Capítulo 10: Un Café Frío y una Sorpresa

27 2 0
                                    

Elvira, conocida por todos como RAYA, se sentó en su pequeño escritorio con una taza de café que se había enfriado hacía rato. Había estado sumergida en una intensa racha de inspiración, y acababa de terminar un gran avance en su nuevo libro, el tercer y último de la trilogía que la había catapultado a la fama. Aún sentía la adrenalina del proceso creativo recorriendo sus venas, y necesitaba un descanso, algo que la ayudara a desconectar de las palabras que aún danzaban en su mente.

Tomó un sorbo del café frío, haciendo una mueca, y decidió que la mejor manera de distraerse era con las redes sociales. Abrió Twitter, esa plataforma donde se había convertido en una presencia algo enigmática para su creciente número de seguidores. A pesar de que su fama había crecido de manera vertiginosa, Elvira nunca había perdido el contacto con la parte de ella que solía fangirlear por sus artistas favoritos. Recordaba la frustración que sentía cuando les enviaba tweets llenos de admiración y nunca recibía una respuesta. Esa sensación la había marcado, y por eso, ahora que ella misma tenía un "fandom", se esforzaba por responder a la mayoría de los mensajes que recibía.

"Es raro decir que tengo un fandom", pensó mientras revisaba los tweets que le llegaban. "Hace no tanto tiempo, yo era la que enviaba mensajes a mis ídolos, esperando aunque sea un 'like'".

Entre las menciones, vio algunas teorías sobre su próximo libro, fan arts que la dejaban impresionada por su talento, y hasta un hilo larguísimo en el que los fans intentaban desentrañar su identidad. Ese tipo de cosas la divertían mucho, y no podía resistir la tentación de seguirles el juego. Se detuvo en un tweet de una chica que preguntaba si en realidad era una mujer, y sonrió mientras le respondía con un enigmático "quizá".

Después de un rato de interactuar con sus seguidores, decidió cerrar Twitter y abrir Instagram. Conocía esa red social como la palma de su mano, y aunque no era tan activa como en otras plataformas, la usaba para mantener cierta presencia visual. Revisó su bandeja de entrada y, como de costumbre, encontró varias menciones de su editorial en publicaciones promocionando sus libros. También había mensajes de otros escritores con quienes rara vez compartía palabras, y menciones de medios que hablaban de su trabajo.

Pero hubo un mensaje que la detuvo en seco. Un nombre apareció en la bandeja de entrada: "Sebastian." Elvira sintió un pequeño vuelco en el estómago al ver quién le había escrito. Por supuesto que sabía quién era Sebastian Stan, uno de los actores más reconocidos del universo cinematográfico del que ella misma era fan. La idea de que él le hubiera escrito era, cuanto menos, sorprendente.

Con un dedo tembloroso, dio clic en el mensaje, esperando ver qué le había escrito. El mensaje era sencillo, pero directo:

"Hola, ¿Raya?"

Elvira se quedó mirando la pantalla, leyendo y releyendo esas dos palabras, como si fueran un rompecabezas que necesitara resolver. Era un saludo simple, casi casual, pero el hecho de que viniera de alguien como Sebastian Stan lo hacía mucho más significativo. ¿Qué podría querer él de ella? ¿Era un fan de sus libros? ¿O simplemente había sido un impulso, una curiosidad pasajera?

Tomó un respiro profundo, intentando procesar lo que sentía. Parte de ella quería responder de inmediato, pero otra parte la instaba a ser cautelosa. No todos los días recibía un mensaje de alguien tan famoso, y no sabía si esto podría cambiar algo en su vida tan cuidadosamente construida.

Pero entonces, recordó por qué había empezado a escribir en primer lugar: para conectar con las personas, para crear historias que resonaran en otros. Y ahora, aquí estaba, con la oportunidad de conectar con alguien que, en su propia manera, también había sido parte de su vida a través de la pantalla.

Finalmente, con una sonrisa traviesa, comenzó a escribir una respuesta, manteniendo ese toque de misterio que siempre había cultivado como RAYA.

"Hola, Sebastian ;)"

Elvira envió el mensaje antes de poder arrepentirse, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Dejó el teléfono a un lado y se levantó, intentando distraerse, pero no podía dejar de pensar en lo que vendría después. ¿Qué haría Sebastian con esa respuesta? ¿Cómo se desarrollaría esta inesperada conexión?

La incertidumbre la llenaba de una nueva forma de emoción, una que no había sentido en mucho tiempo. Mientras el café frío permanecía en la taza, olvidado, Elvira se dio cuenta de que, quizás, esta podría ser una nueva página en su historia, una que no había planeado escribir, pero que estaba ansiosa por descubrir.

La Búsqueda que nos unió - Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora