Elvira no podía creer lo que acababa de suceder. Apenas un minuto antes, había chocado accidentalmente con alguien en la calle mientras se dirigía al Rockefeller Center. Pero no era alguien cualquiera, era él. Mierda, mierda, mierda, pensó mientras intentaba controlar su respiración acelerada. Era Sebastian Stan. El Sebastian Stan con quien había estado intercambiando mensajes desde hacía semanas, quien había jurado por la moto de Giancarlo que la encontraría.
"Ok, actúa normal, Elvira. Él no te conoce, no sabe quién eres. Ni siquiera hay una foto o algo con lo que pueda reconocerte..." se repetía mentalmente, tratando de calmarse. Pero era difícil. Su mente corría a mil por hora, y sus manos temblaban mientras intentaba recuperar la compostura. Deja de temblar ya, se dijo a sí misma, obligándose a tomar una profunda respiración.
Finalmente, cuando sintió que se había calmado lo suficiente, tuvo un impulso de lo que solía llamar "idiotez valiente". Era esa parte de ella que la empujaba a hacer algo impulsivo y, a veces, un poco tonto, pero que también la hacía sentir viva. Sin pensarlo demasiado, sacó su teléfono y abrió Instagram. Empezó a transmitir en vivo justo cuando la cuenta regresiva para el encendido del árbol de Navidad comenzaba.
Al mismo tiempo, en algún lugar del Rockefeller Center, Sebastian recibió una notificación en su teléfono. Era de la cuenta de RAYA. Con el corazón acelerado, entró al video en vivo y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Estaban en el mismo lugar. Solo que, al parecer, en lados opuestos del centro.
No puede ser... pensó Sebastian mientras comenzaba a mirar frenéticamente a su alrededor, buscando cualquier pista de dónde podría estar transmitiendo. Sabía que entre las miles de personas que estaban allí, encontrarla sería como buscar una aguja en un pajar. Pero no le importaba. Algo dentro de él lo empujaba a intentarlo.
Sebastian comenzó a caminar, moviéndose a través de la multitud con su gorra y su abrigo, tratando de mantener un perfil bajo mientras buscaba desesperadamente. Mientras lo hacía, no pudo evitar comentar en la transmisión en vivo de RAYA, a pesar de los más de 60,000 espectadores que estaban viendo el video.
"¿Dónde estás? ¿Podrías decir algo para que pueda encontrarte?" escribió Sebastian, consciente de que estaba tomando un gran riesgo al hacer esto frente a tantos espectadores. Pero en ese momento, no le importaba. Estaba decidido a encontrarla.
Elvira, al otro lado de la pantalla, estaba frenética. No sabía qué la había poseído para hacer algo tan arriesgado. Su corazón latía con fuerza, y las manos le temblaban aún más mientras veía cómo los comentarios seguían llegando en avalancha. Entre ellos, vio el mensaje de Sebastian.
Dios, ¿qué estoy haciendo? pensó, sintiendo la presión de los miles de ojos virtuales que la observaban. Sin saber exactamente por qué, se aclaró la garganta cerca del micrófono, dejando que el sonido se filtrara en la transmisión.
Al instante, los comentarios comenzaron a cambiar.
"¡Sabía que eras mujer!"
"Oh, gracias a Dios, estos personajes no podrían ser escritos por hombres..."
Elvira sintió que una risa nerviosa estaba a punto de escapar de su pecho, y supo que necesitaba terminar con la transmisión antes de que algo más se saliera de control. Decidió hacer un último gesto antes de cerrar el video. Levantó su mano, haciendo un signo de paz hacia la cámara mientras enfocaba el árbol de Navidad encendiéndose, y luego grabó sus dedos, dejando que la imagen se desvaneciera lentamente.
Con un último suspiro, terminó la transmisión en vivo y apagó el teléfono. Todo había sucedido en cuestión de minutos, pero sentía como si hubiera pasado una eternidad. Su corazón aún latía con fuerza mientras guardaba el teléfono en su bolso y se alejaba lentamente del Rockefeller Center.
No podía creer lo que acababa de hacer. Había estado a punto de revelar más de lo que jamás había planeado, todo por un impulso. Y aunque había conseguido mantener su anonimato en su mayoría, sabía que el juego estaba volviéndose más peligroso. Pero, al mismo tiempo, había algo emocionante en todo ello, algo que la hacía sentir viva como no lo había hecho en mucho tiempo.
Mientras caminaba por las calles iluminadas de Nueva York, Elvira sonrió para sí misma, sabiendo que este diciembre realmente estaba siendo diferente. Y aunque no sabía qué vendría después, estaba lista para enfrentarlo, incluso si eso significaba enfrentarse a la realidad de que su secreto podría estar más cerca de ser descubierto de lo que jamás había imaginado.
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La Búsqueda que nos unió - Sebastian Stan
FanfictionCOMPLETA 🫰🏻 ¿Alguna vez has sentido que las palabras de un libro te hablan directamente al corazón? Sumérgete en la fascinante historia de Sebastian, un actor que lo tenía todo: fama, dinero, éxito y un brillo que muchos envidiarían. Pero detrás...