Capítulo 7: Dudas en la Carrera

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El aire fresco de Nueva York le golpeaba el rostro mientras corría por las aceras, esquivando a los transeúntes que, como él, aprovechaban la mañana para sus rutinas diarias. Correr por la ciudad siempre había sido una parte esencial de su vida, una forma de mantener su cuerpo en forma y su mente despejada. Pero hoy, mientras sus pies golpeaban el pavimento en un ritmo constante, su mente no dejaba de volver a la noche anterior.

Sebastian aún se sentía cansado, los efectos de la desvelada dejaban una ligera pesadez en sus músculos. Había pasado horas inmerso en el mundo creado por RAYA, devorando el segundo libro de la trilogía hasta la última página. No había querido dormir hasta terminarlo, y lo logró, aunque ahora no sabía qué hacer con su vida. Había algo intensamente satisfactorio en terminar un libro que te atrapaba, pero también dejaba un vacío, una pregunta latente: ¿y ahora qué?

Después de cerrar el libro en su teléfono, Sebastian no pudo simplemente cerrar los ojos y dormir. En lugar de eso, pasó otras dos horas explorando Twitter, absorbiendo toda la información que podía encontrar sobre RAYA. El hilo interminable de tweets sobre la escritora lo había mantenido despierto, saltando de un comentario a otro, buscando algún indicio, alguna pista que le dijera más sobre ella.

Stalkeó sus redes sociales, analizó cada publicación, cada detalle, pero todo lo que encontró fue más misterio. RAYA parecía no existir fuera de sus palabras. No había una sola foto de ella en ninguna parte, ninguna entrevista donde se mostrara, ninguna imagen que lo ayudara a ponerle un rostro a la persona que había escrito esas historias que lo habían impactado tanto. Había leído una entrevista reciente donde RAYA mencionaba que ya estaba trabajando en el tercer y último libro de la saga, pero eso solo había aumentado su frustración. ¿Cómo era posible que alguien tan famoso pudiera permanecer completamente oculto?

Lo que más lo molestaba era la posibilidad de que toda esa búsqueda fuera en vano. Se había leído un hilo interminable de Twitter que intentaba descubrir quién era RAYA, y al final, nada. Era como si RAYA no existiera más allá de sus palabras, como si fuera una creación intangible, una figura sin rostro ni identidad real.

El pensamiento que más lo desconcertó, y que lo hizo reír en voz alta mientras corría, fue la idea de que RAYA pudiera ser un hombre. La idea había surgido de la nada, pero había persistido, un murmullo en el fondo de su mente que no pudo evitar antes de finalmente quedarse dormido. La risa escapó de sus labios nuevamente al recordar cómo, en medio de la noche, esa posibilidad absurda se había apoderado de sus pensamientos.

Mientras continuaba corriendo, Sebastian se dio cuenta de que parte de su fascinación por RAYA no era solo por los libros que había escrito, sino por el enigma que la rodeaba. La idea de una persona que podía conectarse tan profundamente con sus lectores sin revelar nada de sí misma lo intrigaba. Había algo poderoso en esa ocultación, en la forma en que RAYA mantenía a todos adivinando, buscando sin encontrar.

Pero esa misma fascinación también lo frustraba. Sebastian, acostumbrado a un mundo donde la fama y la privacidad eran dos caras de la misma moneda, no podía entender cómo alguien podía esconderse tan bien en plena vista. Quizás era esa misma elusividad lo que lo atraía, lo que lo mantenía despierto por la noche, leyendo hilos de Twitter y entrevistas, buscando algo que tal vez nunca encontraría.

Mientras el ritmo de su carrera lo llevaba más profundamente en la ciudad, Sebastian decidió que no podía dejar que esa obsesión lo consumiera. Había disfrutado de los libros de RAYA, eso era suficiente, ¿verdad? Pero en el fondo, sabía que seguiría buscando, seguiría explorando, esperando encontrar ese pequeño fragmento de información que le diera una respuesta.

Terminó su carrera más cerca de donde había comenzado, con el cuerpo sudoroso pero con la mente un poco más clara. Sin embargo, el misterio de RAYA seguía latente en su pensamiento, un rompecabezas sin resolver que lo acompañaría a lo largo del día. Mientras caminaba hacia su apartamento, no pudo evitar sonreír, sabiendo que, a pesar de todo, esa búsqueda se había convertido en una parte inesperada y emocionante de su vida.

La Búsqueda que nos unió - Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora