La puerta de la habitación de Olivia se cerró lentamente detrás de Julieta, y el aire en la sala pareció volverse más denso. Elliot acababa de salir, y aunque la discusión seguía rondando en su cabeza, Julieta intentó enfocarse. Estaba allí por Olivia.
Al verla, recostada en la cama, con los ojos entreabiertos y el cansancio pintado en su rostro, un nudo se le formó en la garganta. Era tan distinto verla así, vulnerable, después de haberla visto tan fuerte en medio del caos. Julieta avanzó en silencio hasta la cama.
Olivia abrió los ojos un poco más, enfocando lentamente en Julieta, como si necesitara un segundo para procesar que su esposa estaba realmente ahí, a salvo.
—Jules... —murmuró Olivia, su voz rasposa pero llena de alivio. Extendió una mano hacia ella, y Julieta no dudó en tomarla, sintiendo el peso de la situación.
—Estoy aquí, Liv —respondió Julieta, acercándose a la cama, acariciando con suavidad el dorso de la mano de Olivia, sus ojos llenos de preocupación. Lentamente, llevó su otra mano a la muñeca vendada de Julieta, sus dedos rozando las marcas.
—¿Cómo... cómo salimos de ahí? —preguntó Olivia, su mirada llena de una mezcla de confusión y gratitud. Aún parecía estar procesando lo que había ocurrido.
Julieta bajó la vista hacia las vendas, sus dedos se apretaron ligeramente alrededor de la mano de Olivia, pero le sonrió suavemente, tratando de tranquilizarla.
—Lo hicimos, Liv. Estamos fuera. Tú, yo... juntas. No importa cómo, lo logramos.
Olivia soltó un suspiro largo, su cuerpo relajándose, como si las palabras de Julieta fueran justo lo que necesitaba escuchar. Cerró los ojos por un momento, disfrutando de la simple presencia de su esposa a su lado. Julieta, en cambio, dejó que su mirada recorriera el rostro de Olivia, sus dedos subieron con delicadeza por el brazo de ella, acariciando su piel como si intentara borrar todo el dolor que habían vivido.
—No te vayas, Jules... —susurró Olivia, con los ojos aún cerrados—. Quédate conmigo.
Julieta asintió, sin decir palabra, y se inclinó hacia ella, dejando un suave beso en su frente, disfrutando del contacto que tanto había extrañado. Estaban juntas, por fin.
Olivia abrió los ojos, observando las vendas en las muñecas de Julieta nuevamente. La preocupación se deslizó por su rostro.
—¿Y tú? ¿Cómo estás? —preguntó Olivia, acariciando suavemente las marcas—. No te hicieron más daño, ¿verdad?
—Estoy bien —respondió Julieta, aunque sabía que ambas habían sido golpeadas emocionalmente—. Solo unos rasguños... no es nada que no pueda manejar.
Se quedó en silencio un segundo, antes de recordar lo que Olivia seguramente estaba queriendo saber.
—Noah está bien, Liv —dijo con una sonrisa—. Fin y Amanda se aseguraron de eso. Está seguro, y tú también lo estarás.
Una lágrima rodó por la mejilla de Olivia, y Julieta la atrapó antes de que pudiera caer al colchón. Olivia sonrió débilmente, su cuerpo sintiendo finalmente el alivio de saber que, a pesar de todo, estaban bien.
El resto del mundo dejó de importarles. Era solo ese momento, las caricias suaves entre ellas, los besos en las manos, los dedos deslizándose por el cabello de Olivia. Era un momento de paz, el primero después de tanto sufrimiento.
Si había algo que Julieta había aprendido con el tiempo era a entender las miradas y expresiones de su esposa. Cada gesto, cada mirada, cada sonrisa, podía reconocerlas perfectamente, sabiendo que Olivia es una persona bastante cerrada, saber leerla era algo muy importante.

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Soy Olivia Benson, un gusto
RawakUna joven oficial con un pasado difícil, un presente firme y un futuro muy prometedor. Una sargento con una vida difícil, muy dedicada a su trabajo. Dos mujeres con pasado difícil, muy trabajadoras y buenas oficiales. ¿Pasara algo cuando se encuentr...