Cap33: Noche Estresante.

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Capítulo 33: Noche Estresante

En la quietud de la noche, el llanto agudo y repentino de Boruto irrumpió, llenando la casa con su eco. Sasuke abrió los ojos lentamente, sintiendo el cansancio acumulado de las semanas pasadas, pero la preocupación por su hijo lo obligó a levantarse. Miró a Naruto, que seguía profundamente dormido, inmune a los ruidos de la casa.

Sasuke se frotó el rostro con una mano antes de levantarse de la cama, moviéndose en silencio para no despertar a Naruto. Caminó hacia la habitación de Boruto, donde el pequeño seguía llorando con fuerza desde su cuna, agitando sus diminutas manos en el aire como si buscara algo que lo calmara.

—Tranquilo, Boruto, ya voy —susurró Sasuke al entrar en la habitación, su voz llena de ternura, aunque sus ojos reflejaban agotamiento.

Se inclinó sobre la cuna y tomó a Boruto con cuidado en sus brazos, acunándolo contra su pecho mientras lo mecía suavemente. El llanto no disminuía, pero Sasuke mantuvo la calma, convencido de que su hijo simplemente tenía hambre. Con pasos lentos y precisos, se sentó en la silla al lado de la cuna, y con un movimiento fluido, sacó su pecho para amamantarlo.

—Vamos, pequeño, debes tener hambre. Aquí tienes —dijo Sasuke, acercando el pecho a Boruto con suavidad.

Pero el bebé, lejos de calmarse, comenzó a agitarse aún más. Giró su cabecita de lado a lado, rechazando el pecho de Sasuke mientras seguía llorando con más fuerza. Sasuke frunció el ceño, sintiendo una leve punzada de frustración. No era la primera vez que Boruto mostraba resistencia, pero siempre terminaba por ceder.

—Vamos, Boruto, tienes que comer —insistió Sasuke, acercando nuevamente su pecho al bebé—. Sé que tienes hambre.

Boruto seguía rechazando el pecho, sus llantos ahora eran más desesperados. Sasuke sintió cómo su paciencia empezaba a agotarse. Su rostro se tensó, y la ternura de antes se desvaneció, dando paso a la irritación. No entendía por qué su hijo lo rechazaba, y el cansancio comenzaba a hacer mella en él.

—¡Boruto! —alzó la voz ligeramente, aún tratando de mantener la calma—. Basta ya, tienes que comer. Deja de llorar y come de una vez.

Pero Boruto seguía agitado, sus pequeños puños apretados golpeaban suavemente el pecho de Sasuke mientras su llanto resonaba en la habitación. Sasuke respiró hondo, cerrando los ojos por un momento, intentando controlar su creciente frustración. Había sido un día largo, y las noches sin dormir estaban empezando a pasarle factura.

Con firmeza, Sasuke lo intentó una vez más. Sujetó a Boruto con más decisión y acercó su pecho de nuevo al bebé, esta vez con menos paciencia.

—Basta, Boruto. Esto no es una opción. Tienes que comer —dijo Sasuke, su voz ahora con un tono más serio.

Finalmente, después de un momento que pareció eterno, Boruto comenzó a calmarse. Su llanto se volvió más suave y, lentamente, se aferró al pecho de Sasuke, empezando a succionar y beber la leche que necesitaba. Sasuke suspiró profundamente, una mezcla de alivio y cansancio lo inundó mientras sentía el ritmo constante de Boruto alimentándose.

—Eso es... finalmente —murmuró Sasuke, inclinando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos por un momento.

El silencio volvió a llenar la habitación, interrumpido solo por los suaves sorbos de Boruto. Sasuke, aún agotado, se permitió relajarse un poco, aunque su mente seguía repasando el momento de frustración que acababa de vivir. La calma momentánea le daba tiempo para reflexionar, pero no podía evitar sentir una punzada de culpa por haberse molestado con su propio hijo.

—Perdóname, Boruto —dijo Sasuke en voz baja, acariciando suavemente la cabeza del bebé—. No debería haberte presionado tanto.

El cansancio emocional se sumaba al físico, y aunque Boruto ahora estaba tranquilo, Sasuke no podía ignorar la sensación de impotencia que lo había invadido unos momentos antes. Quería ser un buen padre, pero las noches largas y las demandas constantes de sus hijos a veces lo hacían sentir insuficiente.

Naruto apareció en la puerta, habiendo escuchado el llanto desde su sueño. Entró a la habitación, frotándose los ojos mientras se acercaba a Sasuke y a Boruto.

—¿Qué pasó? Escuché a Boruto llorar —preguntó Naruto, con una voz suave y preocupada.

Sasuke, aún acunando a Boruto, no lo miró directamente. Estaba demasiado agotado para mantener una conversación larga, pero respondió de manera breve.

—No quería comer al principio. Estaba rechazando mi pecho y no dejaba de llorar. Pero finalmente lo aceptó.

Naruto frunció el ceño ligeramente y se inclinó para ver mejor al bebé.

—¿Todo bien ahora? —preguntó, observando cómo Boruto ahora estaba tranquilo.

Sasuke asintió, pero no pudo evitar soltar un suspiro de cansancio.

—Sí, está bien... por ahora. Pero estas noches sin dormir están empezando a afectarme —admitió Sasuke, con una expresión cansada.

Naruto se sentó en el borde de la cuna, mirando a Sasuke con comprensión.

—Lo sé, Sasuke. Ambos estamos agotados, pero estamos juntos en esto. No tienes que hacerlo todo tú solo —dijo Naruto, intentando darle ánimos.

Sasuke lo miró, agradecido por el apoyo, pero su mente seguía llena de dudas. Aunque Naruto estaba a su lado, había momentos en los que se sentía abrumado por las expectativas que tenía de sí mismo como padre.

—A veces siento que no soy lo suficientemente bueno —confesó Sasuke, con la mirada fija en el suelo—. No debería haberme enojado con Boruto. Solo es un bebé, y ya me siento como si estuviera fallando.

Naruto negó con la cabeza, acercándose más a Sasuke.

—Estás haciendo lo mejor que puedes, y eso es lo que importa. Boruto te necesita, y estás aquí para él, incluso cuando estás cansado y frustrado. Eso ya te hace un gran padre —respondió Naruto con firmeza.

Sasuke dejó escapar otro suspiro, aunque esta vez con un poco menos de peso en su pecho. Sabía que Naruto tenía razón, pero la presión de ser el padre que él deseaba ser a veces lo sobrepasaba.

—Gracias, Naruto. Solo... hay noches en las que todo se siente demasiado —dijo Sasuke, levantándose con cuidado de la silla, cargando a Boruto en brazos.

Naruto lo miró con una sonrisa suave y le dio un suave golpe en el hombro.

—Vamos, deja que yo lo ponga a dormir esta vez. Tú necesitas descansar —sugirió Naruto.

Sasuke dudó por un momento, pero luego asintió. Le entregó a Boruto con cuidado a Naruto y observó cómo su esposo lo llevaba de vuelta a la cuna, colocando al bebé con suavidad.

—Te lo agradezco —murmuró Sasuke, sintiendo cómo sus párpados se volvían pesados.

Naruto le sonrió antes de apagar las luces de la habitación.

—De nada, Sasuke. Mañana será un mejor día.

Con esa promesa, ambos salieron de la habitación, dejando a Boruto durmiendo en paz.

Un Destino Inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora