Capítulo 16: Risas y Secretos

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Sebastian se sentó en la mesa del restaurante, rodeado de amigos y ex coprotagonistas, disfrutando de una cena que se había convertido en una tradición entre ellos. Las risas y las bromas llenaban el aire, pero desde que había llegado, había sido el blanco de burlas cariñosas por su "búsqueda implacable" de la misteriosa escritora RAYA. Afortunadamente, todo seguía siendo un secreto bien guardado, lejos de los oídos y ojos de los medios de comunicación.

Mientras tomaba un sorbo de su bebida, Sebastian no pudo evitar sonreír al escuchar la última broma de Anthony.

—Vamos, Seb —dijo Anthony, con una sonrisa pícara—. ¿Cuándo nos vas a presentar a tu "novia literaria"? Si es que existe, claro...

Las risas resonaron en la mesa, y Sebastian simplemente sacudió la cabeza, acostumbrado a la broma. Era evidente que el grupo no iba a dejarlo en paz hasta que soltara algo más.

Chris, sentado justo a su lado, se inclinó hacia él con una sonrisa cómplice.

—Venga, Seb, ya cuéntanos de tu persona misteriosa. No nos dejes con la duda. Ya nos contaste que sigues platicando con él o ella, pero, ¿qué ha pasado? —preguntó Chris, captando la atención de todos los presentes.

Sebastian se tomó un momento para considerar su respuesta, disfrutando de la expectación que había generado. Sabía que no podía decir demasiado, no solo porque quería proteger a RAYA, sino también porque no había mucho que decir... al menos no aún.

—Bueno, sí, seguimos platicando —admitió finalmente, dejando que su respuesta flotara en el aire—. Pero, para ser honesto, no ha pasado mucho más. Todavía no sé quién es realmente, y ella —o él, ya saben— no me ha dado ninguna pista real. Es todo parte del juego, creo. Y, sí, sigo intrigado, pero lo respeto.

Las miradas a su alrededor variaban entre curiosidad y diversión. Anthony lanzó una carcajada.

—¿Estás diciendo que estás atrapado en un misterio de novela romántica, amigo? ¡Esto es genial! Nunca pensé que dirías algo así.

Scarlett, que había estado escuchando en silencio, levantó una ceja y agregó:

—Bueno, al menos parece que estás disfrutando del misterio. Pero, ¿no te desespera no saber quién es? Quiero decir, debe ser frustrante hablar con alguien y no saber nada de ellos.

Sebastian asintió lentamente, comprendiendo el punto de Scarlett. Había momentos en que la incertidumbre lo volvía loco, pero también sabía que había algo mágico en esa incertidumbre, algo que mantenía la conversación fresca y emocionante.

—Claro, a veces me gustaría saber más —respondió, con sinceridad—. Pero también hay algo divertido en no saberlo todo. Es como... ¿cómo decirlo? Como leer un buen libro y no querer saltarte al final para saber qué pasa. Prefiero disfrutar del viaje, aunque me intrigue.

Chris lo observó por un momento antes de asentir, comprendiendo la perspectiva de su amigo.

—Eso tiene sentido. Y me alegra ver que lo estás disfrutando, incluso si nosotros estamos ansiosos por saber más —dijo Chris, con una sonrisa comprensiva—. Pero déjame decirte que si realmente descubres quién es, vas a tener que compartirlo con nosotros.

Sebastian rió, sabiendo que su grupo de amigos no lo dejaría en paz tan fácilmente. Pero, a pesar de las bromas y la presión, estaba contento de poder hablar de esto con ellos, aunque fuera en términos vagos. Sabía que podía confiar en ellos para mantener el secreto, y eso le daba tranquilidad.

La conversación en la mesa continuó, derivando en otros temas, pero Sebastian no pudo evitar que su mente volviera a RAYA y a los mensajes que habían intercambiado. Había algo en esa conexión que seguía fascinándolo, algo que iba más allá de la simple curiosidad. Y aunque todavía no tenía todas las respuestas, estaba más que dispuesto a seguir explorando, incluso si eso significaba enfrentarse a más incertidumbre.

Mientras la cena avanzaba y las risas continuaban, Sebastian se permitió disfrutar del momento, sabiendo que, al final del día, lo que más importaba era el viaje y las personas con las que lo compartía, ya fuera en la vida real o en un misterio literario que apenas comenzaba a desvelarse.

La Búsqueda que nos unió - Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora