Cap59: Día de Bromas.

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Capítulo 59: Día de Bromas

Era una mañana tranquila en la casa de los Uzumaki-Uchiha. Ayami, la nueva integrante de la familia, estaba en su cuna en la sala mientras Naruto jugaba con ella. Con su característico entusiasmo y un toque travieso, Naruto había decidido darle a la pequeña un día lleno de risas… aunque Ayami aún no sabía lo que eso significaba.

Naruto observaba a Ayami, que lo miraba con sus grandes ojos curiosos. Sonrió mientras sostenía un pequeño trozo de limón en la mano, sabiendo que sería una travesura inofensiva.

— A ver, Ayami, —dijo Naruto, acercando el limón—, ¿quieres probar algo nuevo?

Ayami lo miró con inocencia, y Naruto le ofreció el limón. La pequeña tomó un lametón, y al instante hizo una cara de total disgusto: sus ojitos se fruncieron, sus labios se arrugaron, y pronto comenzó a emitir un quejido que terminó en un sollozo.

— ¡Oh, vamos, Ayami! ¡Solo era un poquito de limón! —dijo Naruto, riendo suavemente, aunque intentaba calmarla.

Justo en ese momento, Sasuke, que estaba en otra habitación, escuchó el llanto de Ayami y apareció en la puerta con una mirada preocupada que se transformó en una mezcla de desaprobación y cansancio al ver a Naruto riéndose mientras la pequeña hacía pucheros.

— ¿Qué estás haciendo, Naruto? —preguntó Sasuke en tono serio mientras recogía a Ayami y la acunaba para calmarla—, ¿De verdad le diste limón?

Naruto no podía dejar de reírse.
— Es solo una broma, Sasuke. Solo una gotita de limón… y mira qué caras pone, ¡es adorable! —dijo, aún sin poder contener la risa.

Sasuke suspiró, acariciando la cabecita de Ayami mientras esta se calmaba en sus brazos.
— Sabes que es solo una bebé, ¿verdad? No todos tienen tu sentido del humor, —respondió, lanzando a Naruto una mirada de reproche.

Menma y Boruto, que habían escuchado la conmoción, se acercaron a la sala y miraron a su hermana y a su padre con curiosidad.

— ¿Qué pasa aquí? —preguntó Menma, viendo cómo Sasuke sostenía a Ayami, que aún hacía pucheros.

Boruto comenzó a reírse apenas vio el limón en la mano de Naruto.
— ¡Papá, le diste limón a Ayami! ¡Yo quiero ver cómo reacciona también! —dijo Boruto, riéndose.

Naruto, riendo junto a su hijo mayor, pasó el limón a Boruto, quien se acercó a Ayami, aunque con cuidado para no molestarla más.
— Dale otro poquito, Boruto. Solo uno más, —dijo Naruto, entre risas, mientras miraba de reojo a Sasuke, quien no estaba precisamente feliz.

Sasuke alzó una ceja y sujetó el limón, retirándolo de las manos de Naruto y Boruto.
— No. Esta pequeña no es tu juguete, Naruto. Ella merece más que tus bromas traviesas. —dijo Sasuke con tono firme, pero con una leve sonrisa que mostraba que, aunque estaba molesto, no podía evitar encontrar la situación algo divertida.

Naruto aprovechó el momento para robarle un beso en la mejilla, provocando que Sasuke lo mirara con una mezcla de molestia y ternura.

— Eres incorregible, —suspiró Sasuke, intentando sonar severo, aunque el rubor en sus mejillas traicionaba su expresión seria.

Naruto solo sonrió con aire travieso y le guiñó un ojo.
— Es parte de mi encanto, ¿verdad? —dijo Naruto, dándole un beso rápido en los labios.

— Papá, no puedes hacerle tantas bromas a Ayami, —intervino Menma, tratando de mantener una cara seria, aunque estaba conteniendo la risa—, mírala, ni siquiera sabe lo que está pasando.

Sasuke asintió, agradecido por el apoyo de Menma.
— Exacto. Alguien en esta familia tiene sentido común, —comentó Sasuke, lanzándole una mirada a Naruto.

Naruto suspiró, pero pronto cambió su expresión a una sonrisa.
— Está bien, está bien. ¡Nada de limones para Ayami! Pero hay otras cosas divertidas que podemos hacer, —dijo, guiñándole un ojo a sus hijos.

— ¿Qué tienes en mente, papá? —preguntó Boruto, entusiasmado.

Naruto sonrió y, con un movimiento rápido, agarró a Sasuke por la cintura, levantándolo ligeramente.
— ¡Mi siguiente broma es con tu otro papá! —exclamó Naruto, mientras Sasuke le daba un suave golpe en el brazo, claramente molesto pero conteniendo la risa.

— Naruto, bájame ahora, —dijo Sasuke, tratando de sonar serio, aunque estaba rojo de la vergüenza.

— ¡No hasta que me des otro beso, Sasuke! —dijo Naruto con una sonrisa traviesa.

Los niños se rieron, disfrutando de la escena. Finalmente, Sasuke cedió y le dio un rápido beso en la mejilla, murmurando algo entre dientes, y Naruto lo bajó con una gran sonrisa de satisfacción.

Pasaron el resto del día en una serie de pequeñas travesuras de Naruto, aunque esta vez sin afectar a Ayami, quien dormía plácidamente en su cuna mientras su familia compartía un día de risas y cariño.

Un Destino Inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora