Me convertí en el príncipe heredero del Imperio Mexicano - Volumen I

Capítulo 102: Flota del Pacífico III

Después del "incidente del buque de hierro," Japón comenzó a experimentar cambios significativos.

Cinco puertos especificados en el tratado:

Hakodate, Niigata, Yokohama, Hyogo y Nagasaki comenzaron a llenarse de barcos provenientes del Imperio Mexicano.

[¡Compra ilimitada de oro! ¡Pagamos un 20% más que el precio de mercado!]

Los comerciantes mexicanos compraban oro sin restricciones.

Durante los primeros tres meses tras la apertura de los puertos, los barcos de una empresa llamada Recursos Mora llegaron primero y compraron oro a precios un poco más altos que el estándar existente, sin causar grandes fluctuaciones. Sin embargo, con el tiempo, llegaron barcos de otras compañías.

La competencia entre los comerciantes por adquirir oro hizo que los precios se dispararan verticalmente.

"Con todo lo que ha subido, todavía está en una proporción de 8 a 1. Comparado con los precios internacionales, sigue siendo absurdamente bajo, ¿no crees?"

"Es cierto. El estándar internacional es de 15 a 1. Es sorprendente que, incluso comprándolo tan barato, los precios estén subiendo tan lentamente."

Los dos comerciantes mexicanos estaban obteniendo ganancias inesperadamente enormes.

Solo con cargar sus barcos con la abundante plata de México y comprar oro en Japón, podían adquirirlo a la mitad del precio que costaba en su propio país. Sería un tonto quien no lo hiciera.

"Por lo que he oído, aunque el territorio de Japón no es grande, su población es aproximadamente el doble que la de nuestro Imperio Mexicano."

"¿Qué? ¿Es eso cierto? Pensaba que para un país no desarrollado, su economía era considerablemente grande, pero resulta que es una nación más grande de lo que creía."

"Es algo bueno para nosotros. Eso significa que hay más personas para vender nuestros productos, más oro disponible y más bienes que podemos comprar."

"Así es... pero, ¿qué bienes podríamos comprar aquí? ¿Hay algo realmente valioso para llevarnos?"

Sorprendentemente, los japoneses aceptaban con facilidad las nuevas mercancías. Los productos traídos desde México se vendían bien, y, aunque el precio del oro siguiera subiendo, el comercio seguía siendo rentable. Pero, ¿qué productos podían comprar allí?

Aunque había arroz y productos básicos de seda y lino, no parecían ser lo suficientemente competitivos para exportarlos a México.

"Jejeje, amigo mío, parece que te has quedado desactualizado. No es algo que pueda contarte gratis, jeje."

"¡Oh, no te pongas así! Hemos colaborado durante años. Si la información vale la pena, me aseguraré de recompensarte bien. Ahora, dime."

"Sabes que el Reino Unido está en guerra con Qing, ¿verdad?"

"Por supuesto."

"Pues, a pesar de la guerra, se puede comerciar en Macao, que pertenece a Portugal. Eso significa que no es necesario regresar al continente; puedes cambiar el oro que compras en Japón por plata directamente allí."

"Si el precio del oro en Macao sigue el estándar internacional, ¿entonces...? Ah, ¡claro! Usarías esa plata para volver a Japón, comprar arroz y seda, y luego venderlos en Macao. Los precios en el continente chino deben haberse disparado debido a la guerra."

"Exactamente. Aún no he ido, pero se dice que vender los productos japoneses en Macao te garantiza, como mínimo, el doble de lo que pagaste. Es hora de actuar."