capitulo 25

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«Algo huele a podrido en Dinamarca.» Soraya se apoyó en el lavabo del servicio de señoras mientras su clienta lloraba sentada en una silla Sacó la BlackBerry de la cartera y revisó los correos recibidos antes de volver a guardar el aparato—Conozco a John Si de él hubiera dependido, Santana no habría abierto la boca le habría puesto una demanda a la universidad y habría tratado de demostrar que todo había sido culpa tuya nunca habría aceptado este resultado—Miró a su clienta con severidad— ¿Sabes si hay algo? ¿Algún secreto que Santana no quiere que salga a la luz? ¿Algo extremadamente dañino para su imagen?
Britt negó con vehemencia. Había consumido drogas, pero eso quedaba en el pasado, igual que su promiscuidad y su experiencia con la profesora Singer Por supuesto, estaba la insignificante cuestión de los grabados de Botticelli comprados en el mercado negro, pero a ella no se le ocurriría contarle esa información a nadie y menos aún a Soraya— ¿Estás segura? —insistió la abogada, con los ojos entornados.

—No hay ningún secreto—Britt sorbió por la nariz y se sonó con un pañuelo de papel.
Soraya se apartó la melena oscura por encima del hombro—En ese caso, debe de ocultarte algo a ti también No puedo imaginar qué podría ser más negativo para su imagen que una relación inadecuada con una alumna. Pensaba que no os habíais acostado hasta el final del semestre.

—Y así es.

—Entonces, ¿por qué les ha dicho que estabais juntas mientras aún eras su alumna?

— ¿Crees que la despedirán?

—No—Soraya soltó el aire con fuerza—López tiene plaza fija y el catedrático la apoya. Se notaba en su lenguaje corporal Aunque David Aras es un cabrón pretencioso ¿Quién sabe lo que pasa por su cabeza?

— ¿No crees que Santana haya mentido para protegerme?

La abogada reprimió una sonrisa condescendiente. No hubiera sido adecuado sonreír en ese momento—Los seres humanos somos egoístas se estaba protegiendo a sí misma. O bien trataba de ocultar algún secreto que no quería que saliera a la luz, o bien ha intercambiado la confesión por clemencia. Santana se ha rebelado contra John y se ha negado a que éste la defendiera de los cargos De no ser así, aún estaríamos sentadas en esa sala.

Britt se acercó al lavabo y se lavó las manos y la cara, tratando de ponerse un poco presentable.

Soraya la miró negando con la cabeza—No quiero ser cruel pero, francamente, no creo que se merezca tus lágrimas.

— ¿A qué te refieres?

—Estoy segura de que has sido una distracción excitante, un contraste interesante con sus otras mujeres supongo que te habrá dicho cosas bonitas para que te acostaras con ella y mantuvieras la boca cerrada pero no puedes fiarte de mujeres como ella nunca cambian—Al ver la expresión horrorizada de Britt, siguió hablando—: No pensaba decírtelo, pero una amiga mía se enrolló con ella un par de veces Se conocieron en una discoteca hará un año y acabaron follando en el lavabo.

»Un día, el otoño pasado, la llamó por teléfono y volvieron a enrollarse, pero después no volvió a llamarla nunca más Fue como si hubiera desaparecido del mapa—Soraya la miró fijamente— ¿Por qué ibas a querer estar con alguien así? Probablemente se haya estado tirando a otras mujeres a tus espaldas mientras estaba contigo.

—No la conoces, No la juzgues —la defendió ella, en voz baja pero agresiva.

La abogada se encogió de hombros y buscó el pintalabios en el bolso.

Britt cerró los ojos y respiró hondo, tratando de procesar la nueva información «Santana y yo empezamos a vernos en otoño ¿Se estaba acostando con otras mujeres mientras me enviaba flores y correos electrónicos? ¿Me mintió sobre Paulina?» No sabía qué creer el corazón le decía que lo creyera a ella, pero no podía negar que Soraya había plantado la semilla de la duda en su mente.

El infierno de Santana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora