Capítulo 45: Día Lleno de Cariños
La mañana en Konoha amaneció con un cielo despejado y un aire fresco que traía consigo el aroma de los cerezos en flor. Dentro de la casa de Naruto y Sasuke, la atmósfera era cálida y tranquila, una paz que ambos valoraban después de tantos días llenos de tensiones y conflictos. Naruto se despertó temprano, pero en lugar de levantarse de inmediato, se quedó allí, observando el rostro dormido de Sasuke, quien descansaba a su lado.
Naruto sonrió suavemente, admirando lo sereno que parecía Sasuke cuando dormía, sin la dureza habitual en su expresión. Con cuidado, para no despertarlo, se inclinó y le dio un beso suave en la frente. Sasuke se movió levemente, pero no abrió los ojos, simplemente se acomodó más cerca de Naruto, buscando su calor incluso en sueños.
Naruto rió en voz baja, sintiéndose más relajado de lo que había estado en días. Sin embargo, esa paz fue interrumpida cuando de repente la puerta de la habitación se abrió de golpe y Boruto entró corriendo, seguido de cerca por Menma.
—¡Papá, papá! ¡Es hora de levantarse! —gritó Boruto mientras se lanzaba sobre la cama.
Naruto se rió y atrapó a Boruto antes de que cayera sobre él y Sasuke.
—¡Cuidado, Boruto! —dijo Naruto con una sonrisa—. Tu papá todavía está dormido.
Menma, siempre más calmado que su hermano menor, se acercó a la cama con una sonrisa tranquila, pero sus ojos brillaban con la misma energía.
—Hoy es el día que prometiste llevarnos a entrenar, ¿recuerdas? —dijo Menma, mirando a Naruto con esperanza.
Naruto asintió mientras Boruto ya comenzaba a brincar de emoción.
—Sí, lo recuerdo. Solo dame unos minutos más y vamos, ¿de acuerdo? —respondió Naruto, viendo cómo Boruto asentía enérgicamente.
Sasuke, que hasta ese momento había estado en su propio mundo de sueños, comenzó a abrir los ojos lentamente, sintiendo la agitación en la habitación. Al notar que Boruto y Menma estaban allí, levantó una ceja, claramente confundido por la energía tan matutina de los niños.
—¿Qué está pasando? —murmuró con voz ronca, mientras Naruto le sonreía.
—Buenos días, dormilón. Al parecer nuestros hijos están listos para empezar el día con todo —respondió Naruto, mientras Boruto se lanzaba sobre Sasuke, abrazándolo.
Sasuke sonrió levemente ante el entusiasmo de Boruto y le dio una palmadita en la cabeza antes de mirar a Naruto.
—No me dijeron que hoy tendríamos un despertar tan… energético —comentó Sasuke, sin poder ocultar el cariño en su voz.
Menma, siempre atento, notó el tono en la voz de su padre y sonrió.
—Es que es un día especial, ¿no? Todos juntos sin misiones ni problemas —dijo Menma, subiéndose también a la cama.
Sasuke observó a su hijo mayor y asintió lentamente. Tenía razón. Hoy era un día para disfrutar en familia, sin preocupaciones externas.
—Tienes razón, Menma —admitió Sasuke, sentándose en la cama y estirándose—. Hoy podemos pasar el día juntos.
Boruto, incapaz de contenerse, abrazó a Sasuke por completo.
—¡Sí, vamos a entrenar y luego podemos ir por ramen! —gritó Boruto, claramente más interesado en la comida que en el entrenamiento.
Naruto rió al escuchar a su hijo menor.
—Boruto, siempre pensando en comida —dijo Naruto, mientras se levantaba de la cama—. Pero antes de eso, vamos a desayunar algo, ¿qué les parece?
Menma y Boruto asintieron emocionados, saliendo corriendo de la habitación rumbo a la cocina.
Sasuke observó cómo los niños se alejaban y luego se volvió hacia Naruto, su expresión suavizándose.
—Parece que hoy será un día largo —comentó Sasuke mientras se ponía de pie.
