Primera parte: Sin movimientos.
Había un claro en medio de un bosque. Era un gran claro en el cual se podía poner un gran asentamiento de casas. En medio de todo habia un rio que divide el poblado en dos que desembocaba en un gran lago que tenía una meseta kárstica. Un lugar alejado de los peligros. Un lugar en el cual un joven de cabellos rojos se despertaba.
¿Su nombre?
Ryu.
Pero no se despertó por voluntad propia. Un pregonero del pueblo gritaba a viva voz que se despertasen todo el pueblo puesto que la fiesta de las dos lunas estaba por comenzar.
Cada cuatro años el ciclo lunar coincide con el lago y este crea un reflejo en el cual hace parecer que existen dos lunas. Una en el cielo y otra en el lago. Sin lugar a dudas era un evento remarcable para la gente de este pueblo ¿Verdad? Si que lo era. Y se podía ver por el entusiasmo que ponía la gente para montar dicho evento. Grandes palos decorados, pintura por los suelos, calabazas en las calles.
Era algo precioso.
Ryu se vistió con ropa simple que le permitían una gran movilidad, poniendo marcha para encontrarse con sus amigos. Los nombres de sus amigos eran John y Max. John siendo el más tranquilo del grupo y Max el más bromista.
Sin duda eran los mejores amigos que podía tener allí.
Al salir lo estaban esperando como era costumbre. La luz de la mañana le cegó en un principio pero se acostumbró rápidamente al sol.
Todos los ciudadanos adultos estaban preparando el pueblo para la fiesta de esa noche. Era la celebración que esperaban con más ansias y Ryu y sus amigos no eran la excepción.
—¿Qué decis? Hagamos un rato el vago hasta la hora de la celebración— Dijo Ryu con una agradable sonrisa.
—Si tu lo dices lo haré— Respondio John.
—Estaba esperando que dijeras eso, pedazo de imbecil— Dijo Max mientras le pegaba un puñetazo en el estomago a Ryu— El último que llegue a la montaña me llevara a cuestas a la vuelta.
—¡Oye!— dijo Ryu mientras comenzaba a correr.
Los tres comenzaron a correr cruzando el pueblo, esquivando a la gente, saltando por encima de los carros que eran tirados por animales de carga. Sin lugar a dudas eran ágiles para su edad. Finalmente salieron del pueblo los tres y comenzaron a correr atravesando un pequeño bosque hasta que finalmente llegaron a la montaña. La montaña tenía un sendero que subía hasta un pequeño acantilado con las vistas de todo el pueblo. Sin lugar a dudas era una vista maravillosa.
Los tres amigos solo tenian afán de divertirse. Y aquella charla intrascendente lo dejaba entrever demasiado bien.
—¿Sabéis?— Comenzó Ryu a hablar— Quiero salir de este pueblo. Quiero vivir aventuras. Ser un héroe— Una brisa sopló y movió ligeramente su pelo dejando ver su oreja acabando un poco en punta.
Sus dos amigos intentaron mantener la cara seria pero no tardaron en comenzar a reírse de él. Un sueño infantil para alguien infantil
El tiempo pasó y la noche se cernía en el horizonte. Casi era la hora del tan aclamado evento. Ryu despertó a sus dos amigos y comenzó a caminar a paso ligero.
El bosque por la noche pese a ser pequeño era un lugar tenebroso en el cual cualquier cosa podía acechar en la oscuridad. Una oscuridad que cada vez era más presente.
—No tengáis miedo, no pasa nada— Dijo Ryu.
Al girarse ninguno de sus dos amigos estaba presente. Habían desaparecido de pronto. Comenzó a llamarles diciendo que dejaran las bromas pero no responden. El viento comenzó a silbar. El silbido se intensificaba hasta que finalmente algo comenzó a susurrar al joven a sus odios.
"Ven. Ven a mi"
Se giró pero no había nada. Posiblemente fuera algo que se había imaginado. Si. ¿Pero y sus amigos?... No estaban por ninguna parte. Esperaba que fuera una broma que le estaban gastando pero...
Las cabezas en un avanzado estado de descomposición de sus amigos estaban allí ¿Como? Pero pero estaban vivos hace un segundo ¿Porque había pasado algo así? Comenzó a vomitar al instante de ver esta situación. Sus ojos comenzaron a llorar mientras no sabía que estaba pasando. Miraba sus manos sin saber cómo reaccionar ante tal dantesco suceso.
Gritaba mientras no podía creer lo que estaba viendo.
Shasta se encontraba tumbado en su cama mientras el despertador del móvil sonaba. Había soñado con algo interesante. Alguien de pelo rojo lo estaba pasando mal. Había visto todo lo que había pasado y estaba feliz. Había disfrutado del sueño y la risa se hizo presente en su habitación.
Su habitación se encontraba completamente destruida. No era un lugar al que a él le gustase estar pero era el sitio donde podía descansar. Era el sitio donde nadie podía juzgarle y podia ser el.
Comenzó a vestirse con una chaqueta marrón abierta y pantalones vaqueros junto a unas simples zapatillas. Oh qué sencillo era todo para él.
Una sensación comenzaba a subirle desde el estómago hasta la boca. Las ganas de vomitar se hicieron presente y vomitó en mitad de su habitación como si no le importara.
Tampoco es que le importase mucho puesto que su más antiguo recuerdo es de hace dos semanas. Una luz que lo envolvía y que le hizo despertarse en la cama.
La gran ciudad de concreto se hacía presente. Grandes edificios que rascaban los cielos cubiertos de ventanas. Los postes eléctricos y los automóviles. Una ciudad del progreso más avanzada en este punto que ninguna. Pero no conocían que existía un universo lleno de vida pues estaban completamente alejados de todos. No había ningún portal Seikihei en ese planeta. Demasiado lejos de cualquier civilización. Demasiado lejos de los extintos Eldarianos. Ese era el planeta Yolco.
Pero ¿Cómo iba a importarle a Shasta esto si ni siquiera sabía que había nada más? Solo era un joven lleno de odio. Locura. Y sin embargo se embarcaba a explorar el vasto mundo que era Yolco como si fuera un recién nacido que acaba de aparecer. Cosa que prácticamente podía ser debido a que lleva dos semanas consciente.
Su pelo rubio reflejaba la luz del sol cegando a algunos viandantes que caminaban en la calle. Pero nada es tranquilo y menos ese dia.
Para desgracia de ellos unos ladrones asaltaron a Shasta quien pasaba de ellos sin preocuparse. Sin embargo los ladrones no pasaban.
—Niñato ¿Barrio equivocado imagino?
No hubo respuesta.
—Te estoy hablando— Dijo mientras le agarraba del cuello de la chaqueta. Shasta Sonreía— No veo porque has de reirte.
—Solo me río porque encontré al grupo de tres ladrones que mataré hoy.
Shasta metió la mano en su bolsillo y de un rápido movimiento le clavó un Cutter en el ojo. El ladrón estaba gritando de dolor mientras Shasta sacaba su ojo de la cuenca y lo aplastaba con su mano.
—Ahora toca el segundo ojo. Pero tranquilo no te lo aplastare— Sonrió mientras metía los dedos dentro de la cuenca del otro ojo y lo sacaba sin romper las terminaciones nerviosas. El ladrón comenzaba a verse a sí mismo y comenzaba gritar de terror— Shhh. Tranquiloooo— Comenzó a reírse.
Uno de los otros ladrones se lanzó a ayudar a su amigo pero no podia tocar a Shasta. El aura rodeaba su ser pero este era incapaz de percibirla. No era un ser excepcional. No podía comprender las cosas de las divinidades. Solo era un ser normal y corriente.
El ladrón gritaba de terror mientras Shasta comenzaba a abrirle el estómago con las manos. Clavando las uñas y poco a poco sacandole las tripas. Era un mortal normal y corriente así que murió prácticamente al instante del shock.
Shasta aumentó más el nivel de su aura y pulverizó a los otros ladrones sin complicación.
Era algo sencillo pero que no sabia como lo hacía. Sus poderes escapan a la comprensión de todos.
Sin embargo Shasta colapso por el uso excesivo de su aura cayendo en un profundo sueño.
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La saga de los Guerreros de Fuego.
AksiHace mucho mucho tiempo no existía nada, pero sin saber como (cosa que yo sí sé que ha pasado, solo que no es el momento de contarlo) apareció el universo... ¡ANDA QUE NO HAN PASADO COSAS EN ESTE UNIVERSO! La historia que voy a contar hoy estará di...