Capítulo 10: El final de Ury.

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Las piezas han sido colocadas para el último movimiento del universo. Finalmente Shasta había llegado al planeta Ury. Aun siendo una aventura de media hora en el planeta Ury habían pasado varios días debido a la relatividad del tiempo.

La gravedad de Ury era mayor que la de otros planetas. Se notaba que eran los primeros creados y no se regían por la estandarización del espacio tiempo que tenían el resto del mundo. Si bien todas las razas se podían adaptar al resto de horarios el planeta de los Urianos era el único que funcionaba completamente diferente al resto.

Así siempre pasaba el mismo tiempo para el resto de planetas y era más sencillo de controlar para los dioses y Regis.

Aunque ahora estén todos muertos.

Shasta puso su pie de nuevo en la hierba y se alegró de que el frío hubiese acabado. Aun siendo de noche estaba más a gusto aquí que en el páramo helado de antes.

Comenzó a intentar encontrar el aura de Sanda quien por alguna razón le resultaba alguien interesante. Tras una pequeña búsqueda la encontró y vio que estaba en una simple cueva.

Puso rumbo a donde estaba su conocida. y llegó al cabo de pocos minutos.

—Veo que aquí te has resguardado.

Sanda se sorprendió.

—Finalmente has venido, Shasta— Dijo sonriendo pero percatandose de que el pelo del que creía que era su hermano ahora es rojo— Tu cabello... Es diferente.

—¿Eh?— Dijo sorprendiendose— Oh pues no me había dado cuenta la verdad.

—Siempre igual de tonto, Shasta.

—Bueno.. Digamos que he tenido una buena maestra...— Dijo mientras al momento pensaba porque diablos había respondido así.

Shasta se sentó en el suelo al lado de Sanda.

—¿Y al final qué quieres hacer aquí?

—Ojalá pudiese traer el caos a este mundo.

—Oh... ¿Así que hablas de destruirlo?— Dijo mientras invocaba el Loto Oculto.

—Eso es imposible.

Aumentó su nivel de aura a niveles imposibles y clavó el loto oculto en el suelo mientras el suelo comenzó a temblar. Todo el planeta concretamente.

—Clave mi espada en el núcleo del planeta... Creo que le quedaran treinta minutos hasta que explote— Dijo con una sonrisa.

—Eres increíble— Soltó una risa burlesca.

Shasta puso a Sanda a su espalda y llegó al Portal Seikihei en dos minutos. La bajo rápidamente y la joven se recompuso al ver la velocidad.

—Si que eres rápido— Sonrió la muchacha— Creo que esto podría ser un nuevo comienzo.

La saga de los Guerreros de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora