Me convertí en el príncipe heredero del Imperio Mexicano - Volumen I

Capítulo 98: Secuelas de la guerra III

"¡Mátenlos! ¡Esos malditos salvajes!"

¡Bang! ¡Bang, bang!

¡Hiiiiiiiii!

"Maldita sea. Parece que esos yankees finalmente han perdido la cabeza."

Potznakwahipu soltó una maldición.

"Parece que han decidido tomárselo en serio."

Estados Unidos, que antes los había dejado tranquilos sin intentos reales de represión, había cambiado.

El número de su caballería seguía aumentando, e incluso llevaban revólveres de seis tiros similares a los que usaban los mexicanos.

"Es hora de mostrarles que no hemos estado descansando estos últimos cuatro años."

Finalmente cruzaron la línea de vigilancia.

En la llanura, donde solo se oían los sonidos de los que perseguían y los perseguidos, de repente empezaron a resonar otros cinco o seis sonidos más.

"¡Maldita sea! ¡Nos hemos adentrado demasiado! ¡Retirada! ¡Retírense!"

El oficial de la caballería estadounidense, al oír los sonidos, se dio cuenta de que algo iba mal, pero los que estaban persiguiendo ya habían comenzado a rodearlos para contraatacar.

No solo eso, también se acercaban grupos de caballería comanche desde la izquierda, la derecha y la retaguardia.

De seguir así, solo les esperaba la muerte por cerco.

"¡Rompan el cerco! ¡Si no lo logran, morirán!"

En una situación normal, habrían expulsado a los enemigos de manera más moderada, pero confiar demasiado en los refuerzos recientes y los revólveres distribuidos a toda la caballería les llevó a adentrarse demasiado, y ese fue su error fatal.

'¿Es posible que estos salvajes puedan moverse con tanta estrategia?'

Con las fuerzas y el armamento actuales, no habrían temido enfrentarse al doble de los guerreros comanches que estaban persiguiendo. Sin embargo, el número de los que se aproximaban no era el doble; era mucho mayor.

"¡No se apartan! ¡Si seguimos así, chocaremos!"

"¡Divídanse y eviten el choque!"

Los soldados estadounidenses comenzaron a dividirse en dos grupos para evitar la colisión, pero la caballería comanche que avanzaba desde la retaguardia también se dividió en dos.

"¡No queda otra opción! ¡Todo o nada! ¡Disparen los revólveres antes de chocar!"

Los guerreros comanches, que normalmente evitaban un enfrentamiento directo, no estaban dispuestos a apartarse esta vez después de haber cerrado su retaguardia. Después de todo, habían venido preparados para esto.

¡Bang, bang, bang, bang!

Poco después de que los revólveres dispararan frenéticamente...

¡Boom!

Finalmente, las dos caballerías chocaron.

"¡Ugh!"

Los que fueron atravesados por lanzas cayeron de sus caballos, y comenzó el combate cuerpo a cuerpo.

"¡¿De dónde diablos sacaron estos salvajes armas de metal como estas?!"

Incluso había algunos con armaduras.

"¡No los enfrentes! ¡Sigue retrocediendo!"

"¡Pe, pero!"