Julieta parpadeó lentamente, sintiendo el leve peso de las cobijas sobre su cuerpo, mientras el dolor en sus muñecas y la fatiga muscular le recordaban lo vivido. Estaba sola en la habitación de hospital, un silencio pesado la envolvía. Miró alrededor, reconociendo el ambiente clínico que tanto había visitado por su trabajo, pero esta vez la situación era distinta: estaba del otro lado.
La puerta se abrió suavemente, revelando a una enfermera que entró con una sonrisa cálida.
—Buenos días —dijo la enfermera mientras revisaba su tabla—. ¿Cómo te sientes? Te ves mucho mejor.
Julieta asintió, aclarando su garganta antes de responder con una voz algo rasposa. —Mejor... Solo un poco cansada.
—Es normal después de lo que pasaste. Ya te hemos revisado, y aunque tienes heridas en las muñecas y algunos golpes de la pelea, en general estás bastante bien. Lo que más nos preocupaba era la falta de comida e hidratación, pero te hemos puesto suero. Estás en condiciones estables, por suerte —explicó mientras verificaba los monitores a su alrededor.
Julieta, a pesar de sus palabras, no podía evitar sentir la ansiedad apoderándose de su pecho. Sabía que Olivia no estaba en la misma situación, y cada segundo que pasaba sin verla solo hacía que la preocupación creciera.
Cuando la enfermera terminó y se disponía a salir, Fin apareció por la puerta. Esperó pacientemente a que la enfermera se retirara antes de acercarse a su sobrina.
—¿Cómo estás, Jules? —preguntó con una mezcla de alivio y preocupación mientras se sentaba a su lado.
Julieta exhaló pesadamente. —He tenido mejores días... ¿Y Olivia? ¿Cómo está? —preguntó rápidamente, sin rodeos.
Fin hizo una pausa, buscando las palabras. —Está estable, pero aún está siendo monitoreada de cerca. Quieren asegurarse de que no haya complicaciones...
Julieta observó a Fin con una mezcla de ansiedad y esperanza.
—¿Pudiste hablar con ella? —preguntó, su voz temblando levemente.
Fin suspiró, mirando a su sobrina con una expresión que era una mezcla de orgullo y preocupación.
—No mucho, está... está bastante sedada, Jules. Pero la están cuidando bien, le están haciendo todos los estudios necesarios.
Julieta asintió, aunque el nudo en su pecho no se deshacía. Apretó las sábanas entre sus manos, intentando mantener la calma, pero su frustración comenzaba a asomar.
—No puedo... —su voz se quebró un poco—. No puedo dejar de pensar en lo que ella tuvo que pasar. Yo estaba ahí, luchando, pero ella... no sé cuánto soportó. No sé qué le hicieron.
Fin se inclinó hacia adelante, tomando la mano de Julieta con suavidad.
—Lo sé, Jules. Y la conoces, es fuerte. Pero ahora tú también tienes que serlo. Están haciendo todo lo que pueden, y lo mejor que puedes hacer es seguir manteniéndote firme para cuando ella despierte. Va a necesitarte entera, ¿entiendes?
Julieta asintió lentamente, pero sus ojos seguían llenos de preocupación. Sabía que Fin intentaba ayudarla, pero la sensación de impotencia la consumía.
—No puedo dejar de pensar... ¿y si...?
—No pienses en el "y si". Piensa en el ahora. Ahora ella está aquí, está viva, y va a salir de esta. Igual que tú lo hiciste —Fin le dio una suave palmadita en la mano, tratando de transmitirle algo de seguridad—. Y cuando ella despierte, lo único que va a querer es verte a su lado, no viéndote caer en pedazos. Lo peor ya pasó, ahora hay que dejarla descansar y recuperarse, que las cosas no estén perfectas, no quiere decir que algo vaya a salir mal.

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Soy Olivia Benson, un gusto
AcakUna joven oficial con un pasado difícil, un presente firme y un futuro muy prometedor. Una sargento con una vida difícil, muy dedicada a su trabajo. Dos mujeres con pasado difícil, muy trabajadoras y buenas oficiales. ¿Pasara algo cuando se encuentr...