Capitulo 25

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Rachel se había encargado de distribuir a los invitados en la mesa ella ocupó el lugar de Grace, para estar más cerca de la cocina, y Richard se sentó a la cabecera; como siempre. Scott y Aarón estaban sentados en un lado y Britt y Santana en el otro aunque de vez en cuando ella notaba los ojos de Santana mirándola, para su decepción, ésta no hizo ningún intento de tocarla por debajo de la mesa.
A Rachel no se le pasó por alto la nueva imagen amish de su amiga miró a Santana alzando una ceja, pero ésta ignoró a su hermana y se concentró en la servilleta de hilo.

Antes de empezar a comer, Richard les pidió que se dieran las manos para bendecir la mesa al darle la mano a Santana, a Britt le pasó la corriente e, instintivamente, se soltó los ojos de halcón de Rachel tampoco se perdieron detalle esta vez, pero no dijo nada, sobre todo porque Britt volvió a darle la mano a Santana en seguida

—Padre, te damos gracias por este día y por los muchos dones que hemos recibido. Gracias por nuestro país, nuestro hogar y la comida que vamos a tomar. Gracias por mi hermosa familia y por poder estar juntos; por mi preciosa esposa, el amor de mi vida...— Seis pares de ojos se abrieron al unísono cinco de ellos se volvieron hacia la cabecera de la mesa un par de ojos grises se cerraron y una mano los cubrió. Había sido un lapsus. Las palabras se le habían escapado sin pensar, después de tantos años de repetirlas pero el efecto fue inmediato y dramático los hombros de Richard empezaron a temblar.

—Oh, Dios mío —murmuró Britt.

Rachel salió disparada a abrazar y consolar a su padre, intentando contener las lágrimas. Aarón acabó la plegaria por Richard como si no hubiera pasado nada cuando dijeron «Amén», casi todos se secaron alguna lágrima empezaron a pasarse el pavo, las verduras y el puré de patatas de Scott excepto Santana, que permaneció inmóvil, con los puños apretados a los costados, mientras era testigo de las lágrimas de su padre adoptivo, por debajo de la mesa, Britt le buscó la rodilla con la mano al ver que no protestaba ni hacía muecas, la dejó allí al cabo de un rato, ella le tomó la mano y le dio un apretón. Britt notó que el cuerpo de Santana se relajaba antes de soltarla durante el resto de la cena, Santana mantuvo el pie enlazado con el de ella, en secreto mientras disfrutaban de una tarta de calabaza comprada en la tienda, Richard le contó a Britt que en enero se trasladaría a Filadelfia para iniciar una nueva vida iba a trabajar como investigador en el Centro de Neurociencia del hospital de la Universidad de Temple

— ¿Has vendido la casa?

Richard desvió la vista hacia Santana antes de volver a mirar a Britt—-Sí, he comprado un piso cerca de Rachel y Aarón en Filadelfia podré centrarme en la investigación y no tendré que dar clases. Creo que aún no ha llegado el momento de retirarme, pero sí me apetece mucho cambiar de actividad.

Britt se entristeció al pensar que la casa iba a pasar a otras manos, pero en voz alta apoyó la decisión de Richard «Por eso Santana quiere ir a pasear esta noche por el huerto.» —Bueno, Santana, ¿por qué no le cuentas a todo el mundo lo de tu viaje a Italia? —Richard le dirigió una sonrisa orgullosa a su hija adoptiva.

Varias cosas pasaron a la vez Rachel y Aarón se volvieron hacia Britt, que siguió comiendo la tarta de calabaza como si no pasara nada, tratando de que no se le notara que se había quedado de piedra, Santana le buscó la mano por debajo de la mesa mientras apretaba tanto los dientes que a ella le pareció oírlos

—¿Te vas a Italia? —Preguntó Scott— Ojalá yo también tuviera un fondo de inversiones que me permitiera irme de viaje me encantaría ir a Italia —-añadió, guiñándole un ojo a Britt.

Richard miró a Santana expectante, y Britt vio que ésta luchaba para disimular el enfado que sentía antes de responder: —-Me han invitado a dar una conferencia en la Galería de los Uffizi, en Florencia —respondió con sequedad.

El infierno de Santana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora