Cap60: Los Berrinches de Ayami

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Capítulo 60: Los Berrinches de Ayami

Era una mañana soleada en la aldea, y la casa de los Uzumaki-Uchiha estaba llena de actividad, como siempre. Sin embargo, esa mañana en particular, Ayami parecía tener otros planes para su familia. La pequeña, que normalmente era tranquila y alegre, estaba en un humor completamente diferente: nada la satisfacía, y sus berrinches comenzaban a ser una verdadera prueba de paciencia para todos.

Ayami comenzó llorando en su cuna, y Naruto, quien escuchó el llanto desde la cocina, corrió rápidamente a su habitación para ver qué sucedía.

— Ayami, mi pequeña, ¿qué te pasa? —preguntó Naruto, intentando consolarla mientras la levantaba en brazos.

Sin embargo, apenas dejó de llorar, Ayami comenzó a retorcerse, claramente inconforme. Naruto probó dándole su peluche favorito, pero ella lo empujó lejos con un gruñido adorable que hizo reír a Naruto.

— ¿Así que hoy estamos de malas, eh? —dijo, tratando de distraerla con una sonrisa y haciéndole muecas divertidas.

Sasuke, quien observaba desde la puerta, suspiró al ver que Ayami estaba en uno de sus días difíciles.
— Déjala, Naruto. Quizás solo necesita tiempo para calmarse. —dijo Sasuke, acercándose y tomando a Ayami en sus brazos, meciéndola suavemente.

Pero apenas Sasuke la sostuvo, Ayami comenzó a hacer pucheros nuevamente, esta vez mirando a Sasuke con sus grandes ojos llenos de lágrimas. Sasuke suspiró, rindiéndose.

— Parece que nada le viene bien hoy. —dijo Sasuke, pasándole a Ayami de nuevo a Naruto, quien se había quedado riéndose bajo la mirada de desesperación de su esposo.

En ese momento, Menma y Boruto, que estaban jugando en la sala, escucharon el caos y se acercaron curiosos.

— ¿Qué le pasa a Ayami? —preguntó Boruto, mirando a su hermana pequeña que ahora había empezado a llorar otra vez.

— Creo que solo está teniendo un día difícil, —dijo Naruto con una sonrisa cansada, mientras trataba de distraer a Ayami con algunos de sus trucos de ninjutsu para hacerla reír. Sin embargo, Ayami solo lo miró, confundida y todavía molesta.

Menma, sintiéndose protector, se acercó a su hermanita y le mostró un pequeño juguete que había hecho con sus propias manos.
— Mira, Ayami, es para ti. —le dijo Menma, con una sonrisa cálida.

Sorprendentemente, Ayami extendió sus pequeñas manitas para tomar el juguete y dejó de llorar por un instante, mirándolo con curiosidad. Pero solo fue un momento de paz antes de que volviera a hacer pucheros y comenzara a llorar de nuevo.

Boruto se rió, intentando disimular.
— Bueno, hoy Ayami es una pequeña diva. —comentó, mirando a sus padres con una sonrisa divertida.

Naruto, riéndose también, asintió.
— Parece que alguien ha decidido hacer de este su día especial. —bromeó, mientras acariciaba suavemente la cabecita de Ayami.

Sasuke, quien observaba a su familia, intentó pensar en qué más podían hacer.
— Quizás necesita salir un rato. Podríamos dar un paseo al parque. El aire fresco le hará bien, —sugirió, mirando a Naruto con una sonrisa.

Naruto asintió, contento con la idea.
— ¡Perfecto! Vamos todos al parque entonces! —dijo, cargando a Ayami mientras intentaba consolarla.

La familia se preparó y salieron juntos hacia el parque. Durante el camino, Ayami continuó protestando, alternando entre momentos de calma y llantos. Cuando llegaron, Boruto y Menma corrieron hacia los juegos, mientras Naruto y Sasuke se quedaron con Ayami, meciéndola suavemente mientras caminaban.

— Bueno, Ayami, ya estás en el parque, ¿te sientes mejor ahora? —preguntó Naruto, haciéndole una pequeña caricia en la mejilla. Sin embargo, la pequeña aún parecía algo molesta.

Sasuke suspiró, y Naruto aprovechó el momento para darle un beso rápido en los labios.

— ¿De verdad? ¿Aquí, Naruto? —dijo Sasuke, tratando de no sonrojarse demasiado.

— Ay, Sasuke, solo un beso. Además, mira, ¡Ayami está sonriendo! —respondió Naruto, riéndose al notar que la pequeña parecía distraída con ellos.

Al final, Ayami comenzó a calmarse mientras Sasuke y Naruto caminaban con ella, disfrutando del tiempo en familia. Entre bromas y risas, la pequeña terminó durmiéndose en brazos de Sasuke, quien la acunaba con una expresión tranquila.

— ¿Ves? Solo necesitaba que nos relajáramos también, —dijo Naruto, con una sonrisa satisfecha.

Sasuke asintió, observando a su hija dormida.
— Creo que todos necesitábamos un poco de paz hoy. —rió Sasuke suavemente.

Así, el día de berrinches de Ayami terminó en un momento de tranquilidad y unión familiar, recordándoles que, incluso en los días difíciles, siempre podrían encontrar formas de reconfortarse mutuamente.

Un Destino Inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora