Capitulo 52

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Unos días más tarde, Lucy recibió un correo electrónico de Britt anunciándole su compromiso. Fue como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Leerlo una y otra vez no mejoró la situación, pero de todos modos lo hizo. No era que quisiera torturarse, pero necesitaba que su nuevo estatus le quedara indeleblemente grabado en la mente.

Querida Lucy:

Espero que estés bien siento haber tardado tanto en responder a tu último mensaje. El doctorado es más puñetero de lo que pensaba y siempre pienso que no estoy al nivel de lo que me piden, pero me encanta (Por cierto, gracias por recomendarme los libros de Ross King No tengo mucho tiempo para leer estos días, pero lo sacaré de donde sea para leer La cúpula de Brunelleschi.)

Una de las razones por las que tengo poco tiempo para leer o hacer cualquier otra cosa es porque estoy prometida Santana me pidió que me casara con ella y le he dicho que sí.Queríamos casarnos cuanto antes, pero no hemos conseguido que nos hicieran hueco en la basílica de Asís hasta el veintiuno de enero Santana tiene contactos entre los franciscanos; por eso hemos conseguido que nos dejen la basílica tan pronto.

Soy muy feliz Me gustaría que fueras feliz por mí.

Enviaré la invitación a tu apartamento de Toronto También invitaremos a Katherine Picton.
Si no puedes o no te apetece venir, lo entenderé, pero para mí es importante invitar a la gente que quiero Santana ha alquilado una casa en Umbría para que los invitados puedan alojarse antes y después de la boda nos encantaría que vinieras sé que a mi padre le gustaría volver a verte.

Has sido la mejor de las amigas espero poder pagarte todo lo que has hecho por mí algún día.

Con afecto, Brittany

Posdata: Santana no quería que te lo mencionara, pero fue ella quien convenció a la profesora Picton para que supervisara tu tesis Santana no es tan mala como pensabas, ¿no crees?

La gratitud de Lucy ante la generosidad de Santana no borró el dolor que sentía al saber que había perdido a Britt Otra vez.

Sí, ya la había perdido anteriormente, pero antes del retorno de Santana había mantenido la esperanza de que ella cambiara de opinión, por muy remota que fuera esa posibilidad. Y saber que iba a casarse con ella le dolía mucho más que si le hubiera dicho que se casaba con cualquier otra tipa llamada Santana, Como Santana la fontanera o Santana la ama de casa.

Pocos días después, Britt recibió un paquete en su casillero de Harvard. Al ver que se lo enviaban desde Essex Junction, Vermont, lo abrió en seguida.

Lucy le enviaba una edición especial de El conejo de terciopelo. Además de una dedicatoria en la guarda delantera que le llegó al corazón, había una carta en su interior.

Querida Brittany:

Tus noticias me han dejado de piedra Felicidades.

Gracias por invitarme a la boda, pero no podré ir Mi padre sufrió un ataque al corazón hace unos días y está en el hospital Yo estoy ayudando en la granja (Por cierto, mi madre dice que te dé recuerdos. Te está haciendo algo como regalo de bodas. ¿Adónde quieres que lo envíe cuando esté terminado? No seguirás viviendo en el campus después de la boda, ¿no?)
Desde la primera vez que te vi, quise que fueras feliz. Que tuvieras más confianza en ti misma. Que tuvieras una buena vida. Te lo mereces y odiaría verte tirar esas cosas a la basura.

No me consideraría una buena amiga si no te preguntara si López es lo que quieres en la vida No deberías conformarte con nada que no sea lo mejor para ti. Si tienes la más mínima duda, no deberías casarte con ella.

Te prometo que estoy tratando de actuar como una amiga y no como una gilipollas resentida.

Tuya, Lucy

Brittany dobló la carta con tristeza y la guardó dentro del libro.

El infierno de Santana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora