Esa reunión ha sido una auténtica conjura de necios —dijo Soraya, reclinándose en su asiento en el bar del hotel Windsor Arms.
Britt asintió, preguntándose si eso la convertía en Ignatius Reilly, el protagonista del libro, o si Ignatius era Santana y ella era Myrna Minkoff.
El barman les sirvió unos martinis acompañados de unas tapas —por cuenta de la casa— y una sonrisa Tras guiñarle un ojo a Soraya, que era clienta habitual, regresó a la barra.
Tras beber un buen trago, ésta se acomodó en el asiento—Mi consejo es que presentes una demanda contra Quinn Fabray por intento malicioso y que lo hagas cuanto antes las leyes universitarias contemplan la protección de los estudiantes ante este tipo de acusaciones fraudulentas.—No estoy segura de querer ganarme su enemistad.
Soraya se echó a reír con ironía— ¿Qué más puede hacerte? ¿Hervir a tu mascota, como la protagonista de Atracción fatal?
Britt se encogió—Mira, si presentas una demanda contra ella, le estarás cortando las alas no hace falta que la llevemos hasta el final, pero hará que tanto la señorita Fabray como el doctor Aras lo piensen dos veces, me contaste que había acusado a Santana de acoso sexual ¿No te apetece devolverle el golpe?
—Lo único que quiero es que todo esto acabe de una vez no entiendo por qué me denuncia, si yo no tengo nada que ver con ella.
—Por lo que hemos oído hoy, creo que sus motivaciones están muy claras te ha acusado de acostarte con tu profesora para lograr tus objetivos académicos y, al mismo tiempo, ha acusado a tu novia de tratar de hacer lo mismo con ella es una maniobra muy inteligente, porque no necesita que las dos demandas prosperen, basta con la tuya para atacaros a las dos.
Britt palideció— ¿Qué quieres decir?
—Te está forzando a admitir que mantuviste una relación con tu profesora entonces, la universidad puede castigaros a las dos por confraternización. O es maquiavélicamente brillante o alguien la ha asesorado.
Britt acarició la copa con un dedo y respiró hondo para no marearse.
Soraya bebió un nuevo trago—Necesito una lista de todas las personas a las que el doctor Aras puede llamar y de todas las cosas que pueden decir en tu contra las pruebas que tiene son de poca entidad, pero todas juntas podrían convencer a un jurado de que Santana te hizo favores a causa de vuestra relación.
Britt se mordió el labio inferior.
—No te preocupes todavía —continuó Soraya— Centrémonos en defendernos de esta demanda y ya nos preocuparemos más adelante si hace falta. A causa de los sindicatos, la administración es muy cautelosa a la hora de juzgar a personal a sueldo de la universidad de momento, seguirán investigando. Sólo atacarán si lo ven muy claro.
» Mientras tanto, deja que presente una demanda contra esta tal Quinn Fabray de ahora en adelante, Santana y tú deben ser muy prudentes nadie debe verlas juntas en público, David las vigilará de cerca y, presumiblemente, interrogará a todas las personas que hayan estado en contacto con ustedes.
Britt negó con la cabeza al pensar en sus compañeros siendo llamados a testificar sintió náuseas—De acuerdo, pon la demanda no creo que sirva para nada más que para enfurecerla, pero tú eres la abogada.
—Excelente—Con una amplia sonrisa, Soraya se acabó el resto de su martini.
Esa misma tarde, al salir del ascensor de casa de Santana, Britt se cruzó con su vecino francocanadiense e intercambiaron una breve pero educada inclinación de cabeza antes de que ella abriera con su llave y entrara en el apartamento.