Capítulo extra: LA BODA

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El sol brillaba intensamente en el cielo despejado, iluminando la costa de Newport con una luz dorada que hacía que el mar resplandeciera como un espejo de zafiro. La brisa suave traía consigo el aroma salado del océano y el susurro de las olas rompiendo suavemente en la orilla. Era un día perfecto, el tipo de día que uno siempre sueña para una boda.

Elvira estaba en una habitación luminosa, rodeada por sus amigas más cercanas y su madre, todas ayudándola a prepararse. Su vestido de novia era elegante, un diseño sencillo pero con detalles delicados que realzaban su figura. La tela fluida se movía con gracia cuando ella se giraba frente al espejo, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, adornado con pequeñas flores blancas que combinaban con su ramo.

—Estás preciosa, Els —dijo Sara, con una sonrisa cálida, mientras ajustaba uno de los broches en el cabello de Elvira.

—Gracias, Sara. —Elvira respiró hondo, intentando controlar los nervios que la invadían—. No puedo creer que este día finalmente haya llegado.

Su madre, con lágrimas en los ojos, se acercó y la abrazó suavemente.

—Siempre supe que encontrarías a alguien que te hiciera tan feliz, mi niña. Estoy tan orgullosa de ti.

Mientras tanto, en otra habitación del lugar, Sebastian se ajustaba los gemelos de su camisa con la ayuda de Chris. Estaba vestido con un traje azul oscuro, que contrastaba perfectamente con el entorno marítimo. Aunque normalmente era una persona tranquila, hoy no podía evitar sentirse nervioso, pero era un nerviosismo positivo, lleno de emoción.

—¿Estás listo, hombre? —preguntó Chris, dándole una palmada en la espalda.

—Más que listo —respondió Sebastian, sonriendo mientras miraba su reflejo en el espejo—. No puedo esperar a ver a Elvira caminando hacia mí.

Los invitados comenzaron a tomar sus asientos en la terraza frente al mar, donde las sillas estaban dispuestas en semicírculo alrededor de un hermoso arco decorado con flores blancas y azules. La vista era impresionante, con el océano como telón de fondo, creando un ambiente mágico y romántico.

Finalmente, llegó el momento. La música comenzó a sonar suavemente, y los murmullos de los invitados cesaron mientras todos giraban sus cabezas hacia el comienzo del pasillo. Sebastian estaba de pie bajo el arco, con los ojos fijos en el lugar donde aparecería Elvira.

Cuando la vio, su corazón casi se detuvo. Elvira caminaba lentamente por el pasillo, su sonrisa era radiante, y sus ojos brillaban con lágrimas de felicidad. Estaba tan hermosa, tan perfecta, que Sebastian sintió que todo a su alrededor se desvanecía, dejando solo a ella.

Elvira también lo vio, y en ese momento, todas sus dudas y miedos se disiparon. Él estaba ahí, esperándola, y nada más importaba. Cada paso la acercaba más al hombre con quien había compartido tantos momentos, tantos sueños, y con quien ahora estaba lista para compartir toda una vida.

Cuando finalmente llegó a su lado, Sebastian tomó su mano, y ambos se miraron con una intensidad que hizo que todo a su alrededor se desvaneciera.

—Estás preciosa —murmuró Sebastian, apenas audiblemente.

—Y tú estás guapísimo —respondió Elvira, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

El oficiante comenzó a hablar, pero para Elvira y Sebastian, las palabras eran como un susurro distante. Estaban inmersos en su propio mundo, donde solo existían ellos dos.

Llegó el momento de los votos, y ambos sabían exactamente qué decir. Sebastian fue el primero en hablar.

—Mi pequeña Els, desde el momento en que te encontré, supe que mi vida cambiaría para siempre. Hemos recorrido un camino largo, a veces difícil, pero siempre ha sido un camino que valió la pena recorrer porque me llevó a ti. Prometo amarte, respetarte, y apoyarte en todo, todos los días de nuestra vida. Eres mi musa, mi compañera, mi amor eterno. Y hoy, en frente de todos nuestros seres queridos, te prometo que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase.

Elvira apenas podía contener las lágrimas mientras respondía.

—Sebastian, nunca imaginé que un día, el amor de mi vida me encontraría a través de las páginas de un libro. Pero aquí estamos, y no podría estar más agradecida. Me enseñaste lo que es el verdadero amor, la verdadera confianza, y me hiciste creer en mí misma cuando más lo necesitaba. Prometo amarte con todo mi ser, apoyarte en cada paso que demos juntos, y ser tu compañera en esta increíble aventura que llamamos vida. Hoy, frente a todos, te elijo una y otra vez, y seguiré eligiéndote todos los días de mi vida.

Después de los votos, el oficiante pronunció las palabras que ambos estaban esperando con ansias.

—Pueden besarse.

Sebastian no esperó ni un segundo más. Se inclinó hacia Elvira y la besó suavemente, pero con una pasión que hizo que los aplausos y vítores de los invitados se sintieran lejanos. Era un beso que sellaba su amor, su compromiso, y el comienzo de su nueva vida juntos.

Cuando se separaron, ambos sonrieron, sabiendo que este era solo el primer capítulo de una historia llena de amor, complicidad, y sueños compartidos.

La celebración continuó con una recepción en la playa, donde la música, las risas, y el amor llenaron el aire. Pero para Elvira y Sebastian, lo más importante era que, finalmente, estaban unidos para siempre, habiendo encontrado en el otro todo lo que siempre habían buscado.

La Búsqueda que nos unió - Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora