de búsqueda infructuosa, decidió volver a casa. Estaba agotado física y emocionalmente, pero no podía rendirse. Mientras caminaba de regreso, sus pensamientos giraban en torno a la única idea que lo mantenía en pie: tenía que encontrar a Haneul. No importaba cuánto tiempo tomara, no importaba qué tuviera que hacer, no se detendría hasta recuperar a su Omega.
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The power of fate
Mystery / ThrillerEn 1992, un niño de 6 años fue secuestrado por un grupo de científicos sin escrúpulos que operaban al margen de la ley. Su objetivo era llevar a cabo un experimento secreto y prohibido, diseñado para manipular y controlar las características de los...