Capítulo 4.

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By Bill :

Me levanté por la mañana sintiendo como mi maldito cuerpo me reclamaba unas horas más de descanso, me pesaban los ojos, no los podía abrir del todo, me dolía la cabeza, estaba completamente molido.

Me gire en la cama a duras penas y le di un azote con la mano abierta al maldito despertador sobre el velador para que dejara de hacer ese fastidioso ruido que me estaba provocando un estallido en la cabeza y bufe, maldiciendo a la vida por haberme hecho pobre y sin dinero.

-Despierta, Gerard... Hora de levantarse dormilón. -Le dije perezoso, estirando mi cuerpo para salir del aturdimiento.

Apesar de mi mal humor cuando me despertaba, siempre me daba gusto hacerlo a su lado, Gerard era demasiado meloso por las mañanas, así que me di la vuelta, buscándole en la cama para recibir mis primeras caricias matutinas.

-¿Gerard?. -Abrí los ojos haciendo un esfuerzo enorme al no encontrarle con mis manos y mi sorpresa, fue ver sus espacio vacío.

Me senté en la cama de manera precipitada, mirando todo a mi alrededor, la habitación seguía a oscuras, solo se colaba un hilo de escasa luz desde la ventana a través de las cortinas.
Me levanté inmediatamente de la cama al recordar lo sucedido la noche anterior, la fiesta de Gustav, el reencuentro con los de la banda y ese hombre tan misterioso que le había cambiado el humor drásticamente a Gerard, incluso más que Tom.
Me dirigí al baño corriendo atropelladamente con piernas temblorosas, pero al abrir la puerta, Gerard tampoco estaba allí.
Mierda, comencé a desesperarme, volví a correr desde el baño hasta la puerta de mi habitación, salí del cuarto de esa misma forma exaltada y corrí por el pasillo del departamento hasta la sala, sintiendo como el pánico emergia en mi interior.
Me detuve precipitadamente al llegar allí y notar un bulto sobre el sofá, encendí la luz rápidamente y le vi allí, dormido en el sofá, en posición fetal, acurrucado con Snuff y usando su cazadora de cuero como colcha para ambos.

Solté un respiro aliviado, sintiendo como poco a poco la tranquilidad regresaba en mi interior. Caminé lentamente hasta llegar a su lado y Snuff se levantó al notar mi presencia, se salió de los brazos de Gerard para bajar del sofá y saludarme.
Me senté en la mesita de centro, justo en frente de Gerard y Snuff se sentó a mi lado, observandome con la mirada entristecida, sin hacer alboroto como era su costumbre, seguramente se daba cuenta que su dueño no estaba bien y me reclamaba por haberlo dejado solo.
Acaricie su cabeza mirándole y sonriendo, el perro era tan genuino que rápidamente comenzó a lamerme y moverme su cola sin rencores.
Gerard al sentir los latigazos de la cola de Snuff chocar por todos lados, comenzó a moverse en el sofá y volví a mirarle esperando a que me viera. Abrió sus ojos repentinamente y me observó con atención, para luego sonreír por haberme encontrarme allí.

-Buenos días. -Le dije en un susurro y llevé mi mano hasta su cabeza para acariciar su cabello alborotado. Su sonrisa no se iba, al contrario, cada vez se ensanchaba más. Estiró su cuerpo en el sofá de manera perezosa y dio la vuelta quedando boca arriba sin dejar de mirarme.

-Buenos días, Bill. -Me respondió con suavidad y con la voz carrasposa. Tomó mi mano sobre su mejilla y le dio un delicado beso para luego sostenerla en su pecho.
Me bajé de la mesa y me hice espacio en el sofá para sentarme a su lado justo en un hueco al lado de su torso.

-No fuiste a la cama... Me preocupe cuando me desperté y no te vi allí. -Le dije con la voz susurrante, reclamándole pero sin tono de enfado.

-Me quedé dormido en el sofá, no me di cuenta en que momento... Perdón por preocuparte... No quise hacerlo. -Lo miré a los ojos con pena, sabía que a Gerard le ocurría algo y tenía tanto miedo de volver a preguntarle que era, que preferí guardar silencio y comerme mi intriga y mi preocupación.

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