Naruto se acercó y, antes de que Sasuke pudiera reaccionar, lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia él.
—Tal vez, pero estoy contento de pasar este día contigo —susurró Naruto, inclinándose para darle un beso suave en los labios.
Sasuke correspondió al beso, cerrando los ojos por un momento, disfrutando de la calidez de Naruto. Cuando se separaron, Sasuke sonrió ligeramente, sintiendo cómo el estrés de los últimos días se desvanecía un poco más.
—Yo también, Naruto —murmuró Sasuke, antes de darle un pequeño golpe en el pecho—. Pero si te quedas aquí abrazándome todo el día, los chicos se comerán el desayuno sin nosotros.
Naruto rió, dándole otro beso rápido antes de soltarlo.
—Está bien, está bien, vamos a desayunar antes de que Boruto arrase con todo —bromeó Naruto mientras ambos salían de la habitación.
El desayuno fue un caos divertido, con Boruto y Menma discutiendo sobre qué cereal era mejor y Naruto tratando de evitar que se derramaran los vasos de leche. Sasuke observaba todo con una sonrisa pequeña pero genuina, sintiendo el calor familiar que tanto valoraba. Aunque no lo admitiera abiertamente, estos pequeños momentos de caos y risas eran lo que más amaba de su vida con Naruto y sus hijos.
Después de desayunar, Naruto propuso que fueran al campo de entrenamiento, algo que los niños esperaban con ansias. Boruto corría de un lado a otro, ya hablando de cómo iba a mostrarle a Menma sus nuevas técnicas, mientras Menma, más sereno, lo seguía de cerca con una sonrisa.
Sasuke caminaba junto a Naruto, observando a sus hijos con una mezcla de orgullo y satisfacción.
—Menma se parece mucho a ti, Sasuke —comentó Naruto mientras caminaban—. Siempre tan calmado y concentrado.
Sasuke asintió, aunque sus ojos seguían fijos en Boruto, quien corría por delante, lleno de energía.
—Y Boruto es igual a ti —replicó Sasuke—. Siempre impulsivo, lleno de vida.
Naruto rió ante la observación de Sasuke y le dio un codazo juguetón.
—Parece que nos hemos dividido bien, ¿eh? —bromeó Naruto.
Sasuke sonrió de lado y negó con la cabeza, pero en su interior sentía lo mismo. A pesar de sus diferencias, ellos dos habían creado algo hermoso juntos, algo que valía más que cualquier lucha que hubieran tenido en el pasado.
Una vez en el campo de entrenamiento, los niños se lanzaron de inmediato a practicar. Menma, con su calma habitual, se concentró en perfeccionar sus movimientos, mientras Boruto intentaba hacer que todo fuera un espectáculo, saltando y lanzando kunais con entusiasmo.
Sasuke y Naruto se sentaron juntos en una roca cercana, observando a sus hijos en silencio. Naruto se inclinó ligeramente hacia Sasuke, su brazo rozando el de él, en un gesto de cercanía.
—¿Sabes? —comenzó Naruto, con una sonrisa—. A veces no puedo creer lo afortunado que soy.
Sasuke lo miró de reojo, arqueando una ceja.
—¿Afortunado? ¿Por qué?
Naruto se giró para mirarlo directamente, su expresión suavizándose.
—Porque te tengo a ti. A ti y a nuestros hijos. No importa cuántos desafíos enfrentemos, siempre me siento afortunado de tener esta vida contigo.
Sasuke se quedó en silencio por un momento, dejando que las palabras de Naruto resonaran en su mente. Finalmente, una sonrisa suave apareció en su rostro.
—Yo también, Naruto —susurró Sasuke, inclinándose ligeramente para besar a su esposo una vez más.
El día continuó lleno de risas, entrenamientos y cariño, un día que ambos sabían atesorarían en sus corazones. Aunque las sombras del pasado a veces los alcanzaran, en momentos como este, solo había luz y amor entre ellos.
[Continuará...]
ESTÁS LEYENDO
Un Destino Inesperado.
AléatoireEsto trata básicamente del SasuNaru y toda la paranoia. Espero disfruten.