- Cap. 96 -

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Julieta despertó lentamente, sintiendo el calor suave de Olivia a su lado. Los primeros rayos del amanecer entraban tímidamente por la ventana de la habitación del hospital, iluminando el espacio con un tono cálido y tranquilo. Se había quedado dormida abrazando a Olivia, después de largas horas hablando sobre el caso y compartiendo teorías. Al girar su cabeza, vio el rostro de Olivia, que aún dormía, con una expresión serena. Julieta sonrió para sí misma, apreciando ese raro momento de calma.

No quería moverse, pero sabía que debía hacerlo. Lentamente, y con todo el cuidado posible para no despertarla, Julieta se deslizó hacia un lado de la cama. Sus pies tocaron el suelo frío, y se estiró en silencio, sus músculos agradeciendo el movimiento. Se quedó sentada a un lado de la cama por un momento, recogiendo sus pensamientos, cuando escuchó la voz suave de Olivia.

—¿Jules?

Julieta giró su cabeza inmediatamente, y sus ojos se encontraron con los de Olivia. Estaba despierta, pero aún parecía algo cansada. Olivia le sonrió débilmente.

—Ayúdame a sentarme.

Julieta asintió, se levantó y con cuidado colocó un brazo alrededor de los hombros de Olivia, ayudándola a moverse hacia el borde de la cama. Olivia hizo una mueca de dolor leve al moverse, pero no se quejó, manteniendo la calma. Julieta se aseguró de que estuviera bien apoyada antes de soltarse y luego, con delicadeza, se colocó entre las piernas de Olivia, haciendo espacio en medio.

—Aquí estoy —dijo suavemente, envolviendo a Olivia en un abrazo cálido.

Las manos de Julieta recorrieron la espalda de Olivia, en un gesto que reflejaba más que protección, sino también la necesidad de sentirla cerca. Olivia apoyó la barbilla en el hombro de Julieta, y ambas se quedaron así por unos momentos, respirando el mismo aire, sintiendo la misma calma. Era un abrazo que hablaba más de lo que las palabras podían expresar.

—Sabes que no tienes que ser tan fuerte todo el tiempo, ¿verdad? —susurró Olivia, rompiendo el silencio. —Estoy aquí para ti también.

Julieta sonrió, y después de unos segundos se separó lo suficiente para mirarla a los ojos. Con una mano suave, acarició el rostro de Olivia, sus dedos recorriendo la curva de su mandíbula y su mejilla, en una caricia llena de amor.

—No tienes ni idea de cuánto necesitaba conocerte —dijo Julieta, con un tono suave pero cargado de emoción.

Olivia la miró con una mezcla de curiosidad y cariño.

—¿A qué te refieres?

Julieta suspiró y bajó la mirada por un momento, como si estuviera organizando sus pensamientos, antes de continuar.

—No sé si ya te lo he contado antes, o tal vez solo lo he mencionado por encima, pero cuando te conocí, estaba en uno de los momentos más difíciles de mi vida. —Julieta hizo una pausa, sus palabras pesadas por el recuerdo—. Venía de un equipo policial donde, aunque tenía buen rendimiento, siempre fui tratada de forma despectiva. Nunca me aceptaron por completo... era como si siempre hubiera algo mal conmigo solo porque venía de otra ciudad. Y, bueno, recibí comentarios... comentarios que dolieron más de lo que debería haber permitido.

Olivia frunció el ceño, una mezcla de tristeza y empatía llenando su mirada, pero permaneció en silencio, dejando que Julieta continuara.

—Ya estaba cargando con demasiadas cosas. Todos los problemas familiares, los golpes que había recibido antes... —Julieta tragó saliva, como si sus emociones estuvieran justo al borde—. Fin es el único de mi familia que de verdad me ha demostrado que me quiere, que está ahí para mí. Pero perder a Johnny fue... como perder una parte de mí misma. No solo era mi mejor amigo, era como un hermano. Era mi compañero en todo, y su pérdida me dejó completamente destrozada.

Soy Olivia Benson, un gustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora