- Cap. 85 -

50 11 0
                                    

La luz tenue de la habitación iluminaba de forma intermitente el rostro de Julieta. Con un leve movimiento, abrió los ojos y miró a su alrededor. Olivia dormía profundamente a su lado, su respiración suave y constante, pero el semblante de su esposa mostraba el cansancio que ambas llevaban encima. Julieta no quería despertarla, no aún. Mientras su mente luchaba por despejarse, sus ojos se posaron en la cadena que la mantenía atada.

Un leve resplandor captó su atención; la unión con la pared parecía algo gastada. No era frágil, pero con un poco de perseverancia, podría llegar a romperla. Julieta sintió que una chispa de esperanza se encendía en su interior, y decidió que no podría permitir que Olivia lo supiera. No quería darle falsas esperanzas.

Mientras se concentraba en su tarea, la presión del tiempo comenzaba a hacerse sentir. La desesperación también comenzaba a extenderse por fuera de sus muros. En las oficinas del FBI, la búsqueda de ambas había tomado un giro más urgente tras el movimiento en las redes sociales y la cobertura mediática.

—El tiempo corre en nuestra contra —dijo Fin, mientras miraba las pantallas de su computadora. La imagen de Noah, quien permanecía en casa de la prometida de Fin, ocupaba sus pensamientos. El niño, cada vez más preocupado, había dejado de querer ir al colegio. La falta de empatía de otros niños y sus burlas debido a la orientación de sus madres lo habían afectado profundamente. Fin suspiró, sintiendo un nudo en su estómago—. Necesitamos encontrar algo, y rápido.

Jubal, sentado frente a él, revisaba documentos con frenesí.

—Las últimas ubicaciones de señal han sido rastreadas —anunció Jubal—. No nos dan la ubicación exacta, pero tenemos algo.

—Eso es un inicio —respondió Fin, intentando mantener el optimismo—. Necesitamos algo más para dar con ellas. 

— OA, Maggie, vayan a esa zona, sean cuidadosos y vean todo con mucha atención, cualquier información puede ser crucial. —Jubal envió a dos de sus agentes quienes se movieron rápidamente

En la sala de prensa, el rostro de Isobel reflejaba la angustia que sentía por sus amigas y colegas. Las palabras que había compartido ante los medios resonaban en su mente; había enfatizado el impacto que Olivia y Julieta habían tenido en la comunidad. Pero la presión de la situación se hacía palpable.

Mientras tanto, en la celda, Julieta se esforzaba por concentrarse en su cadena, tratando de ignorar el dolor que aún sentía de la paliza anterior. Su mente se llenó de recuerdos de las risas compartidas con Olivia, de su vida antes de esta pesadilla. La puerta se abrió de golpe, y un secuestrador arrojó una ración de comida. Julieta se sobresaltó, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

—Coman —dijo el hombre, su voz áspera—. No queremos que mueran antes de que puedan hablar.

Olivia despertó de golpe al escuchar el sonido de la puerta. Sus ojos se encontraron con los de Julieta, y una ola de preocupación la inundó al ver a su esposa en ese estado.

—Jules, ¿estás bien? —preguntó Olivia, intentando levantarse.

Julieta rápidamente se acercó a ella, forzando una sonrisa.

—Estoy bien, Liv. Solo un poco cansada.

Sin embargo, la debilidad de Olivia era evidente. Julieta sabía que debía cuidar de ella.

—Tienes que comer —insistió Julieta, empujando la ración hacia Olivia—. Una de nosotras tiene que mantenerse lo mejor posible.

Olivia sacudió la cabeza, su mirada fija en Julieta.

—No, tú necesitas más energías. Estoy bien. Prefiero que tú comas.

—No, tú primero —replicó Julieta, firme—. Ya he comido un poco antes. Además, yo puedo aguantar un poco más.

Al final, tras un momento de tensión, Olivia cedió y tomó un pequeño bocado.

—Está bien —dijo Olivia, aceptando—, pero solo si tú comes algo también.

Julieta sonrió levemente y tomó un trozo para compartir. Aunque el alimento era escaso, lo dividieron entre ambas, intentando mantener el ánimo lo mejor posible. Con cada bocado, Julieta se sintió un poco más fuerte, mientras observaba a Olivia comer con avidez, como si cada bocado fuera un acto de resistencia.

Olivia terminó de comer y, con la mirada cansada, se dejó caer de nuevo contra la pared.

—Necesito dormir un poco más —murmuró, y Julieta asintió, comprendiendo que el tiempo pasaba lento en aquella celda.

—Descansa, mi amor.. 

A medida que la conciencia de Olivia se desvanecía de nuevo en el sueño, Julieta volvió a centrarse en su cadena. Con un renovado sentido de propósito, comenzó a trabajar en la unión, su mente llena de determinación. Las cadenas podrían mantenerla físicamente atada, pero su espíritu no se rendiría. Tenía que sacar a Olivia de ahí, no solo por su propia libertad, sino por la vida que anhelaban juntas.

Fuera de la celda, el equipo del FBI seguía trabajando incansablemente. La presión aumentaba, pero la unión que sentían por el bienestar de sus colegas se hacía más fuerte. La esperanza de encontrar a Olivia y Julieta aún brillaba en sus corazones, y no se detendrían hasta lograrlo.

En la casa de Fin, la situación era tensa, el detective no sabía que más hacer para darle ánimos a Noah. El niño animado y parlanchín que Julieta había criado, se fue con ella.

La frustración de Fin al igual que la de su prometida fue enorme al ver como el niño ya no quería volver al colegio por culpa de sus compañeros. Aunque algunos trataron de animarlo, un grupo de ellos totalmente desubicados, hicieron burla de la sexualidad de ambas mujeres, ignorando por completo que el pobre niño solo podía pensar en el miedo que sentía de que estas nunca volvieran. 

Jubal, una de las cabezas mas frías en toda la situación, trataba de pensar en el siguiente movimiento del equipo,  pero estaba igual que todos, no podía sacar nada de ningún lado, no tenía ningún tipo de información, así que mientras se esforzaba por mantener a su equipo trabajando en cualquier mínima pista, trataba también de mantener a Stuart e Isobel firmes, ya que estos eran los mas golpeados por la situación. 















































Soy Olivia Benson, un gustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora