Capitulo 27

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Kitty entró en la cocina y se detuvo con los brazos cruzados sobre los pechos, apoyándose en el marco de la puerta Britt se quedó mirando su hermosa cara de ojos azules y pelo rubio largo, sin creerse lo que estaba viendo al convencerse de que no lo estaba imaginando, dio un grito y salió corriendo hacia la puerta, tratando de sortearla la mano de Kitty se apoyó en el otro lado del quicio, barrándole el paso Britt tuvo que agarrarse de su brazo para no caerse hacia atrás—Por favor —le rogó—, déjame salir.

— ¿Qué manera es ésta de recibirme después de todo este tiempo? —Kitty le sonrió, retirando el brazo y enderezándose.

Britt se encogió de miedo junto a la puerta, buscando a su alrededor un lugar por donde escapar aunque no era alta, Kitty resultaba muy intimidante la arrinconó y, una vez la tuvo segura en una esquina, le dio un gran abrazo— ¡Kitty, suéltame! —exclamó ella, tratando de escapar y de respirar.

Kitty apretó con más fuerza, esbozando una sonrisa malvada—Vamos, Britty, relájate un poco.

Britt siguió resistiéndose— ¡Tengo novia! ¡Suéltame!

—Y a mí qué me importa que tengas novia—Se acercó mucho a su cara y ella temió que fuera a besarla pero no lo hizo se frotó íntimamente contra su cuerpo y la toqueteó, riendo al ver su expresión de asco—Vaya, sigues siendo fría como el hielo creía que tu novia tal vez te habría curado—La miró de arriba abajo con lujuria—Al menos, sé que no me estoy perdiendo nada aunque me parece insultante que le hayas dado a ella lo que no quisiste darme a mí.

Britt se apartó y fue hasta la puerta principal abriéndola, le hizo un gesto para que se marchara—Vete no quiero hablar contigo Papá volverá en cualquier momento.

Kitty se le acercó lentamente, como una loba acechando a un cordero—No me mientas sé que se acaba de marchar al parecer han tenido problemas en la bolera alguien ha quemado el edificio tardará horas en volver.

Britt parpadeó nerviosa— ¿Cómo lo sabes?

—Lo he oído por la radio estaba en la zona, así que me ha parecido el momento ideal para venir a visitarte.

Britt trató de mantener la calma, mientras analizaba sus alternativas era inútil salir corriendo, porque Kitty la atraparía en seguida y se enfadaría aún más por otra parte, si permanecía en la casa, tenía alguna posibilidad de coger el móvil, que estaba en la cocina con una sonrisa falsa y un tono amable más falso todavía, dijo: —Has sido muy amable de venir a verme pero las dos sabemos que lo nuestro se acabó tú conociste a otra persona y ahora eres feliz con ella dejemos el pasado atrás, ¿no te parece?

Estaba tratando de que no se notara lo nerviosa que estaba y no lo estaba haciendo mal hasta que Kitty se acercó y le acarició el pelo con ambas manos, llevándose mechones a la nariz para olerlos—No fue una cuestión de felicidad. Era sólo sexo. Ella no es de ese tipo de chicas que puedes llevar a casa de tus padres a cenar. Tú, al menos, eras presentable. Aunque me decepcionaste mucho.

—No quiero hablar de eso.

Kitty agarró la puerta y la cerró de un portazo—No he acabado. Y no me gusta que me interrumpan.

Britt dio un cauteloso paso atrás—Lo siento, Kitty.

—Dejémonos de gilipolleces las dos sabemos por qué estoy aquí. Quiero las fotos.

—Ya te dije que no las tengo.

—No te creo—Le cogió el collar con una mano y la atrajo hacia ella— ¿De verdad quieres jugar a este juego? He visto lo que tiene Natalie y sé que las fotos existen si me las das ahora, seguiremos siendo amigas pero no me provoques no he conducido tres horas para aguantar tus chorradas no me importa cuántos collares de perlas te pongas. ¡No vales nada! —exclamó, tirando de nuevo del collar.

El infierno de Santana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora