Capítulo 177: Colombia VI

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La habitación oscura iluminada por la luz de las velas.

El arzobispo de la arquidiócesis de Bogotá, Manuel José Mosquera y Arboleda, se encontraba frente a Esteban Espinosa.

Esteban, no hace mucho tiempo, había sido parte del ataque al ejército de Pedro Morales, uno de los líderes de la iglesia en Nueva Granada, y de Diego Sánchez, un gran terrateniente. Sin embargo, cuando las circunstancias cambian, también lo hacen los enemigos y los aliados.

La habitación estaba oscura, pero la conversación entre ellos era amigable.

"Jajaja, si a nuestro apoyo se le suma el liderazgo del general Esteban, no hay nada que temer."

General Esteban.

Uno de los dos arzobispos en Nueva Granada lo llamaba "general" y lo exaltaba.

Esteban respondió con una sonrisa.

"Aunque en algún momento estuvimos en desacuerdo, al final nuestros objetivos son los mismos. La estabilidad y prosperidad de este país. Abramos una nueva era para ello."

La alianza entre la iglesia y los terratenientes, fuerzas conservadoras de Nueva Granada, ya había sido derrotada una vez por los revolucionarios, pero eso no significaba que su poder hubiera desaparecido por completo.

Aunque era difícil enfrentarse a los revolucionarios con fuerza militar, ellos aún poseían grandes riquezas, plantaciones, empleados y peones, siendo pequeños señores con un gran poder.

Esteban pensó que había ganado al obtener su apoyo, pero la oposición fue mucho mayor de lo que esperaba.

"¡¿Qué es esto?!"

El joven oficial de la revolución, Bravo, cuestionó a Esteban.

"¿Va a convertirse en el portavoz de la iglesia y los terratenientes? ¡Ellos fueron los principales defensores del viejo orden que nuestra revolución quería derrocar!"

También hubo oposición entre los compañeros de la causa de la independencia.

"Bravo, estamos en una encrucijada, donde debemos decidir el destino de la nación. Es importante mantener la pureza ideológica, pero también debemos enfrentar la realidad."

"¿Realidad? ¿Es nuestra realidad someterse a los privilegios de los terratenientes y clérigos?"

Bravo, con voz agitada, desafió a Esteban.

Esteban miró a Bravo.

Un joven de veinte años que se unió a los revolucionarios sin más que su cuerpo. ¿Cuán fervientes serían sus convicciones? Esteban había lidiado muchas veces con tipos como él.

"Escucha, teniente Bravo. ¿Quieres que matemos y eliminemos a todos los clérigos y terratenientes de este país? Como ya dije esta mañana, no les he prometido nada. Porque ellos nunca podrían apoyar a los anexionistas. Con un simple apretón de manos y sin prometerles nada, he ganado millones de votos. ¿Acaso tú podrías conseguir millones de votos sin ningún tipo de promesa?"

Esteban usó su rango para presionar a Bravo.

"..."

Mientras el confundido teniente Bravo se quedaba sin palabras, Esteban habló suavemente.

"Es solo una alianza temporal. Te prometo que no traicionaré la causa de la revolución."

"...Entendido."

Esteban calmó a los miembros de la causa de la independencia con sus elocuentes palabras, pero no podía calmar a todos los que ya sabían lo que sucedía.

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio Mexicano - Volumen IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora