- Cap. 77 -

52 12 0
                                    

La noche había caído sobre la ciudad, el frío aire otoñal colándose por las rendijas de la oficina del FBI. El equipo había terminado de analizar los últimos informes y se retiraba lentamente. Julieta permanecía sentada en su escritorio, su mirada perdida en los papeles frente a ella, pero su mente en otro lugar. La reciente confrontación con Elliot seguía fresca en su memoria. Aunque había tenido razón sobre las pistas, la tensión entre ellos había dejado un sabor amargo.

Stuart ya se había ido, y el bullicio de la oficina se había desvanecido casi por completo, hasta que escuchó unos pasos suaves detrás de ella. Olivia se acercaba, su expresión ligeramente tensa, aunque mantenía esa fachada calma que siempre llevaba en situaciones difíciles.

—¿Tienes un minuto? —preguntó Olivia, con un tono que no daba lugar a que Julieta se negara.

Julieta asintió, aunque sabía que esa charla no sería del todo placentera. Olivia tomó asiento en la silla frente a ella, exhalando con cansancio antes de empezar.

—Vi lo que pasó hoy con Elliot... —dijo Olivia, haciendo una pausa como si buscara las palabras adecuadas—. Solo quiero que... tengas un poco de paciencia con él. Está pasando por mucho, ya lo sabes.

Julieta frunció el ceño, sorprendida de que esa fuera la apertura. Se enderezó un poco, cruzando los brazos sobre su pecho, como si tratara de protegerse de lo que venía.

—¿Paciencia? —repitió, su tono claramente molesto—. ¿Paciencia con él, Olivia? ¿Acaso viste cómo me habló? Se puso salvaje primero, y yo solo le respondí. Si alguien necesita paciencia, es él, no yo.

Olivia suspiró, intentando mantener la calma.

—Sé que fue duro, pero tienes que entender que Kathy es un tema muy delicado para él. Siempre ha sido... impulsivo, especialmente cuando se trata de ella. Solo quiero que trates de no avivar más el fuego, que lo manejes de manera más suave.

Esas palabras cayeron como un peso sobre Julieta. No era la primera vez que sentía que Olivia, de alguna forma, defendía a Elliot, y esta vez no estaba dispuesta a pasarla por alto. Había una distancia entre ellas, algo que Olivia no parecía querer ver, pero que Julieta ya no podía ignorar.

—¿Más suave? —repitió con incredulidad—. ¿Es en serio, Olivia? Me estás pidiendo que sea yo quien ceda, cuando él fue el que me atacó. Siempre es lo mismo con él, siempre tengo que ser yo la que dé un paso atrás. ¿Y sabes por qué? Porque tú siempre lo defiendes. Siempre.

Olivia abrió la boca para protestar, pero Julieta continuó, sin poder contener lo que había estado guardando por mucho tiempo.

—No importa lo que haga, siempre va a estar bien porque es Elliot, ¿no? —dijo, su tono cargado de amargura—. Y yo solo tengo que quedarme callada y aguantar porque está pasando por un mal momento, porque lo de Kathy es doloroso. ¿Y qué hay de mí, Olivia? ¿Cuándo es mi turno de que me defiendas a mí?

El silencio que siguió fue denso, casi sofocante. Olivia no esperaba esas palabras, y por un momento, no supo cómo responder. Julieta la miraba fijamente, su mirada intensa, llena de una mezcla de dolor y frustración. Olivia había estado tan enfocada en tratar de mantener la paz entre todos, que no se había dado cuenta de cuánto estaba lastimando a la persona que más amaba.

—No es que lo defienda... —comenzó Olivia, pero su voz sonaba más débil de lo habitual—. Solo quiero que las cosas en el equipo vayan bien. No quiero que haya más tensiones de las necesarias. Y Elliot... él es complicado, pero...

Julieta negó con la cabeza, interrumpiéndola.

—¿Y yo? —preguntó, su voz más baja, pero cargada de emoción—. ¿Cuándo vas a estar de mi lado, Olivia? Siempre te preocupas por que Elliot esté bien, pero yo... yo también estoy aquí, tratando de mantenerme en pie mientras él me ataca. ¿Sabes lo que me dijo cuando nos quedamos a solas? —Julieta tomó aire, eligiendo cada palabra con cuidado—. Me dijo que no soy suficiente para ti. Que le sorprendía que te conformaras conmigo. Que soy poca cosa para alguien como tú... no sabía que hacer o que decir realmente, traté de confrontarlo, hice lo que pude para no dejarme pisotear por él.. supongo que tiene razón ¿No..? Si fuera suficiente, me defenderías a mi, no a él

Las palabras golpearon a Olivia como una bofetada, y su rostro se contrajo en una mezcla de sorpresa y dolor. Abrió la boca, pero no encontró palabras de inmediato.

—Y no te lo dije antes —Julieta continuó, su voz ahora temblando con una mezcla de furia y tristeza—. No te lo conté porque sabía que estarías de su lado, como lo haces ahora. Siempre es Elliot primero, y yo... yo siempre soy la que tiene que aguantarlo todo.

Olivia se quedó en silencio, su expresión reflejaba una creciente sensación de culpa. Sabía que había cometido errores, pero la intensidad del dolor de Julieta la tomó completamente por sorpresa.

—No sabía que te había dicho eso —murmuró Olivia, con la voz quebrada, pero Julieta ya no podía contener más su frustración.

—¡Exacto, no lo sabías! Y aun así me pides que tenga paciencia, que sea más suave. No puedo, Olivia. No puedo seguir así —respondió Julieta, levantándose de su asiento y apartando la silla con un golpe seco.

El silencio entre ellas era ensordecedor. Julieta no esperó una respuesta, simplemente agarró su abrigo, dispuesta a salir de la oficina. Olivia se levantó rápidamente, intentando alcanzarla.

—Julieta, espera... no te vayas así —le suplicó, pero el dolor en la voz de Julieta era inquebrantable.

—No quiero seguir discutiendo esto —dijo Julieta, sin mirar atrás—. No ahora. No puedo.

Y sin decir más, se marchó, dejando a Olivia sola en la fría oficina, sintiendo que la distancia entre ellas solo había crecido más.

















Soy Olivia Benson, un gustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora