- Cap. 98 -

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La noche en el hospital había sido tranquila, al menos en comparación con lo que habían pasado días atrás. Olivia dormía profundamente, y Julieta, aunque agotada, no podía permitirse descansar del todo. Su mente seguía en alerta, repasando mentalmente cada detalle de la investigación y pensando en cómo la vida de ambas había cambiado tan drásticamente. Tenía la sensación de que algo más estaba por venir.

El teléfono de Julieta vibró sobre la pequeña mesa junto a la cama de Olivia. Era Jubal. Su tono, a pesar de lo tarde que era, transmitía urgencia.

—Julieta, necesito que vengas. Tenemos actividad importante en una casa de un barrio vinculado a uno de los arrestados por tu secuestro. Puede que esto sea grande.

Julieta se sentó en silencio, tratando de no despertar a Olivia, quien aún dormía profundamente. Sabía que dejarla no sería fácil, pero su deber y su instinto la llamaban.

—Paso a buscarte en quince minutos. ¿Estás lista? —continuó Jubal.

—Sí. Te veo en la entrada —respondió Julieta sin dudar, tomando un bolígrafo y una hoja de papel para dejarle a Olivia una nota breve. "No te preocupes, estaré de vuelta pronto. Te amo", escribió. Luego, se vistió rápidamente con la ropa que había llevado al hospital.

Al salir, un vehículo del FBI ya la esperaba frente a la entrada. Subió al coche en silencio, encontrándose con OA, Maggie y Stuart, quienes ya estaban listos para la operación. El viaje fue rápido, pero en esos minutos de trayecto, repasaron cada detalle que habían reunido. Durante el camino, OA le iba informando la situación mientras en la parte trasera de la camioneta, Maggie terminaba de preparar el armamento.

—Es una casa discreta en un barrio residencial, pero estamos convencidos de que está vinculada a uno de los arrestados —explicó OA, mirando los documentos en su tablet—. Uno de los familiares podría estar involucrado en otro secuestro, o están planeando algo grande. Los movimientos recientes indican algo importante.

Stuart asintió desde el asiento del conductor.

—La vigilancia ya ha reportado actividad en la zona. Estamos seguros de que hay rehenes en el lugar. Lo que no sabemos es cuántos ni en qué estado están. Necesitamos entrar rápido y con precisión.

Julieta, observando el paisaje urbano pasar por el parabrisas, mantuvo la mente clara. La misión la absorbía, pero no dejaba de pensar en Olivia, quien aún descansaba en el hospital.

—Tenemos que hacerlo bien. No sabemos a cuántos más pueden haber involucrado ni hasta dónde han llegado con esta operación —añadió Julieta, apretando la correa de su chaleco antibalas—. Sea lo que sea, lo detenemos esta noche.

El coche frenó bruscamente en una calle tranquila, donde varios vehículos del FBI ya estaban en posición. El equipo se movía con rapidez, y Julieta no perdió tiempo en equiparse con todo lo necesario: chaleco, casco, protección facial. Los cascos cubrían gran parte de su rostro, dejando solo sus ojos a la vista. Aunque llevaba todo el equipo necesario para su seguridad, su mente estaba completamente en el objetivo.

—Equipo, escuchen —la voz de Maggie resonó por el comunicador—. Nos dividiremos en dos grupos. OA y Julieta entrarán por la parte trasera. Stuart y yo iremos por el frente. Tenemos reportes de que hay varios hombres armados dentro. No queremos riesgos innecesarios. Si ven algo sospechoso, actúen con cautela.

Julieta asintió, su respiración firme bajo el casco. Sabía que la situación era crítica, y cualquier error podría ser fatal para los rehenes. A través de los pequeños callejones, ella y OA se movieron en completo silencio hasta la puerta trasera de la casa. El resto del equipo se posicionó estratégicamente en los alrededores, encubiertos entre las sombras.

Soy Olivia Benson, un gustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora