Capitulo 14: Fortaleciendo Relación.

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Capítulo 14: Fortaleciendo la relación

El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando Naruto decidió que era el momento de dar el paso más importante de su vida. Había pasado mucho tiempo pensando en esto, en cómo debía ser el momento, en lo que significaba para él y para Sasuke. No había duda en su corazón; Sasuke era la persona con la que quería pasar el resto de su vida. Sin embargo, el nerviosismo lo carcomía por dentro. ¿Y si Sasuke no estaba listo? ¿Y si lo rechazaba?

Naruto caminaba por los senderos del bosque, con una pequeña caja de terciopelo rojo escondida detrás de su espalda, lo suficientemente pequeña como para que Sasuke no la notara de inmediato. Sabía que Sasuke entrenaba cada mañana en un claro apartado, lejos del bullicio de la aldea. Y esa mañana no sería la excepción.

Cuando finalmente llegó, vio a Sasuke en medio del claro, concentrado, con su espada en mano, ejecutando movimientos precisos y letales. El sudor brillaba en su piel bajo la luz suave del amanecer. Naruto se quedó un momento en silencio, observándolo. Nunca dejaba de sorprenderse por la gracia y el poder que irradiaba Sasuke cuando entrenaba. Pero hoy, más que admirarlo, Naruto sentía que su corazón iba a salirse del pecho.

Finalmente, Sasuke notó su presencia y se detuvo, bajando la espada y mirando a Naruto con curiosidad.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —preguntó, con una ceja levantada.

Naruto se acercó, intentando ocultar el nerviosismo en su rostro con una sonrisa despreocupada.

—Solo quería verte entrenar —dijo Naruto, rascándose la nuca—. Además, hay algo que quiero decirte.

Sasuke frunció el ceño, claramente confundido por la actitud inusual de Naruto. Pero dejó la espada a un lado y cruzó los brazos, esperando.

Naruto tragó saliva, sintiendo que las palabras se le atoraban en la garganta. Dio un paso más cerca, y sin decir nada, sacó la pequeña caja de terciopelo rojo que había mantenido oculta todo ese tiempo. La sostuvo frente a él, mirándolo fijamente a los ojos.

—Sasuke... —comenzó Naruto, su voz temblando ligeramente—. Hemos pasado por muchas cosas juntos. Hemos luchado, hemos reído, hemos llorado... y a pesar de todo, siempre hemos vuelto el uno al otro. Eres mi mejor amigo, mi compañero... y la persona que amo más que nada en este mundo.

Sasuke lo miraba con una mezcla de sorpresa y curiosidad, pero no dijo nada, esperando que Naruto continuara.

—Quiero pasar el resto de mi vida contigo —dijo Naruto, arrodillándose frente a él, con la caja aún en mano—. Sasuke Uchiha, ¿te casarías conmigo?

El silencio que siguió fue tan profundo que Naruto sintió que el tiempo se había detenido. Sasuke lo miraba, claramente conmocionado, sus ojos oscuros reflejando el peso de la pregunta que Naruto acababa de hacer.

Por un momento, Naruto temió lo peor. Pero entonces, Sasuke se inclinó lentamente, su expresión suavizándose, y tomó la caja de las manos de Naruto. La abrió con cuidado, revelando un anillo simple pero elegante, hecho de plata con una pequeña piedra azul incrustada en el centro.

—Naruto... —murmuró Sasuke, su voz baja y grave—. ¿De verdad piensas que estoy hecho para el matrimonio?

Naruto sintió que el aire volvía a sus pulmones, y soltó una carcajada, aliviado por la respuesta.

—Sé que no somos exactamente una pareja tradicional —dijo Naruto, con una sonrisa amplia—. Pero no me importa cómo sea, Sasuke. Lo único que sé es que quiero estar contigo. No necesito nada más.

Sasuke lo miró en silencio durante unos segundos más antes de que, finalmente, una pequeña sonrisa se formara en sus labios. Luego, sin decir nada más, tomó la mano de Naruto y deslizó el anillo en su dedo.

—Idiota —susurró Sasuke, aunque había una ternura evidente en su voz—. Claro que me casaré contigo.

Naruto sintió como si el mundo se detuviera de nuevo, pero esta vez por una razón completamente diferente. Una alegría tan pura y profunda lo inundó, que por un momento, no pudo hacer más que mirar a Sasuke, asombrado de que este momento fuera real. Luego, sin poder contenerse más, se lanzó hacia él, envolviéndolo en un abrazo tan fuerte que ambos cayeron al suelo entre risas y lágrimas.

—¡Sasuke! —gritó Naruto, con la voz llena de emoción—. ¡Te amo, te amo, te amo!

Sasuke soltó una risa suave mientras intentaba liberarse del abrazo de oso de Naruto, aunque no muy en serio.

—Ya lo sé, Naruto —respondió Sasuke, acariciando el cabello desordenado de su ahora prometido—. Yo también te amo.

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Esa noche, bajo una luna llena que parecía brillar más de lo normal, Sasuke y Naruto estaban sentados en el porche de la casa de Sasuke, observando las estrellas en silencio. Habían pasado las horas posteriores al compromiso entre risas, planes y conversaciones sobre el futuro. Pero ahora, en la tranquilidad de la noche, las palabras sobraban.

Naruto, que no podía quedarse quieto por mucho tiempo, se giró hacia Sasuke con una sonrisa traviesa en los labios.

—¿Sabes? —dijo—. Nunca pensé que el gran Sasuke Uchiha aceptaría casarse conmigo. ¡Eres un maldito perfeccionista!

Sasuke rodó los ojos, pero una sonrisa ligera se dibujó en su rostro.

—Deja de hablar como un idiota, Naruto. Si acepté es porque... —dudó por un segundo, pero luego, con un suspiro, continuó—. Porque sé que contigo, mi vida tiene sentido.

Naruto se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Sasuke acababa de decir. Sus palabras eran simples, pero para Naruto significaban el mundo. Lentamente, se inclinó hacia Sasuke, acercando sus labios a los de él en un beso suave, casi reverente. El beso no era como otros que habían compartido; era una promesa silenciosa de que estarían juntos, pase lo que pase.

—Nunca te dejaré, Sasuke —susurró Naruto contra sus labios—. Somos para siempre.

Sasuke no respondió con palabras. No hacía falta. El modo en que lo besó de vuelta, profundo y lleno de amor, decía más de lo que cualquier frase podría expresar.

Mientras las estrellas seguían brillando sobre ellos, Naruto y Sasuke supieron, en ese preciso momento, que el futuro, aunque incierto, sería uno que caminarían juntos, mano a mano, corazón a corazón.

Ese sería el inicio de su vida juntos. Un viaje que estaban dispuestos a recorrer, sin importar los obstáculos que pudieran surgir.

Era solo el comienzo de algo mucho más grande, mucho más profundo.

Y esa noche, mientras las luces de la luna los bañaban, sellaron su promesa en el silencio de la noche, sabiendo que habían encontrado en el otro lo que siempre habían estado buscando: el verdadero hogar.

Un Destino Inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora