Soy Olivia Benson, un gusto

- Cap. 78 -

En medio de la noche, la frustración pesaba como un yugo sobre los hombros de Julieta. Sin pensar, había dejado la oficina, dejando atrás las miradas interrogativas de sus compañeros. No podía soportar estar en el mismo lugar que Olivia y Elliot, su pecho apretado por la tensión que había escalado entre ellos. Las lágrimas brotaron mientras caminaba, la constante incomprensión de Olivia hacia ella hacían que su pecho se estrujara, y en un impulso casi instintivo, se dirigió a casa.

Al llegar, la casa estaba en silencio. Fin, había cuidado de Noah, y por un momento, Julieta se sintió agradecida. Sin hacer ruido, subió las escaleras, sintiendo que cada paso era un alivio, una distancia entre ella y el caos que había dejado atrás. Se asomó a la habitación de su hijo, y allí estaba Noah, profundamente dormido, con una expresión de paz que le robó el aliento.

Se sentó en el borde de la cama, acariciando suavemente su cabello. Las lágrimas cayeron silenciosamente mientras recordaba lo que realmente importaba. Estar con él, ser la madre que siempre había querido ser, era lo único que la motivaba. Se quedó allí por horas, sintiendo cómo la frustración se disolvía lentamente en la calidez de su amor maternal.

Cuando finalmente se sintió más en calma, Julieta sabía que debía volver al trabajo. Al caer la mañana, se despertó temprano y preparó el desayuno para los tres. Mientras la fragancia del café llenaba la cocina, su mente seguía reflexionando sobre lo sucedido. La casa se sentía extraña así, sin su esposa, sin esa sensación de estar en familia, de estar en un hogar, no en una simple casa más.

Mientras Fin se preparaba para llevar a Noah al colegio, su teléfono vibró. Era un mensaje de Isobel, preocupada por su ausencia. "¿Estás bien? Te hemos extrañado en la oficina", decía. Julieta dudó un momento antes de responder: "No podía estar en el mismo lugar que Olivia y Elliot. Necesitaba tiempo".

Isobel respondió rápidamente, entendiendo el peso de su mensaje: "Está bien. Solo asegúrate de no tomarte mucho tiempo. Te necesitamos". Las palabras de Isobel resonaron en su mente mientras preparaba la comida.

Después de llevar a Noah al colegio, Julieta y Fin se encontraron en el camino de regreso a casa. La conversación fluyó naturalmente mientras conducían, y pronto Fin se dio cuenta de que su hermana necesitaba hablar.

—¿Cómo va todo? —preguntó, mirando de reojo a Julieta.

—La situación es complicada —admitió Julieta, con una mezcla de cansancio y desánimo—. Todo lo que hace Elliot me saca de quicio. A veces siento que no soy suficiente.

Fin frunció el ceño, comprendiendo que la situación era más que solo un conflicto de trabajo. —Sabes que no es cierto. Olivia te ama, y tú eres una gran madre. Pero es difícil, ¿verdad? Especialmente con Elliot de vuelta.

—Sí, es como si tuviera que demostrarme a mí misma que puedo lidiar con todo esto —respondió Julieta, sintiendo la presión en su pecho—. Quiero hacer bien mi trabajo y, al mismo tiempo, ser una buena esposa. Pero cuando veo a Olivia y Elliot, siento que estoy en una pelea que no puedo ganar.

Fin asintió, sintiendo la carga que llevaba su sobrina. —A veces, simplemente tienes que dejar ir el peso. No tienes que hacerlo todo tú sola. ¿Por qué no hablas con Olivia? Dile cómo te sientes.

—Es más complicado que eso —dijo Julieta, apretando el volante—. Incluso lo intenté, pero siempre termina en una discusión. Ella está tan atrapada en su propia lucha con Elliot que parece que se olvida de mí. No sé si podré soportar otro enfrentamiento.

Fin pensó por un momento antes de responder. —Tal vez no se da cuenta de lo que estás sintiendo. Puede que necesiten un espacio para hablar sin que Elliot esté presente. No tengas miedo de ser honesta. Eso es lo que importa... sé que conoces bien su relación por todo lo que te conté en su momento, incluso cuando aún no los conocías a ninguno de ellos personalmente, al igual que sé que quizá ahora que los ves personalmente, entiendes todo lo que alguna vez te dije